Capítulo 36

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—Mina, ya ha llegado.

Kim Dahyun se había quedado en el vano de la puerta del dormitorio de Mina, donde su jefa estaba tumbada en un diván. Las cortinas estaban corridas. La habitación estaba fresca y en penumbra. La secretaria habló en voz baja y con lentitud, como habían hecho todos los que se habían dirigido a ella hoy, como si temieran que un ruido repentino pudiera provocar que Mina se rompiera en mil pedazos igual que un cristal. Tal vez tuvieran razón.

—Le he pedido que espere en la sala de estar —dijo Dahyun—. Tómate el tiempo que necesites antes de bajar. Ha dicho que esperaría.

Mina se incorporó en el diván y deslizó los pies en los zapatos.

—No me importa hablar con él ahora, aunque no sé qué puedo contarle hoy que no le contara ayer.

El detective Namjoon había permanecido en su casa prácticamente hasta medianoche. Había dedicado parte de ese tiempo a interrogarla. El resto del tiempo, tanto él como su silencioso compañero y el resto de agentes de policía habían estado entrando y saliendo de la biblioteca, haciendo lo que fuera que solían hacer las autoridades en el escenario de un presunto crimen.

Hablaban entre sí en murmullos, la miraban de reojo, de vez en cuando le pedían información. Una amable agente de policía le había preguntado si había alguien a quien quisiera llamar.

—Alguien que pueda venir a hacerle compañía esta noche.

Ni Jackson ni ella tenían familia. Desde el accidente, no habían mantenido demasiado el contacto con sus amigos.

—Mi secretaria —contestó.

Le había dado a la agente el número particular de Dahyun. Ésta se había presentado en menos de media hora, se había quedado tan afectada como Mina al enterarse de la noticia, pero de algún modo había conseguido llevar a cabo las tareas sencillas que Mina se veía incapaz de realizar por sí misma. Mina le daba indicaciones, respondía a las preguntas prácticas y se encargaba del teléfono, que había empezado a sonar con una frecuencia irritante.

Dahyun, que llevaba un bloc en la mano, acompañó a Mina y bajaron juntas la escalera.

—Siento mucho tener que molestarte ahora con todas estas cosas, Mina.

—Tranquila, dime. Ahora no puedo permitirme el lujo de derrumbarme. Eso vendrá más tarde, cuando... cuando todo esté arreglado. ¿Qué necesitas?

Una de las condiciones del testamento de Jackson, que había modificado cuando se casaron, era que, en caso de fallecimiento, Mina se pusiera al mando de TwiceLights hasta que la junta de dirección eligiera a otro director general. Le había otorgado poderes para tomar decisiones y dirigir el negocio. Así que, además de haberse quedado viuda la noche anterior, había pasado a ser la directora general de la empresa.

Dahyun le dijo:

—Los medios de comunicación han acampado a la entrada de la casa; esperan una declaración.

—Pídele a Youngjae que escriba algo genérico. Del estilo: «Todos los empleados de TwiceLights están consternados por los trágicos acontecimientos, etcétera». Pero pídele que, antes de remitirlo, me lo envíe por fax para que lo apruebe. —Confiaba en que su jefe de prensa redactara un comunicado acorde con las circunstancias, pero tenía la costumbre, igual que Jackson, de supervisar todo lo que se hiciera en la empresa—. Dile que no dé una conferencia de prensa formal ni responda a ninguna pregunta sobre... el crimen. Dejaremos ese tema en manos de la policía.

Dahyun tachó esa tarea de su lista.

—El departamento de operaciones me ha propuesto mantener un minuto de silencio en memoria de Jackson. ¿Quieres que hagan algo así?

Jugando Sucio |MiChaeng| [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora