Capítulo 7

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Mientras esperaba a que la señora Myoui llegara a la biblioteca, Chaeyoung se dedicó a estudiar el globo terráqueo. Suspendido dentro de una estructura de bronce pulido, era tan grande como una pelota hinchable y tenía incrustaciones de gemas semipreciosas. Era bastante ostentoso. Calculó que con el dinero que costaba aquella cosa podía comprarse un coche de los buenos.

Era curioso cómo te hacía cambiar de perspectiva el tener o no tener dinero. Cuando recordó el montón de artilugios innecesarios y apenas estrenados que guardaba en la Caja de Juguetes, reconoció que no podía criticar demasiado a Jackson por tener un globo terráqueo de lujo que se podía permitir de sobra.

Chaeyoung se acercó a las puertas de la biblioteca cuando oyó que se abrían.

Esperaba poder echar un primer vistazo a la señora, pero en lugar de ella, quien apareció fue el impasible Benedic.

Fue directo hacia Jackson y le tendió una bandejita de plata. En ella había un frasco de farmacia con pastillas y un vaso de agua. Jackson tomó una píldora y se la tragó con ayuda de tres sorbos de agua. Mantuvieron una breve conversación en mandarín y después Jackson le dijo a Chaeyoung:

—Ahora que tenemos aquí a Benedic, ¿quiere que le sirva algo?

Chaeyoung negó con la cabeza.

Jackson levantó la mirada hacia el chico chino y le indicó que podía retirarse con un educado:

—Nada más. Gracias.

Benedic y la señora Myoui coincidieron en la puerta abierta. Él se apartó para que ella pudiera entrar en la biblioteca, a continuación desapareció y cerró la puerta de doble hoja tras de sí. Pero a Chaeyoung ya no le importaba lo que hiciera Benedic. Estaba concentrado en la señora Myoui. Mina, se llamaba.

No emitía vibraciones lunáticas. De hecho, parecía totalmente equilibrada y en pleno control de sus facultades. No miró en dirección a Chaeyoung, a pesar de dibujar una silueta gracias a la gran cantidad de luz que se colaba por los enormes ventanales. En lugar de eso, atravesó la sala y se acercó hacia donde estaba sentado su marido, en la silla de ruedas. Le colocó una mano en el hombro, se inclinó y le dio un beso en la mejilla.

Cuando se separaron, Jackson dijo:

—Mina, te presento a la señorita Son Chaeyoung.

Como había obviado su presencia hasta ese momento, Chaeyoung se sorprendió al ver que caminaba hacia ella con la mano derecha extendida.

—Hola, señorita Son. Encantada de conocerle.

Ella también alargó el brazo y se dieron la mano. Igual que el apretón de manos de su marido, el de Mina fue seco y firme. El saludo de una mujer de negocios.

Chaeyoung limitó su saludo a un simple:

—Hola.

Ella dejó caer la mano pero mantuvo el contacto visual.

—Gracias por venir. Ha salido esta misma mañana, ¿verdad?

—Ya hemos hablado de eso —comentó Jackson con tono divertido.

—Vaya, lo siento. Le preguntaría por el largo trayecto hasta aquí, pero supongo que también lo han comentado.

—Sí —contestó Chaeyoung.

—Bueno, entonces es hablar por hablar, ¿no?

Chaeyoung no iba a contestar a eso y arriesgarse a meter la pata.

Ella continuó:

—Estoy segura de que ya le han ofrecido algo de beber.

—Sí, gracias. No quiero nada.

Jugando Sucio |MiChaeng| [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora