Capítulo 14

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Jackson le colocó las manos sobre los hombros y la separó con delicadeza.

—¿Te han surgido dudas, Mina? ¿No te convence que utilicemos a la señorita Son o algún otro hombre? ¿Tienes algún reparo? Si es así, nos olvidamos.

¿Que si tenía algún reparo? Tenía miles. Pero así era como Jackson insistía en que se hiciera, de modo que así era como debía hacerse.

—Quiero esperar a ver los resultados del reconocimiento médico.

—Me prometió que lo tramitaría rápidamente y nos mandaría el resultado por correo. En cuanto le hayamos dado el visto bueno, lo quemaremos.

—No creo que la señorita Son tenga ningún problema. Físicamente parece tan ideal como creíamos.

—Y ¿qué me dices de su carácter?

Ella soltó una risa burlona.

—Está lejos del ideal. Lo demostró hace cinco años.

—Ese delito no me importa. A lo que me refiero es a si crees que podemos contar con su discreción.

—Considero que el dinero será un buen incentivo para que guarde nuestro secreto.

—Le dejé las condiciones tan claras como pude.

Le había explicado a Chaeyoung que no podría reclamar la paternidad del niño en ningún momento, ni ponerse en contacto con ellos, ni reconocer su existencia. Si Chaeyoung cumplía esas condiciones, recibiría un millón de dólares al año.

Chaeyoung le había preguntado:

—¿Durante cuánto tiempo?

—Durante el resto de su vida.

Ella había dirigido una mirada incrédula a ambos miembros de la pareja.

—¿En serio?

—En serio.

Contemplándolos como si estuviera delante de dos dementes, añadió:

—¿Tan importante es para ustedes tener un hijo y mantener en secreto su concepción?

La pregunta sonó como el preludio de una extorsión. A Mina no le habría extrañado que en ese momento Chaeyoung hubiese pedido el doble de lo que le ofrecían.

Sin embargo, cuando Jackson contestó:

—Sí, tan importante es para nosotros.

Chaeyoung chasqueó la lengua y meneó la cabeza, como si le pareciera inconcebible un deseo así. Era evidente que ella nunca había ansiado nada con tantas ganas ni había sentido tanto apego por nada. Ni siquiera por su carrera profesional.

—Bueno, no es que yo quiera tener un hijo —reconoció Chaeyoung—. De hecho, desde la pubertad, he tenido un montón de cuidado para asegurarme de que no tenga ninguno. Así que pueden olvidarse de la preocupación de que yo me presente algún día a reclamar que es mío. O mía —dijo, dirigiendo esas últimas palabras a Mina.

—Y ¿qué me dice del tema de la confidencialidad? —preguntó Jackson.

—No se preocupe. Lo he entendido. Mantendré el pico cerrado. Si nos encontramos alguna vez por casualidad, hago como si no los viera y paso de largo. Por un millón de dólares al año, puedo tener problemas de memoria. Así de fácil. —Chasqueó los dedos—. Sólo una cosa.

—¿Qué?

—¿Qué ocurre si usted... si yo les sobrevivo?

—Mina seguiría cumpliendo el pacto.

Jugando Sucio |MiChaeng| [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora