Capítulo 54

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Debío de haberse quedado dormida. Un leve cambio en el ambiente la despertó. Abrió los ojos. La entrenadora Yoo estaba de pie, junto al umbral de la puerta. Le dijo:

—¿Dormías?

—Descansaba los ojos.

Jeongyeon vaciló y después se acercó hasta el lateral de la cama, desde donde estudió a Chaeyoung, deteniendo la mirada en el hombro vendado.

—¿Qué tal va?

—Me duele horrores pero sobreviviré.

—¿No tienen calmantes en este hospital o qué?

—Ya me dan. —Señaló la mano en la que llevaba la vía para el gotero—. Pero sigue doliéndome.

—¿Te quedarán secuelas?

—Quien me operó dice que en principio no. Si hago bien la rehabilitación.

—Sí, ya, pues espero que él tenga más suerte que yo. Siempre intentabas saltarte la preparación física.

—Ella.

—¿Qué?

—Quien me operó era una cirujana ortopédica.

—Ah. —Jeongyeon miró a su alrededor, se fijó en la televisión que había colgada del techo, en la ventana grande—. No está mal.

—No me puedo quejar.

—¿Qué tal la comida?

—Sólo me han dado caldo de ternera y gelatina.

—¿Tienes hambre?

—No mucha.

Una vez que se quedaron sin preguntas de cortesía, permanecieron en silencio un rato. Al cabo de unos minutos, Chaeyoung dijo:

—Gracias por no llamar a la policía la otra noche.

—Sí llamé.

Chaeyoung se la quedó mirando sorprendida.

—A pesar de que Nayeon me suplicó que no lo hiciera, llamé a la policía. Pero no a Namjoon. Después de que me pasaran con varios agentes de homicidios, al final di con uno que sonaba un poco sensato. Le hablé sin tapujos, le conté adonde ibas y le dije que la situación tenía pinta de ponerse peligrosa, que podía ser mortal para alguien. Él se puso en contacto con el departamento de policía de Seosan y los movilizó de inmediato.

—Así que me creíste.

—La creí a ella.

—A Mina.

—Creí cada una de las palabras que salieron de su boca. A ti te sigo considerando una mentirosa.

—¡No soy una mentirosa! Yo no...

—Joder, ya sé que no mataste a Jackson ni a ese tal Mark. No me refiero a eso.

—Entonces, dame una pista.

—Mentiste con lo del partido contra los Doosan.

A Chaeyoung se le paró el corazón durante un par de latidos. No había visto venir el golpe. Se quedó mirando a Jeongyeon un segundo, después apartó la cabeza y murmuró:

—¿De qué me hablas?

—¡Vamos Chaeyoung! Sabes perfectamente de qué te hablo. —Con la cara enrojecida por la rabia, Jeongyeon se inclinó sobre ella hasta que Chaeyoung se vio obligada a mirarla a los ojos—. El último lanzamiento. Esa puta curva que arruinó el partido y te mandó a la cárcel. — Jeongyeon golpeó el borde de la cama de hospital con el dedo índice—. Sé la verdad, Chaeyoung, pero quiero oírtela decir, y luego, quiero que me digas por qué.

Jugando Sucio |MiChaeng| [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora