𝘽𝙍𝙊𝙆𝙀𝙉 ▷ ᴅᴀʀʏʟ ᴅɪxᴏɴ; ᴄᴏᴍᴘʟᴇᴛᴀ

↳ 12 |"the governor"? how ridiculous

〘 12. ¿"EL GOBERNADOR"? QUÉ RIDÍCULO... 〙
༆

RICK, DARYL Y HERSHEL no sabían ni cómo reaccionar ante el psicoanálisis. ¿La samurai suicida? Allí estaba, pasmada, y pensándose seriamente si hablar o no. Finalmente, optó por la opción más sensata.

—Hay un pueblo... —Lynn se giró a sus amigos victoriosa —. Woodbury. Con unos setenta y cinco supervivientes, los habrá llevado allí.

—¿Todo un pueblo? —inquirió Rick.

—Allí manda un tío que se hace llamar "Gobernador".

—Qué ridículo... —murmuró Lynn ante la mención de aquel apodo. ¿Qué clase de psicópata retorcido se hace llamar a sí mismo "Gobernador"? Era estúpido. La samurai le lanzó una mirada a la pelirroja como si estuviera totalmente de acuerdo con aquella idea, como si pensara igual.

—Un tipo guapo, encantador, estilo Jim Jones —siguió diciendo.

—¿Tiene guardias? —preguntó Daryl.

—Son aspirantes a paramilitares, centinelas armados en las barricadas.

—¿Tú sabes entrar? —insistió Rick.

—Es seguro contra los zombis, pero nosotros podríamos colarnos.

Grimes rió con sarcasmo.

—¿Cómo has sabido llegar hasta aquí?

—Mencionaron una prisión, en qué dirección estaba y... que no estaba lejos —se defendió. Rick asintió y señaló al viejo.

—Ese es Hershel —dijo —. El padre de la chica a la que han cogido. Él te curará eso.

Tras aquello, Rick salió. Daryl conectó sus ojos con los de Lynn, y siguió a su amigo tras asegurarse de que ella no venía. La pelirroja se quedó junto a Hershel. No quería perder a esa samurai de vista, menos si tenía ese mismo presentimiento que tuvo con Rick Grimes al principio.

—Yo vigilaré —argumentó Lynn —. Total, no tengo nada mejor que hacer.

Hershel se puso al lío sin más, sin molestarle en absoluto la presencia de cierta pelirroja irritable. La morena le miraba mientras el anciano desinfectaba y cosía la herida.

—¿Quieres una foto? —bromeó —. Es broma. Por cierto, soy Lynn. ¿Y tú eres...? —rió —; si no recuerdo mal no te has presentado.

Los oscuros ojos de la mujer de rastras fueron hacia Hershel.

—Gracias —y luego volvieron a detenerse en Lynn, que curiosamente le había ayudado —. Michonne.

—Curioso nombre —asintió —pero me gusta más samurai suicida.

—Ten cuidado, conmigo se acostumbró a llamarme «viejo» y así se ha quedado —intervino Hershel, mientras terminaba su trabajo.

—No hagas como que no te gusta —negó divertida Lynn —. Si te encanta que te llame viejo.

—Eres una causa perdida...