Han transcurrido pocos meses desde que Rick asesinó a Shane, así como de la masiva embestida de caminantes en la granja de la familia Greene.
Con el mundo cada vez más peligroso y Lori embarazada, la historia de Rick Grimes, que ha asumido el lider...
MICHONNELOHABÍAVISTOTODO. Ese preciso instante en el que Rick Grimes había corrido como alma que lleva el viento hacia ella, cerca de la verja y haciendo guardia, pero le había pasado totalmente de largo y se había dispuesto a salir fuera de las protecciones de la prisión.
Ni siquiera había cerrado la verja tras él después de abrirla. Siguió corriendo, tal y como si estuviera poseído, como si... si en esos momentos no se hiciera un sprint, perdería algo muy valioso.
Así que, sí, había sido desconcertante presenciar todo aquello. Más aún cuando Michonne se fijó bien, allí en la distancia, sobre al pequeño puente del arroyo cerca de la fortificación: Rick Grimes quedándose totalmente quieto... para después levantar una de sus manos y alzarla como si tratara de tocar a alguien.
Sus síntomas iban en aumento.
—Nunca imaginé ver así a Rick —Lynn apareció de la nada. No apartaba sus curiosos ojos del líder, mientras que aún la samurai permanecía perpleja —. Está empeorando y eso me preocupa.
—Preocupa a todos, lo he visto.
—Al menos —la pelirroja recordó la forma en la que Rick había acabado por echar al grupo de Tyresse, o más bien ellos se habían largado para no tener un altercado con el revólver de Grimes —este... pequeño desastre hace que aún tengas tiempo para quedarte.
Michonne volteó su cabeza hacia Lynn. Aún se encontraba algo distante, desde que llegaron.
—¿Sigues pensando en él? —preguntó con cuidado. Tampoco es que tuviera demasiadas ganas de recibir una paliza allí mismo, aún se recuperaba. Por otra parte, percibía a Lynn menos comunicativa que de costumbre —. En el arquero... Ehhh... Daryl, ¿no?
—Mejor no sigas por ahí —la pelirroja se negaba a hablar de él. Si se tenía que acostumbrar a vivir sin él en este puto apocalipsis, más valía que se fuera olvidando... y no ayudaba que se lo recordasen —. Dixon tomó su decisión, la misma que habría tomado yo —la miró de reojo —. El sexo si lo extraño —rió —, sí, estaba bien.
Michonne soltó una carcajada. Al menos, Lynn sonreía y no se cabreaba. Eso era un progreso en estos días.
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—Aquí no hay más que... —el arquero bajó su ballesta al no localizar ni un solo animal decente que poder cazar —mosquitos y hormigas.
—Paciencia, hermanito —decía Merle, de espaldas a él. Estaba meando en un pobre e inocente árbol —. Antes o después, se te cruzará alguna ardilla —se rió al condenado "estilo Merle" —. ¿Quién sabe? Quizás un hurón.
Daryl se aguantó las ganas de matar a su hermano una vez más por sus comentarios. Le jodía que tuviera aquella información para usar como burla.