Vueltas del destino

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Tomó una de sus pequeñas manos y la entrelazó con la suya. Sonrió al ver cómo sus mejillas se sonrojaban. Adoraba poder crear esas sensaciones en ella y ver sus ojos brillar por el amor que le tenía.

Se acercó más hasta poder respirar aquel olor a rosas que adoraba y conocía de memoria. Una suave y pícara sonrisa apareció en su rostro al notar el deseo que aquellos ojos reflejaban. Deseo de ese primer beso que logró unir no sólo sus cuerpo, sino también sus almas.

Terry colocó una de sus manos alrededor de la pequeña cintura de la joven y llevó la otra hacia la suave y rizada rubia cabellera que tanto adoraba tocar.

Era la primera vez que sentía algo suyo, que se sentía realmente amado y a pesar de ser quién era y de todo lo material que poseía, en este momento no necesitaba de nada más; ella le hacia sentir completo.

Era el primero en besarla, el primero en despertar en ella esos deseos y deseaba ser el último. Suavemente se alejo de su boca para mirar aquellos ojos verdes que lo tenían hechizado. Subió una de sus manos hasta su mejilla, pero entonces, cuando por fin se sentía pleno y completo para poder vencer todo para estar junto a ella; el ruido de gritos desesperados de su madre le angustiaron.

Comenzó a sudar y sentir angustia por ella. Entonces un suspiro fuerte de dolor de los labios  de su padre le alertó que algo no andaba bien.

Su corazón ya no palpitaba por amor, sino por que aquellos gritos que le hacían sentir culpa y dolor. Entonces ella le miró triste y desapareció de entre sus brazos dejándolo en la total penumbra . Se sintió sólo y se vio a sí mismo caer en aquella oscuridad que le arropaba; se vio vacío; se vio sin ella.

Sus ojos zafiros se abrieron, estaba sudado, muy sudado. Llevó sus manos a su cara y luego toco su oscura cabellera. "Otra vez, otra vez aquel sueño" -dijo cerrando sus ojos zafiro fuertemente. Ya no sabia si era un sueño o un recuerdo de un pasado que había borrado.

Tanto tiempo que no soñaba, tanto tiempo que no sentía esta angustia que hoy llenaba su corazón. Tomó su reloj de la mesa de noche y miró la hora, 4 de la mañana, era aún muy temprano. Sonrió con tristeza, por qué aquel reloj había sido un regalo de su padre, aquel hombre que le enseño que ser el duque de Granchecter iba por arriba de cualquier cosa que existiera en el planeta. Aún por encima de sí mismo.

Se levantó de la cama, entró al closet y buscó su ropa de gimnasia, tenía que canalizar toda ese energía en algo más que no fuesen esos pensamientos y sueños que le hacían recordar lo vacía que era su vida.

Necesitaba tranquilizarse, sabia que parte de la angustia que sentía era también por que hoy le pediría a esa mujer ser su compañera de vida. No había planeado nada especial, nada que fuese memorable, simplemente en aquel restaurante que tanto visitaban juntos le pediría que fuese su esposa.

No había ensayado palabra alguna, pues su garganta no le dejaba sacar por completo aquellas que cambiarían su vida. "Cásate conmigo", no era una petición, más bien una orden para cumplir con el mandato que tanto el título como su abuela le imponían.  Sólo una vez había pedido de rodillas, implorado y deseado con toda su alma que esas palabras obtuviesen una respuesta afirmativa.

¿Cómo lo haría? No sabía, sólo abriría aquella caja y se lo mostraría. Ella sabría y estaba en espera de que algo tarde o temprano sucediera y ahora sucedía.  El compromiso le ganaba al corazón y se envolvería en un matrimonio que le asfixiaría, que todo el tiempo le recordaría que una vez había tocado las estrellas con sus manos y como agua entre los dedos habían escapados de ellas.

Luego de una ducha caliente y de prepararse para comenzar aquel día recordó que su mano derecha se encontraba en "Chicago" -susurró. Y por primera vez en mucho tiempo lo repitió más de una vez. "Chicago" y una punzada aguda se incrustó en su ser.  Era como si cada momento de este día le llevase a vivir una vida pasada la cual estaba enterrada en el lugar más remoto de su ser.  ¿Por qué le pesaba tanto hacerlo? Había estado con Margaret cientos de veces en estos años, ella estaba dispuesta a recibir cualquier cosa que el le ofreciera, incluso un matrimonio sin amor, sin pasión y sin esperanzas.  Odiaba resignarse con lo que el deber le ofrecía, pero... ¿Acaso no era lo que había hecho estos últimos 10 años? Por que nada se la historia que hoy vivía había sido escrita por su puño y letra; la había escrito su padre, lo había designado su abuela y ahora Margaret sería su carcelera.  Es tan fácil dejarse llevar por la corriente y seguir el compás que camina el reloj cuando nuestras fuerzas se limitan solamente a vivir, como hasta hoy lo hacía.... Simplemente seguir.

Había pasado toda la mañana en su estudio inundado de todos los compromisos que el ducado y parlamento le obligaban. Sin embargo, él sabia que lo hacia para no pensar.  Esta sería la excusa perfecta para llevar un matrimonio donde hasta la respiración de su futura esposa sabía que le pesaría con el tiempo.  Leyes, regulaciones y contratos de bastas cantidades de páginas las veía más excitantes que la relación que le esperaba. 

Esta sería su vida a partir de hoy.   Sonrió resignándose y deseando que este día pasara lo antes posible.

La hora de aquella comida junto a la que sería su futura esposa llegaba, se levantó de aquel antiguo escritorio, caminó a la salida mientras se colocaba aquel saco gris oscuro a juego con su pantalón y comenzaba su camino hacia la salida. "Al mal paso darle prisa" –pensó y con aquella forma segura de caminar procedió a cambiar su destino.  Respiro profundamente como quien sabe se enfrentará a su muerte o a un final, donde no llevaba las de ganar.

– Terrence necesito me expliques esto –le gritó Eleonor, quien saliendo de la nada comenzó a caminar tras él con 'The morning Star' en sus manos. Este diario era el primero en salir todas las mañanas en aquel país y siempre era leído por la nobleza para estar al día con todo lo que sucedía en las noticias y los chismes de la misma.  No lo consideraban sensacionalista, pero era el único que sus notas eran acompañadas de datos donde se podría corroborar la veracidad del artículo.

– Madre no tengo tiempo –dijo sin bajar la velocidad de su caminar– al volver hablamos tengo una cita muy importante. –continuó sus pasos mientras su madre casi corría para estar junto a él.

– Terrence es muy importante que me expliques esta noticia. –le volvió a exigir sin que siquiera él le mirara. Estaba llena de dudas y sabía que aquella noticia le traería serios problemas de ser verdad.

– Hablamos a mi regreso madre. –le dijo ahora molesto por aquel tono de voz que ella había empleado como si fuese un niño. Su madre no entendía que él ya era un hombre que hacia y decía lo que quisiese en el momento que quisiese.

Llegó hasta la puerta principal mientras uno de los sirviente la abría dejando ver la figura molesta de su abuela. La reina había llegado al castillo Granchester y se miraba furiosa.

– ¿A mi si me vas a explicar en este momento que significa esta noticia? –le recriminó mientras le pasaba el periódico.

Terrence lo tomó ahora curioso por lo aquello que había hecho que su abuela saliera hacia él sin siquiera haberle anunciado su visita previamente como acostumbraba a hacer.

Fijó su vista en aquel manojo de papeles y al leer aquella portada de primera plana sintió que todo su mundo colapsaba.

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Hola bellezas...

Ya va a salir a la luz el secreto...  ¿O es que serán varios?...

¿Qué te pareció? ¿Por qué crees que John se fue a Chicago?

🥰

El secreto del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora