Yo dormía, pero mi corazón velaba.

2K 207 117
                                    

Me toma de la mano y salimos nuevamente en su auto, es como si voláramos en una nube.  La electricidad que siento al sentir su piel junto a la mía es algo inexplicable, es como si mi cuerpo supiera que él es su dueño y actuara según los deseos de mi Terry; sé que lo que él decida me gustará.  ¡Todo lo de él me gusta!

No tengo la más mínima idea a dónde me lleva, pero estoy feliz de estar junto a él y no me importa a dónde vallamos siempre y cuando sea junto a él, esta vez lucharé con todas mis fuerzas para que nadie nos separe, Terry es el hombre que he amado y que amaré mientras respire.

Me abre la puerta del auto y cuando creo que voy a subir me toma por la cintura, me encierra entre su cuerpo y el auto para darme un delicioso beso.  No voy a negar que estos atracos amorosos los disfruto en su totalidad y que muero por que sean más prolongados.  En estos momentos, la verdad ya no tengo control de mí, el puede hacer lo que quiera y no pondré resistencia alguna.

¿Y tampoco creo querer ponerla?  No soy tan tonta como para hacerlo.

Siento como su boca pasa a mi cuello, me besa suave y detenidamente, sus manos me acercan más a él y olvido que todo el mundo existe. 

¿O es que acaso existe algo más que este momento?

Aprieto las mangas de su camisa, necesito agarrarme de algo, siento que voy a caer, las piernas me tiemblan y muero por continuar y que jamás pare de hacerme sentir de esta forma.

— Vamos que quiero cumplirte una promesa —susurra en mi oido y sigo con mis manos apretando su camisa, los ojos cerrados y la respiración a mil por hora. ¿Cómo devolverle el control a mi cuerpo?  No quiero que se detenga.  Respiro fuertemente mientras trato de retomar la calma y que la sangre vuelva a su curso normal. 

Terrence me ayuda a sentarme en el auto, le miro caminar para llegar al lado del chofer como si nada hubiese pasado, mientras yo aquí quemándome en vida.

¿Es qué no se ha dado cuenta de lo que crea en mí? 

¿Será que acaso tendré que enviarle señales de humo o un email para que entienda que es lo que quiero? 

Yo dormía, pero mi corazón velaba.

¡Y oí una voz!

¡Mi amado estaba a la puerta!

Supuestamente los hombres saben más de esto que nosotras, pero creo que Terry no ha entendido mis señales.  Los ingleses no entienden el lenguaje mudo de los americanos.  Me siento frustrada y molesta, no sé como expresarme en estos momentos, las pocas citas que he tenido en estos años no pasaron del beso de las buenas noches por que siempre buscaba en ellos a el hombre que hoy está junto a mí.

No soy tonta y aunque aún to tengo experiencias en los menesteres de cama, como dice Melissa, ya es hora... Eso espero...

Sube y toma mi mano mientras conduce, la besa y mira al frente. No me vuelve a mirar por mucho rato, es como si no existiera. 

¿Será que no me encuentra suficientemente atractiva? El tiempo pasa y dirijo la mirada todo el momento al paisaje, recuerdos llegan a mí al darme cuenta el camino en el que vamos.  Entonces como si fuese un sueño hecho realidad veo aquello que juraba jamás volvería a ver.

– Hemos llegado –y ahí está nuestro lago, estamos en nuestro lugar favorito, aquel donde por primera vez fui besada y donde me confesó que me amaba. 

Sonríe  de lado, se acerca suave y sigilosamente como león tras su presa, quita el cinturón de seguridad y me toma por la cintura haciendo que termine sentada sobre sus piernas.  Un calor crece en mí ante la anticipación de lo que sucederá y sonrió feliz.

El secreto del DuqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora