Capítulo 1.

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Miro hacia arriba, hoy la luna brilla como hacía mucho que no lo hacía. La noche cerrada le concede a ella todo el protagonismo, la convierte en la musa que inspira cada acción, en la melodía que guía cada letra, en la música que estimula cada baile.

A veces me gustaría sentirme tan libre como ella. Apareciendo cada noche, siendo la más conocida en las fiestas y, aun así, la que pasa más desapercibida. Se le dedican canciones, todos las cantamos, queremos su compañía, pero no la agobiamos. Ella merece el mundo, tiene el control de las mareas.

Me gustaría, lo admito, pero no me siento como ella, no ahora. Amo mi vida, pero me molesta cuando afecta a mi privacidad. Tengo los dos mundos separados, puertas con candado entre ellos, ¿quién se cree la gente para intentar meter alguna llave en ellos? Acepto hablar de mi gira, porque ese es mi trabajo, no mi vida, y ese es el tema del que se debe hablar. Mi gira, mis canciones, mi disco, todo ello cobra sentido cuando, ante las cámaras, dejo que me pregunten todo aquello que deseen. ¡Incluso mi pelo cobra protagonismo en algún momento! El rubio de One Direction pasa a ser el chico de pelo castaño, Niall Horan. Todo maravilloso, hasta ese preciso momento. Ese instante.

Si me hubieran dicho que Jimmy Fallon me haría esa pregunta, jamás habría participado en esto. Me puedo permitir negarme a una entrevista si esta puede ofrecerme tales consecuencias. "¿Cómo es irte de gira con tu novia? - me ha preguntado. Y como si esto no fuera suficiente, ha seguido añadiendo cosas - "Puedes impresionarla en cada rincón y hacerlo en muchas habitaciones de hotel". Perdonad, pero, ¿a alguien le ha hecho gracia? Porque si tuviera novia, y no digo que lo haga, no me gustaría que se diera la visión de que solo es una tía fácilmente impresionable que solo sirve para follar. No sé si exagero o no en la visión, pero si este es el único comentario que se hará sobre esa novia inexistente, se dejan claras las prioridades. Y esas no son las mías.

He tenido que responder la primera tontería que se me ha ocurrido, haciéndome el tonto e involucrando a un amigo que con total seguridad tiene la misma versión que yo he dado ante la cámara. "¿Cómo es viajar con Lewis Capaldi? Es genial compartir esta experiencia con él y, por supuesto, poder actuar en tantos lugares diferentes. Estoy seguro de que cada noche, en el hotel, querremos comentarlo todo e incluso montar un poco de fiesta, espero que el jetlag no afecte mucho". La risa del público me ha sumergido en una paz temporal que se ha profundizado cuando Jimmy ha decido cambiar de tema. Ha colado, sí, por ahora. No sé si podré sostenerlo para siempre.

Suspiro. Suspiro y lo hago con pesadumbre, casi con lágrimas en los ojos, intentando liberarme de la tensión. Es pura impotencia, el deseo casi imposible de tener el pleno control de parte de mi vida. Cuando esto llegue a las cámaras no habrá vuelta atrás, el control será mucho más complejo, todo podría acabar mal por factores que ni siquiera puedo controlar.

- Niall, ya hemos llegado - oigo decir, con un tono pesado que poco llama a esa paciencia a la que le dedico una canción - Llevamos aquí diez minutos y, de verdad, que no quiero parecer insolente, pero quiero volver a casa con mi hija.

Salgo de la ensoñación por obligación, es una bofetada que me viene bien recibir. Sé bien que John tiene a su hija enferma en casa y que nada desea más que estar con ella, que solo viene a trabajar por despejarse un poco y que lo más egoísta que puedo hacer yo es precisamente lo que estoy haciendo ahora mismo; retrasar un encuentro necesario.

- Perdóname, ya bajo, amigo. Dale un beso a tu hija de mi parte.

Ahora es él quien suspira, pero lo hace con compasión, con entendimiento y con un poco de arrepentimiento. Pero no tiene nada por lo que sentirse mal. Él tiene la razón. Es el momento de que vuelva a casa. Ver cómo ha sentado la entrevista en mi círculo más cercano.

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