Capítulo 24.

52 5 9
                                    

Fallon: "¿Estás despierto?"

No, desde luego no lo estaba. Acabo de despertarme y ella ya lleva dos horas esperando mi respuesta. La llamo a la espera de que haya encontrado algo que hacer en mi ausencia y es que, de haber sabido que iba a llegar tan pronto, me habría despertado antes.

Camino de un lado al otro del salón mientras escucho el tono de llamada, espero una dulce respuesta, espero un "me he ido a tomar un café" o "he ido a dar una vuelta", pero ni siquiera responde. ¡Mierda! Espero que no se haya enfadado como ya hizo la última vez, la culpa no ha sido mía en esta ocasión.

Vuelvo a llamarla, todavía esperanzado, pero esta vez me doy cuenta de algo de lo que antes no me había percatado. Su teléfono se escucha desde el jardín. ¡Su móvil está aquí! Y posiblemente también esté ella. Pero, ¿cómo? ¿Acaso le dije alguna vez dónde está mi llave de emergencia? ¿Le di una y no me acuerdo?

Salgo al jardín en su búsqueda, pero no la veo por ninguna parte. Sí está su móvil, se encuentra en la mesa, pero ¿y ella?

Fallon sale a la superficie, me mira con dulzura y yo me sorprendo.

- ¿Cuánto tiempo llevabas ahí abajo?

- Desde que ha empezado a sonar mi móvil la segunda vez - aplaude - ¿Te he sorprendido?

- Desde luego, no te esperaba dentro de casa.

- Me dijiste lo de tu llave hace unos meses - se encoge de hombros - Pásame la toalla.

Se la tiendo y, al ella salir, veo lo más sorprendente de la escena.

- Pero bueno, ¿qué haces desnuda en mi piscina? - sonrío.

- ¿Y tú vestido en tu jardín? - coge la toalla y se envuelve con ella.

- Siempre puedo desnudarme.

- No, no lo hagas. Primero quiero hablar contigo de una cosa - me coge de la mano y me guía hasta la mesa - Venga, siéntate.

- ¿Qué ocurre? Acabas de llegar y ya se está poniendo serio.

- No acabo de llegar, llevo en tu piscina casi dos horas. Hasta que no llegué, no me di cuenta de que no te había dicho a qué hora llegaba.

Asiento, no tengo mucho más que decir. No entiendo bien qué está pasando ahora mismo, no está enfadada, pero sí seria. Creo que las bromas se han acabado una vez se ha colocado la toalla.

- Dime sobre qué quieres hablar antes de que muera, Fallon, me tienes super tenso.

Suspira. Creo que tiene tan pocas ganas como yo de hacer esto, pero debemos reconocerlo, si sigue pasando el tiempo, será peor.

- ¿Recuerdas el principio? - muestra una débil sonrisa - Cuando me cogías de la mano y yo miraba a todas partes como si buscara algo que me dijera que no era más que un sueño.

- Y luego tú me cogías la mía y yo me ponía rojo como un tomate.

- ¡El día que nos besamos, podía oír tu corazón latiendo desbocado desde el otro lado de la casa! - reímos.

- El día en el que te conocí ya me pusiste frenético, solo es la sensación con la que he aprendido a vivir.

Fallon estira su brazos y me coge fuerte de las manos, no es como antes, las agarra desesperada, como si no quisiera que de repente desapareciera. Suspira de nuevo, tiene tantas palabras que decir que ninguna sale. Los nervios pasan a ser terror.

- He visto las maletas con mi ropa de la casa de LA y he llamado a Sean. Dice que le pediste que te las enviara dos días después de nuestra discusión en Irlanda. 

Nuestra historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora