Capítulo 9.

78 5 4
                                    

Oigo algo gruñir a mi lado. Oigo quejas. Siento movimientos incesantes a mi lado. Y yo me pregunto con qué clase de ser me fui a dormir anoche, porque, desde luego, mi novia no suele hacer tales sonidos matutinos.

Me remuevo, me froto los ojos en busca de poder espabilarme un poco y, finalmente, los abro. Más curioso que con ganas de despertar, miro a mi lado y veo como Fallon, poco a poco, levanta el culo y, de ahí, comienza a levantar la espalda ayudándose de los brazos para apoyarse.

- ¿Qué haces? - río.

- No me grites, Niall, por favor te lo pido - responde con tono pesado y sin mirarme.

No me jodas.

- ¿Te emborrachaste ayer con el vino?

- No era vino, si no me gusta - ya decía yo - Era un cóctel raro que encontré en google e hice con el alcohol que tienes escondido. Lo hice pasar por vino para que nadie se animara. Estaba bueno, pero me ha sentado de culo.

- ¿Qué era?

- Ni lo sé.

- ¿Cómo te sientes?

- Con dolor de cabeza y mareada. Parece poco, pero... ¡Joder!

- Te sientes una mierda.

- Exactamente.

- Pero lo recuerdas todo.

- Cada mínimo detalle.

Suspiro.

- Túmbate otra vez, anda - me levanto - Ahora te traigo el desayuno y una pastilla, a ver si se te pasa.

- Vale, gracias - dice tirándose de nuevo sobre el colchón.

Nunca la había visto así. Lo cierto es que nunca habíamos salido de fiesta y pocas veces me había acompañado bebiendo algo de alcohol, pero, desde luego, ayer se pasó. Me gusta verla en esta nueva faceta, ¿sabes? Siempre la ves tan entera, tan controlándolo todo, que me gusta verla perdiendo el control de cierta manera, aunque solo sea por un segundo. Aunque espero que no le dure, que no sufra. Esta noche tengo la fiesta para promocionar el disco y deseo como nadie que pueda venir a verme, pero lo principal es ella.

Le llevo un zumo de naranja y unas tostadas con jamón con las que meterse algo en el cuerpo antes de tomarse la pastilla. Por ahora no ha vomitado nada, pero poco me extrañaría si ahora mismo está mareada.

Cuando vuelvo a entrar en la habitación, me la encuentro de nuevo con el culo alzado, pero, esta vez, se tapa la cabeza con ambos brazos, como si eso la protegiera del dolor.

- Mi amor, ¿con el culo en pompa y en bragas? Quieres matarme - le digo con una media sonrisa mientras le dejo la bandeja en el comodín.

- Hace un calor horrible, amor. Quita la calefacción y yo me pondré los pantalones.

- Ahora lo bajaré un poco - le doy un beso en esa nalga al descubierto tan tentadora y me voy a la puerta - ¿Necesitas algo más?

- No, lo más probable es que después de desayunar me vaya a duchar y se me vaya pasando - se sienta normal en la cama para poder servirse el desayuno.

- ¿Así de fácil?

- Tampoco me pasé tanto. Estoy viviendo el clímax, después ya es todo cuesta abajo - me dedica la primera sonrisa de la mañana.

- Me alegro, entonces. Iré abajo a desayunar y preparar la comida para ya tenerlo hecho. Hoy tengo una reunión antes del concierto, pero le pediré a John que te lleve a la fiesta. Te dejaré su número en la cocina, por si no te encuentras bien, que le puedas avisar.

Nuestra historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora