- ¡Para ya!
Lleva media hora luchando contra nosotros y, aun así, no logra quitarnos el álbum de fotos. Su hermano ya me ha presentado su vida entera, nada que me ocultara, pero mucho que me quedaba por poder observar.
- Fallon, querida, ¿no querías que tu novio viniera a España para poderle enseñar toda tu infancia? ¡Pues te estoy ayudando!
- Enseñarle toda mi infancia, no todo mi cuerpo de bebé desnudo - rueda los ojos - No es necesario.
- Yo creo que sí. Además, no es nada que no haya visto ya - se ríe.
- Hugo, por Dios - le golpe en el hombro y se marcha - Estad listos en dos hora, hemos quedado todo el grupo.
- ¿Tú dónde vas? - le pregunto viendo como se dirige directa a donde tiene el abrigo.
- Tengo hora en la peluquería - se acerca a mí mientras se ata el abrigo y, al acabar, se inclina y me besa - Volveré en un rato e iré directa a la ducha, así que si tenéis que ducharos, id haciéndolo ahora.
- ¿No preferís ducharos juntos? - insinúa su hermano.
- Vete a la mierda, Hugo - se queja en español, aunque eso sí lo entiendo.
Su hermano sonríe y le responde, pero, esta vez, sí que no lo entiendo.
Mi novia se va, Hugo y yo quedamos solos y, aunque debería ser algo incómodo, enseguida se convierte en una oportunidad de hablar y hacer cuatro bromas con las que, poco a poco, nos vamos conociendo.
La puerta se abre y, tras ella, una mujer con barriga de gran tamaño aparece. Sonríe intrigada, se acerca a nosotros y, como puede, igual que ha hecho Fallon antes, se acerca a Hugo para besarlo.
- Hola, amor - le dice. Y justo después le hace dos preguntas que no logro comprender.
Cuando Hugo las responde, veo como la sorpresa va formándose en el rostro de ella y, teniendo en cuenta que también escucho mi nombre, supongo que lo que ocurre es que me está presentando. Entonces mi cuñado se dirige a mí.
- Niall, esta es Irene, mi mujer - la presenta.
- Encantado - le tiendo la mano y ella me estira para darme dos besos - y enhorabuena.
- Gracias, solo me queda un mes, la verdad es que estoy muy emocionada.
- Puedo imaginarlo, ¡va a ser una locura!
- ¿A ti te gustan los niños, Niall?
- Creo que casi más que a Fallon, pero siempre a su debido tiempo.
- Por supuesto - sonreímos.
- ¿Sabéis qué? Creo que voy a hacerle caso a la jefa e iré a ducharme ya, así os dejo solos.
Cuando mi novia llega, no me pilla precisamente en el salón, estoy prácticamente dormido en su habitación y, para cuando despierto, solo existe su voz al otro lado de la puerta del baño cantando a pleno pulmón mientras hace a saber qué.
Me gustaría ver cómo ha quedado su nuevo look, pero mucho me temo que tendré que esperar a que salga ya lista. Mientras tanto, hablo con un par de amigos, contándoles cómo va la aventura y la emoción que siento ahora.
Me distraigo hasta que sus cantos cesan y la puerta se abre, entonces todos mis sentidos se dirigen a ella. El corazón se me paraliza y reanuda la marcha para ir a mil, me pongo rojo y, sin poder evitarlo, me acerco a ella y la beso desesperado.
Va vestida con un body de encaje negro con escote en v y unos vaqueros rotos que combinan con sus tacones también negros. Se ha pintado los labios de rojo y, además de hacerse la raya del ojo, también se ha puesto sombra de ojos de color nude con purpurina. No suele maquillarse, pero, cuando lo hace, siempre acierta. Y ya no es solo eso, se ha cortado el pelo, ahora lo lleva a la altura de los hombros, se lo ha ondulado y se a aclarado el color. Está preciosa, super sexy. Si pudiera elegir, le pediría que se quedara toda la noche conmigo, en la cama, a solas.
- ¿Te arreglas tanto cuando salimos nosotros dos?
- Desde luego, uso mis mejores pijamas para el jardín.
- Ya, claro - la sigo besando.
- ¿Tú estas listo ya? - pregunta casi sin aliento.
- Por supuesto, ¿no me ves lo guapo que estoy?
- Ahora mismo no veo más que tus labios - susurra.
- Podrías ver mucho más, si quisieras.
Se separa de mí, ¡no es eso a lo que me refería! Aunque por la risa que suelta, sí me había entendido. Se pone una cazadora roja, lo mismo con el bolso y me coge de la mano.
- Vamos, Irene y Hugo ya se han ido hace un rato - me dice - Todavía seremos los últimos en llegar a una cena que yo misma he organizado.
Ella conduce. En Inglaterra no suele hacerlo y en Estados Unidos pocas veces se anima, tiene poca experiencia y le pone nerviosa ir por donde no conoce, pero aquí ni siquiera finge indecisión. Se pone al volante mucho antes de que yo pueda preguntarle. Se me hace raro verla conducir con tanta confianza.
- ¿Sabes? Lo he estado pensando y, tal vez, debería aprender español.
- ¿Y eso por qué? ¿No se te ha ocurrido en dos años juntos, pero medio día aquí y ya no soportas más? - ríe.
- No es eso, es que... No sé, no voy a poder comunicarme con nadie de tu familia. Tú hiciste un cursillo exprés por mí y yo debería hacerlo por ti.
- Estaré encantada de ser tu profesora, Horan.
- Si tú eres mi profesora, me da que estaré demasiado distraído en clase - la beso una vez más.
Entramos en el restaurante cogidos de la mano y, aunque es la primera vez que nos vemos en esta situación, me siento más tranquilo que nunca. Ella se dirige directa a la mesa más apartada y allí comienza a saludar a todos. Están Hugo e Irene, también una chica que se presenta como Louise O'Brian y su novio Ian Brown. No parece que tenga que venir nadie más, así que, efectivamente, somos los últimos. En cuanto nos sentamos, el camarero trae ya la primera ronda de bebidas.
- Louise, Ian, este es mi novio, Niall Horan. Salimos desde hace casi dos años y, desde luego, hemos soportado lo suficiente como para hacerlo oficial.
- Madre mía, ¿el cantante que tanto te gusta? - se sorprende Louise, que tiene toda la pinta de ser su mejor amiga - ¿Cómo lo hiciste?
- ¿Y tú cómo conquistaste al chico más popular de la clase? Es cuestión de oportunidad, suerte y un toque de coqueteo - ríe.
- Yo estaba enamorado de ella - se burla Ian.
- Pues fuiste tú el que coqueteó. Te pusiste super sexy y le hiciste un baile guarro en una fiesta - le saca la lengua.
- ¡Calla, enana! - se apresura Ian abrazándola por la espalda y tapándole la boca - No puedes desvelar todos los trapos sucios.
- ¡Cómo que vosotros dos no os habíais liado un año antes! - sigue Louise.
Toda la mesa ríe. Toda menos yo, claro, que no comprendo nada y no parece gustarme lo que sí entiendo.
- Pero, ¿tuvisteis algo? - me meto.
- ¿Nosotros dos? Absolutamente nada - ríe Fallon. Se me queda mirando y, al ver mi cara se ríe - ¡Amor! No te pongas celoso por algo que pasó hace cuatro años, anda.
- Vale - sonrío.
Durante el resto de noche, nos lo pasamos realmente bien. A Fallon se la ve más suelta que nunca, ríe mucho más. Entre las tres parejas, contamos anécdotas de cualquier cosa, sobre todo nosotros, que somos los más desconocidos y nos reímos tanto que tengo celos de un tiempo pasado que desperdicié.
Después de cenar, nos vamos a un local y, sentados en una mesa, pedimos sin parar copas y más copas que acompañan a juegos y más historias con las que no podemos siquiera pensar en parar. No bailamos, no cantamos, no saltamos, ni hacemos tonterías como hicimos con mis amigos, pero con ellos, incluso sentados en una mesa sin parar de hablar, aun conociéndolos de unas horas atrás, me siento cómodo. Me siento realmente cómodo y no quiero que la noche acabe, aunque, por otro lado, me gustaría que Ian estuviera más pendiente de su novia que de la mía.
ESTÁS LEYENDO
Nuestra historia.
FanfictionUna historia sin principio y sin final, simplemente... Nuestra historia.