Capítulo 22.

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He viajado muchas veces a Francia, pero nunca he estado tan perdido como ahora. La busco por todas partes por el aeropuerto, pero no hay manera y lo peor es que cada vez se están acumulando más fans que, no sé cómo, se han enterado de mi llegada a París. Cada vez me pongo más nervioso, no sé como salir y, si no la encuentro pronto, todo se irá a la mierda.

Mi móvil comienza a sonar y, a pesar del nerviosismo, logro cogerlo y responder con la mayor tranquilidad posible.

- Niall Horan al habla, ¿quién llama?

- ¿Ya me has borrado de contactos? - ríe.

¡Madre mía! Me he dado tanta prisa que ni me he fijado en quién era.

- Jamás lo haría. No soportaría no tener la posibilidad de volver a hablar contigo.

Hay una pequeña pausa en la que casi creo sentir cómo sonríe.

- Te llamo porque llegamos hace horas. Te equivocaste con la hora de los vuelos. Nosotros ya estamos en el hotel del parque, nos estamos instalando y luego iremos a dar una vuelta por los alrededores mientras hacemos tiempo. Lo digo para que no nos busques por el aeropuerto. Además, acabo de entrar en twitter y, de estar ahí, mi anonimato acabaría hoy - comenta con burla.

- También estaba temiéndome eso. Llevaba ya un rato buscándoos, me tenías desesperado.

- Pues menos mal que te he llamado. ¿Qué sería de ti si no?

- Sin ti no soy nada, cariño - ríe - Estaré ahí lo antes posible.




No era esto lo que me imaginaba. Viajar sin ellas y tener incluso más tiempo para pensar. Durante la llamada, Fallon parecía quererme mucho más que en las últimas semanas. No es propio de ella y jamás lo ha demostrado, pero empiezo a pensar que, tal vez, empieza a amar mi cartera más que a mí. Es una locura, pero ¿que otra explicación habría?

Llego al hotel y lo primero que hago es instalarme en mi habitación. Una colindante a las dos reservadas para la familia López, la misma que está reservada también para ella. Están sus cosas, pero la habitación está vacía. Mientras coloco mis cosas, me repito una y otra vez las oraciones que he ido aprendiendo en su idioma. Todavía no entiendo cómo se aclaran con tanta forma verbal.

Esta vez soy yo quien la llama y, aunque no me lo coge, enseguida me llama ella de vuelta.

- ¿Me llamabas? - pregunta en cuanto se lo cojo - ¿Ya estás aquí?

- Sí, acabo de instalarme. ¿Tú dónde estás?

- Hemos parado a tomar un café. Estábamos viendo muchas cosas que querían probar y, sin ti, no queríamos hacer nada.

- No os haré esperar mucho más. Pásame ubicación, voy enseguida.





La veo a lo lejos y mi corazón se acelera. Está preciosa. Y se la ve tan feliz con su familia. Su madre, desde luego, es la más resplandeciente.

- Hola.

- Hola, Niall. ¿Qué tal todo? ¿Ha sido fácil encontrarnos?

Fallon está a punto de traducirlo, pero yo la interrumpo.

- Todo bien, señora Carrasco. En cuanto Fallon me ha pasado la dirección, ha sido sencillo buscaros con el móvil.

Me uno a ellos para tomar algo antes que empezar. Ya tienen muchas cosas en la lista. Atracciones donde solo quieren subir Daniel, Hugo e Irene; actuaciones a las que solo quieren ir Martina y Fallon. Yo que me muero por ir a todos lados.

Hacemos un mapa de todo lo que debemos saber y yo me uno a todos los planes. Subo en las atracciones, disfruto de los espectáculos y, cuando salimos a comer o entramos en alguna tienda, me encargo de pagar yo antes que nadie.

Quiero pasármelo bien, pero, sobre todo, quiero que ella lo haga. Que mi suegra cumpla su sueño y que todos rían como llevan haciéndolo horas.

- La película favorita de Fallon es El Rey León - me cuenta su madre en un momento en el que nos quedamos solos - Aunque eso es solo si preguntas ahora, hace unos años era Stitch y antes era Aladdín. El amor por las películas le dura años, pero lo alimentan más sus amigos que ella. Supongo que por eso cambia. Solo será definitivo lo que ella decida. Como tú, imagino. Ella te eligió, ¿verdad? Nadie la incitó a ello, así que... Te quiere de verdad - se encoge de hombros.

Tengo la sensación de que ella sola se ha liado, que no quería decirme eso, pero que se le ha ido de las manos. Aun así, se lo agradezco más que nada. Ella me demuestra, sin yo preguntar, que tengo que seguir confiando en ella.



Así como pasan los días, nuestras únicas discusiones se dan por el tema del dinero; quiere que deje de pagarlo todo, cosa a la que me niego en rotundo. Por el resto, estamos mejor que nunca. Reímos, hablamos sin parar, vivimos infinitas experiencias en un mundo alejado de mis cuatro paredes. Se sonroja cuando digo cuánto la amo ante sus padres y bromea conmigo como siempre lo había hecho. Ante su familia no dice nada, pero le emociona que haya aprendido español. La primera noche se desnuda para mí mientras hace un baile rarísimo, al día siguiente me echa un polvo en la ducha y, aunque la mayoría de días volvemos al hotel cansados, cada uno de ellos nos besamos durante largo tiempo hasta quedarnos dormidos.

"La estoy recuperando" - pienso cada mañana al despertar y cada noche al dormirme a su lado. Pero entonces llega el último día y, mientras yo me monto en la última atracción junto a la familia, Fallon se quedan abajo respondiendo una llamada de Ian. Una vez más, ahí está él arruinándolo todo.

- Ian y Louise se están haciendo cargo de Ruth, supongo que llaman por eso - se me acerca Hugo, rato después de bajar - Yo tengo un par de llamadas perdidas y seguro que Irene también. Me preocuparía, pero, viendo su sonrisa... Bueno, supongo que Fallon no sonreiría tanto si su sobrina estuviera mal, ¿verdad?

Sonríe tanto hablando con él. ¿Sonríe tanto conmigo?





Llega el momento de marchar, ha pasado una semana y lo cierto es que ha sido maravilloso. La familia se ha sentido más unida que nunca y yo he sido una más en este sueño que yo mismo he hecho realidad.

Sus padres me abrazan, me agradecen, me aceptan. Mis cuñados me hacen prometer que iré a ver a la niña, que el viaje se repetirá con ella. Entonces viene Fallon.

- Te amo - susurra - Jamás agradeceré lo suficiente lo que has hecho por mi familia.

- Ahora también es mi familia - sonrío - Te amo, Fallon.

Me besa. Suele darle vergüenza, pero hoy no le importa. Sus labios deboran los míos y yo no quiero frenarla. Mi cabeza grita culpabilidad mientras mi corazón susurra pasión desenfrenada. Pero la necesito; a ella, a toda ella. Necesito a Fallon en todo su esplendor.

Ahora ella se vuelve a España y yo a Londres y, aunque nuestros labios siguen unidos, yo ya la extraño.

- Vuelve a casa, por favor - susurro a escasos centímetros de ella - Mi cama llora cada noche tu pérdida y mi mente no sabe centrarse en otra cosa que no seas tú.

- Te lo dije, Niall; he pasado muchos meses estando más tiempo contigo en Londres o LA que en casa y tengo retrasadas demasiadas cosas. La vida sigue, pero yo siempre estoy un paso atrás. Vivo más tu vida que la mía.

- ¡Pues ven a vivir conmigo! - exclamo en un arrebato.

Recuerdo la presencia de toda su familia cuando la sorpresa sale de cada una de sus bocas sin contención. Aun así, me concentro en ella.

- Haz tu vida conmigo. En Londres conseguirás un trabajo mejor y yo mismo te recomendaré en la mejor universidad que encuentre. De vez en cuando vendremos a visitar a tu familia y, además, así dejarás a Hugo e Irene vivir tranquilamente con Ruth.

- Viviendo con ellos, puedo ayudarles con la bebé.

- Te dejaré pensarlo, hablarlo con ellos tranquilamente. Yo ahora vuelvo a casa y empiezo a buscar.

No dice nada, pero veo como la sonrisa va ampliándose cada vez más. He hablado sin pensar, pero expresado en voz alta me ha hecho tanta ilusión que ya no puedo pensar en otra cosa.

- Prometo pensarlo.

Con esas palabras y tras otro largo beso, me despido de nuevo y entonces marcho. Todos vamos al mismo aeropuerto, pero yo no voy al mismo país. Ya la echo de menos.

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