Capítulo XIII: Recuperación y el Otro Mitin

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Canción en multimedia: In The Name Of Love – Martin Garrix, Bebe Rexha – In The Name Of Love

- Sabes, confié en ti, te amé con todo lo que tenía, te amé con mis miedos, con mis debilidades, te mostré cosas que jamás le había mostrado a alguien más, te dije que me daba miedo, lo podías olfatear en el aire... – el omega detuvo sus palabras, estando de pie, delante de él, con la cara roja en ira, los ojos brillando notando que sus lágrimas estaban a punto de salir, con la mano en su boca controlando de no verse demasiado sensible hacia la presencia de quien lo veía atentamente, sin decir nada – y te importó un nabo, lo cogiste entre tus manos, lo tuviste ahí, pudiste sostenerlo y acogerlo como si fuese tuyo, pero decidiste romperlo y hacerlo trizas...

El chico intentó acercarse a él, al omega consternado, dolido, amenazando con llorar, amenazando con verse duro delante de su única debilidad, delante de su talón de Aquiles.

- No fue eso lo que pasó... – el chico trató de excusarse, pero mejor fuese que se quedase callado – lo malinterpretaste.

- Que no fue eso lo que pasó – el pequeño omega repitió, con furia en sus palabras, como escupiéndolas porque dentro su ser las despreciaba, su ser las desechaba, no cabían en su ser, no eran parte de él, no eran de él. El omega siguió de pie, viéndolo directamente, con la boca medio abierta en señal de sorpresa, no daba crédito a sus palabras y algo dentro de él no lo dejaba en paz.

El chico al que estaba encarando tenía el rostro decaído, la cara le hervía de vergüenza y pena, tenía su cabello impoluto, su traje y corbata estaban bien puestas, el brillo del azul del traje le daba un aspecto formal y de poder, el omega odió el azul.

- Escuché lo que decías, escuché cómo mentías, escuché como manipulabas las acciones y palabras, escuché todas y cada una de tus mentiras... – el omega ahora ya no se contuvo, pero tampoco bajó la guardia – fueron tres, te escuché tres veces, así como Judas entregaba a Jesús, así me entregaste a mí, me entregaste a la negación.

El otro chico simplemente se quedaba de pie, viendo al omega despotricar contra todo y contra él, al único a quien culpar.

- No te acerques a mí de nuevo – el chico quiso decir algo – fui un gilipollas al creer que sería diferente, debí obedecer a la voz que me alertó de esto, de todo esto – dijo el omega en voz alta para sí mismo, empezando a recoger sus cosas, deseando marcharse.

- No te vay... – el chico fue interrumpido.

- Que no me, ¿qué? – el omega lo encaró de nuevo, con enojo en sus palabras de nuevo – ¿y qué me quedaré haciendo aquí? ¿Finjo que soy tu secretario? ¿El típico omega lindo, sensible y sumiso que haría lo que fuera por estar con su jefe? ¿Acaso me conoces? – el omega no daba crédito a lo que estaba pasando.

- Sabes, muchas gracias por estos meses fueron maravillosos, pero hubiera preferido mil veces que me dijeses que sólo sería para pasar el rato y no para pasar una eternidad – el omega recogió sus cosas, levantó su cabeza y prosiguió su camino, lo siguió a pasos decididos, sin mirar atrás, fingió indiferencia, aunque sus ojos brillosos delataban lo contrario.

- Despertaste, bello durmiente – escuchó una dulce voz proviniendo de una persona a cual cara no podía encontrar, apenas abría sus ojos, estos le dolieron por la diferencia de luces que se encontraban en esa habitación, le costó cobrar el sentido, sintió un inmenso dolor en su sien y en todas partes.

- ¡Auron! – Luzu se sobresaltó, tratando de ponerse de pie en ese mismo instante, hizo una mueca de dolor y se agarró el estómago con su brazo, Rubius muy sobresaltado junto con Auron intentaban centrarse en lo que estaba pasando.

Un Omega en Apuros // LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora