Capítulo XXII: Confrontaciones y Sinceridad

2.9K 298 186
                                    

Canción en multimedia: Brave Enough – Lindsey Stirling, Christina Perri – Brave Enough (Deluxe Edition)

-       ¿Me contarás qué sucedió? – el alfa le había dejado en un pequeño sofá cerca de una fogata, junto con una frazada que fue a recoger de la habitación del omega, Mangel se preocupó por el estado de su amigo, pero desconfiaba de Rubius y tenerlo allí en esa casa que para el era su refugio le estaba sentando mal, pero al ver a su amigo en ese estado, decidió alejar esos pensamientos y prestar atención a quien ahora necesitaba de su ayuda, el omega tenía las manos frías y su rostro pálido, con surcos de lágrimas remarcados en sus mejillas, sus ojos estaban rojos como rubíes en bruto, desgastados, sucios y sin forma, se había perdido el chocolate entre la espesa sangre y no mostraban vida.

-       ¿Qué su-sucedió? – Mangel se acercó lentamente al omega acurrucado, hecho bolita en el sofá con intenciones de querer desaparecer, el omega de bandana verde le tomó de las manos, se quejó un poquito por lo bajo por lo frías que estas estaban, Auron le observó, pudo sentir su miedo por tener a un alfa en casa – él no te hará daño – Auron apretó un poco la mano de Mangel y le soltó una pequeña sonrisa para hacerlo sentir protegido, Mangel se sorprendió un poco, no sabía que su miedo era muy evidente y tampoco pensó que el de cabello de puntas hiciera de lado sus emociones para ayudarlo a él – ne-necesitas tomar a-algo caliente – Mangel se levantó del suelo – sí, e-eso haré – Mangel salió disparado hacia la cocina, haciendo un increíble esfuerzo por no caerse al pasar cerca del alfa ojiverde.

-       ¿Ahora sí me dirás qué ha pasado? – Rubius se quedó de pie frente a él, con las manos en la cintura, expectante por saber lo que el omega tenía qué decir. Auron sólo soltó un poco a llorar más, se sentía miserable.

-       No, Auron, no lo decía para que lloraras – el alfa hizo un puchero y se acercó a Auron y se agachó para llegar a su nivel, extendiendo sus brazos, arropando al omega en el calor de sus manos y de la frazada, apegándolo a su pecho, soltando un poco de su característico aroma para hacerlo sentir en calma – no tienes que decírmelo ahora si no puedes, ¿vale? – Auron hizo un pequeño sonido de afirmación ahogado, estar en el pecho de su mejor amigo no le daba oportunidad de decir palabra.

°

-       ¿Qué haces, Alex? – el mayor se acercó por detrás del mencionado, arropándolo entre sus brazos mientras le daba un pequeño beso en la mejilla del menor. Vaya que ya era algo que extrañaba enormemente, tener a su beta mayor junto a él, sentir su calor y sentir su cercanía era algo que su lobo (que él sabía que no tenía) necesitaba. Ambos se necesitaban.

-       Estoy trabajando en un caso de esta gente – Alex señaló unos documentos que tenía en la mesa de su cocina – la hermandad oscura, ¿recuerdas que una vez la escuchamos mencionar cuando nos mudamos a este pueblo?

-       Sí, ¿que no era un mito? – Frank se rascó la cabeza en confusión, era extraño que algo así sucediera justo ahora – ¿sí existen?

-       Y han existido toda la vida, son presuntos sospechosos en el ataque a la casa de Luzu y del atentado en el día de las elecciones – Alex le vio con mucha seguridad, él no tenía ni una pizca de duda de que ellos habían sido los atacantes, y esa pluma que tenía en su poder era lo único que lo podía ayudar a encarcelar a gente mala.

-       ¿Al alcalde? – Frank se sintió sorprendido, jamás pensó que la hermandad tuviera tanto poder – pero no le pasó nada, ¿o sí? – Frank se preocupó por su viejo amigo.

-       No, no pasó a mayores, Rubius fue el que recibió todo el daño de aquel flechazo.

-       Vaya pasada, tío – Frank suspiró por lo bajo – pues si Luzu no se mete con nadie, coño, y fue el primero en ayudarnos cuando vinimos, ¿recuerdas?

Un Omega en Apuros // LuzuplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora