Canción en multimedia: Polarize – twenty one pilots – Blurryface
No todo es lo que parece, algunas cosas se ven de ciertas maneras inimaginables, o tal vez sólo nos hace falta prestar más atención a nuestro entorno para apreciar las diferentes tonalidades. Gris metálico brillante y frío, tan frío como sólo el cielo nocturno lo puede hacer, negro, un negro azabache lleno de más matices de colores, rojos, verdes, azules y amarillos, puede el amarillo le diera equilibrio, puede que el verde le ayudase a sobrellevar el arcoiris mental que tenía en estos momentos, un blanco por todos lados, que nada más hacía que aumentara su ansiedad, ese blanco no simbolizaba paz, simbolizaba desesperación, un maquiavélico movimiento de volver loco a quien se propusiera o a quien tuviera menos cordura, menos de la que tú puedes creer, pero, tú estás tan cuerdo como cualquiera, ¿verdad?
Naranja, naranja cubriéndolo de pies a cabeza, un naranja chillante, un recordatorio absurdo de su diferencia contra los de afuera, un naranja que cada vez que lo veía, iluminaba más su color chillante, no volverá a comer naranjas nunca más. Acostado en su litera, observando, a través de su ventana con más gris metálico, el nocturno cielo azul oscuro y aquella luna, sonriendo con altanería, como burlándose de su situación, haciéndole sentir miserable... Era una burlona, entrometida y fisgona, no le importaba meterse incluso en los sueños de los ingenuos amantes decididos a pedirle que envíe recados hacia sus otras mitades... Puaj, asquerosamente dulce como sólo el amor puede ser. Necesitaba salir, lo conseguiría, sólo esperaba no haber caído en el mismo pozo de mentiras, construido bajo promesas falsas y amores fallidos, él sabía muy bien de ellos, acostado ahora, con un pie encima del otro, con su bandana acomodada perfectamente en su cabeza, se talló los ojos... y esperó, una vez más, enseñado a esperar.
°
- Necesitas comer, A-Auron – se acercó tímidamente con un pequeño plato entre sus manos blancas, con la expectativa y el anhelado deseo de que el contrario probara alimento – te enfermarás...
El mencionado se giró un poco, viéndolo de reojo, cerrando sus ojos por la repentina ola de luz que había entrado en sus ojos tan de repente, así como aquella visita, se sentó en su cama, todo despeinado, con una barba de muchos días, con un aspecto desaliñado que daba asco, no entendía como Mangel seguía en aquella casa con el ser tan despreciable que se había convertido en estos recientes días, sentado dejó su cabeza colgándole del cuello, sin intención de querer subirla. Mangel suspiró por lo bajo, quería ayudarle en todo así como Auron le ayudó en su momento, se sentía impotente y cruzado de brazos, esa sensación no se la deseaba a nadie, se sentía atado de manos, petrificado sin poder hacer ningún movimiento.
- Déjala en la mesa – Auron señaló con su mano hacia aquella mesita pequeña que, curiosamente, siempre estaba limpia – ya iré a comer.
- No – Mangel se dirigió hacia aquella mesa, puso el plato en su lugar, acomodó los utensilios y se paró enfrente de Auron – quiero verte comiendo – se cruzó de brazos, adoptando una postura dominante.
Auron sólo alzó su cabeza para verlo directamente a los ojos, contemplando como su labio temblaba un poco, movía mucho sus pies y sus ojos se veían como los de un pequeño gatito abandonado, supuso que se sentía nervioso y ansioso, supuso que el contrario no estaba acostumbrado a hacer esas cosas y ahora, actuando como dominante, lo estaba carcomiendo por dentro. Auron no dijo nada, se levantó, Mangel retrocedió un poco, y se encaminó hacia aquella mesa.
Mangel se sentó junto a él sin mediar ninguna palabra, Auron tomó los utensilios para comer sin decir nada tampoco, el aire estaba algo incómodo, Mangel por lo general sólo dejaba la comida donde siempre y se retiraba, sólo entraba para saber si el castaño aún seguía vivo y limpiaba cuando podía, su actitud ahora sorprendió de cierta manera a Auron, no se sentía atacado de ninguna manera, sabía que el pelinegro no tendría ninguna chance contra él, pero sabía que se había estado esforzando demasiado, Auron había hasta dejado de atender a Frederick, su hijo, ya no le importaba nada ni nadie y a Mangel le importaba todo.
ESTÁS LEYENDO
Un Omega en Apuros // Luzuplay
Fanfiction¿Qué pasaría si un omega que jamás se ha enamorado de algún Alfa antes, cae rendidamente por uno justo el día en el que se está mudando a un nuevo pueblo? O dónde el omega Auron se enamora del alfa Luzu, futuro alcalde de Karmaland Terminada el 29/0...