Canción en multimedia: Mentiras – Daniela Romo – Daniela Romo
Pasos apresurados resonaban entre los pasillos del lugar, murmuros entre las paredes, entre los salones y pasillos. Un mar de murmullos ahogaba todo sonido pertinente en incluso el rojo intermitente parecía enloquecer lentamente a todo aquel que lo veía, unas gotas de desesperación, de escape, y de ansiedad por la tan ansiada libertad caían por sobre sus rostros como cuando la lluvia cae sobre tu rostro cuando esta apenas comienza, pero esta no era una pequeña llovizna, era una tormenta casi diluvio. Sus rostros rojos de un intenso ardiente, 6 miradas confundidas y otras 3 apresuradas dirigidas como una bala.
- Hemos dicho que alto, joder, ¿por qué siempre corren? – el comisario puso sus manos en sus rodillas, apoyándose en éstas, intentando ganar un poco del aire que sus pulmones había expulsado, ya no estaba para esos trotes – os rendís o les pongo una bala entre ceja y ceja, vosotros decidís.
- ¿Por qué tan violento, señor? – Lana murmuró por lo bajo, un poco asustada, el comisario no era tan violento ni cuando estaba tan cabreado.
- Porque ya estoy hasta el nabo de tanta gilipollez – gritó, apuntando directo a esos sujetos de los cuales desconocía sus identidades. Sus cuerpos temblaron y se agruparon en un intento de darse fuerza.
- Verde, ¿qué hacemos? – Naranja estaba inquieto, los habían atrapado en una esquina sin salida, sus probabilidades de escapar eran cada vez más pequeñas.
- No lo sé, coño, no lo sé – su mirada no podía estar más cargada de desesperación y sufrimiento, se sentía impotente con toda la situación y atado de manos, no quería terminar en la prisión junto al amor de su vida, no sería justo (aunque tampoco estaban en posición de pedir "justicia".
Naranja vio su desesperación, buscó su mano entre las luces rojas y blancas, encontrándola fría y temblante, la tomó entre la suya y el frío se transformó en calor, la desesperación en paz y la impotencia en un "tal vez" (imposible). Verde la apretó entre sus dedos, la súbita sensación de calor subió desde su espalda hasta su cabeza, esta dejó de lado las gotas de desesperación, en su mirada ya no había problemas, había paz y esperanza (ya perdida) y una sensación del futuro y lo que les aguardaba, Verde tomó entre su mano el rostro de Naranja, lo levantó y le plantó un beso lleno de mucho amor y agradecimiento, una escena entre la guerra, una atracción entre los escombros.
- Aww, vea nada más eso, comisario – Lanita tenía sus rodillas apretadas, sus manos entre su rostro acunándolo y una sonrisa de niña entre su rostro, como si nunca hubiera visto algo más tierno en ese momento, su rostro estaba rojito y sus ojos brillaban ante tanta hermosura.
El comisario hizo un ruidito de disgusto, sin embargo, deseaba muy dentro de sí recibir el mismo amor que éstos dos proyectaban en este momento.
- Ya basta de tanta escena, manos arriba, ¡ahora! – Lana espabiló y rápidamente alzó su arma a la altura de sus hombros, lista para los fregadazos.
- Pues, déjense caer, idiotas – Granito dirigió su mano hacia su espalda baja, subiendo un poco su camiseta en la que se escondía un objeto negro de bajo calibre, simple pero poderoso, capaz de sacarte un grito de muchas cosas, pero más de dolor puro.
- ¡No, Granito, ¡no! – alguien gritó desde la esquina, separándose de su compañero mientras intentaba con su mano detener la acción que se estaba realizando sin consentimiento previo, su mirada era de terror, era una arma contra tres, ¿cuántas posibilidades de salir bien librado de esta habría? Puedo contestar con certeza que una.
El tiempo se detuvo, parecía ir tan lento, como un caracol intentando correr una maratón. Un sonido de bala más rápido que la bala misma, traspasando los oídos de todos los individuos amotinados bajo el mismo techa y apretujados entre cuatro paredes. La chica se hizo a un lado, intentando de alguna manera evitar salir lastimada, pero el disparo sonó cerca, quizás demasiado cerca de su oreja, no era por el lado contrario, era a su lado. Un hoyo en seco entre una pierna, un grito de dolor, un pantalón rasgado por un agujero que aún sobresalía humo de allí dentro y una pareja que se hacía a un lado.
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Un Omega en Apuros // Luzuplay
Fanfic¿Qué pasaría si un omega que jamás se ha enamorado de algún Alfa antes, cae rendidamente por uno justo el día en el que se está mudando a un nuevo pueblo? O dónde el omega Auron se enamora del alfa Luzu, futuro alcalde de Karmaland Terminada el 29/0...