Estaba terminando de peinarme y hacerme una trenza simple. Alí estaba en nuestra cama tumbado boca arriba mientras jugaba con sus piececitos. Llevo un camisón rosa granate para dormir muy sexy a juego con su bata también del mismo color. Termino de arreglarme y entra Alex en la habitación con una toalla enrollada a su cintura y con la otra secándose el pelo. Me mira con picardía pero más atrevidamente le miro yo estando solo con una simple toalla. Me acerco a él, está parado sin moverse, mientras con mi mano paseo desde su cara, pasando por sus labios, seguidamente bajo por su cuerpo haciendole cosquillas, lo sé por la risita que me pone, y luego voy bajando por sus pectorales, por su tableta bien definida y sucesivamente voy bajando hasta que me agarra de la muñeca para frenarme.
-Delante de Alí no-
-Pero amor, ni se dará cuenta- Digo con pucheros
-Delante de Alí no, no quiero que tenga una mala imagen de nosotros, que aprenda de nosotros cosas indebidas o se las tome como algo normal-
-Pero amor..- Insisto
-E dicho que no Hayat- Dice imponente
-Está bien, como veas- Procedo a coger al pequeño y al salir de la habitación me llama, me giro y me da un corto beso.
-En otro momento si quieres, siempre y cuando él no esté delante- Me dice acariciando con cariño mi mejilla, me da un beso no muy corto y vuelve a entrar en la habitación.
Bajo las escaleras hacia el salón mientras le pongo caras a Alí, y para mi sorpresa las intenta imitar y me río por la situación. Pongo una manta en el suelo, donde le dejo en el medio y le rodeo de almohadas. Enciendo la tele y pongo Netflix, no sabía si poner Riverdale o alguna película, así que opté por una comedia romántica, una película llamada el príncipe y yo. Voy a preparar palomitas y saco de la nevera alguna bebida. Cuando está todo listo, lo llevo en bandeja al salón y encuentro a mi increíble esposo jugando con nuestra criatura. Me encanta decir nuestra, además de que lo es, es por la razón de que me encanta la idea de compartir con él toda mi vida, quiero y lucharé por que así sea, que nada ni nadie nos separe y que ésta familia siga creciendo y disfrutemos de ello, que empiece siendo cosa de dos y acabe siendo en una gran familia.
-Amor, ¿puedes traer una toalla para limpiarle?, a vomitado-
-Claro amor, ahora voy- Voy al baño y de un armario cojo una toalla pequeña. Vuelvo al salón y se la doy a Alex para que limpie al bebé.
-¿Ya?- Pregunto para acomodarnos en el sofá.
-Sí, ya está limpito- Dice sentándose a mi lado y abrazándome por la cintura.
El bebé empieza a llorar y me acerco a él.
-¿Qué te pasa, cariño?- Le digo y veo como pone cara de enfadado y llora aún más. Eso me desconcierta muchísimo, así que deduzco que tendrá hambre, le doy teta y se calma.
-Alex me mira fijamente y dice:
-Los mayores también queremos teta, yo quiero teta y da la casualidad de que tienes dos, una para mí y otra para él- Le miro y recuerdo que le debía algo así que no me lo pienso dos veces y le digo imponente:
-Delante del bebé no- Y sonrío como si acabara de ganar la batalla. Me mira seriamente y dice
-Parece que alguien se a quedado sin delicioso por una semana- Dice mientras se mira las uñas imitando a una rebel queen. Abro los ojos como platos y le digo:
-No te atreveras-
-Ohh claro que sí mi ciela- Dice con acento y todo
-¿Me estás declarando la guerra del delicioso?- Le digo arqueando una ceja
-Tomatelo como quieras- Dice mirandome seriamente pero con una mueca pícara
-Señor esposo, si quieres guerra, guerra tendrás- Le digo con aires de superioridad
-Señora esposa, eso dijo Alemania en la Primera Guerra Mundial- Me guiña el ojo y pone la película.
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Siglo XXI
RomanceUna historia basada en hechos reales. Donde una joven nacida en un mundo, convive en otro, donde la sociedad, las culturas y las religiones chocan, donde la hija perfecta deja de ser tan perfecta al dejarlo todo por un amor prohibido entre diferente...