Parte 20

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Abrieron la puerta de embarque y subimos al avión, me puse los casos y aproveché para dormir una larga siesta de Madrid, a Nueva York.

Pasaron las horas, Jhon me despertó para ver una parte del vídeo de su boda y una azafata  por el altavoz nos comunicó que en breves aterrizaríamos. Dio la señal para que nos abrochásemos los cinturones de seguridad y eso hicimos. Ya estaba atardeciendo, a sido un viaje de casi 8 horas de avión y lo primero que haré al llegar al hotel será lanzarme a la cama.

Hayat

La verdad es que no me ha hecho mucha gracia que se haya ido así sin poder arreglar las cosas. Entiendo que es por mi culpa, fui yo quien le echó, pero qué se le va a hacer, cuando el orgullo manda no hay más. Pero me hubiera gustado decirle que le perdono la mentira, que en su lugar no sabría qué hacer y posiblemente esa haya sido una de mis posibles reacciones. Pero eso se habla en persona y no hay que darle más vueltas. Ayer llegó a Nueva York, así que vuelve hoy, llegará entre esta noche o mañana, o eso me dijo antes de irse. Tengo pensado hacer las paces con él, así que prepararé su comida favorita, sus dulces preferidos y le  prepararé  una sorpresa.

Estoy recogiendo y limpiando la casa a la vez que juego con mi hijo, hoy se ha levantado muy juguetón. Estoy esperando a que la máquina de amasar termine su trabajo mientras hablo con Reihab por teléfono y está en las mismas que yo pero sin haber discutido con Jhon.

Me llega un mensaje de Alex avisándome de que en un rato subirá al avión y son las 4 de la tarde. El viaje de ida es más largo que el de vuelta, llegará aquí en unas 6 horas aproximadamente, así que agilizo mi paso para darme prisa y me de tiempo a tener todo lo previsto listo.

Alex 

Ya estoy de nuevo en el avión. Hayat me a vuelto a sorprender por la rapidez en la que a respondido mi mensaje pero esta sorpresa es mayor puesto que no viene con un simple ok, esta vez es un vale y una carita sonriente. Yo, sinceramente, no entiendo nada. Hago un esfuerzo muy grande por entenderla pero cada día es algo nuevo. No digo que sea malo, solo digo que ahora está contenta pero a lo mejor cuando me vuelva a ver me lanza otro vaso, con estas mujeres nunca se sabe.

 Mis pensamientos son interrumpidos por una fuerte turbulencia, aún no estamos cruzando el Atlántico y ¿ya las hay?, seguimos sobre las costas de Nueva York pero no me da buena vibra esa turbulencia. Veo a las azafatas hablar entre ellas muy nerviosas, luego una coge la iniciativa, se acerca al altavoz y dice:

-Señores y señoras, por favor mantengan la calma. Ha sido una fuerte turbulencia pero no se trata de nada grave- No termina de apagar el altavoz y nos golpea una turbulencia aún más fuerte. Jhon y yo nos miramos preocupados entendiendo que no es para nada algo leve. Suena una explosión que nos mantiene a todos en silencio por unos segundos intentado averiguar de dónde provenía antes de entrar en pánico. Aparece uno de los pilotos, por los rasgos de éste chico diría que es ruso. Murmura algo a las azafatas y por sus caras al palidecer se ponen en marcha y todas se mueven hacia cada rincón del avión. La azafata de antes vuelve a hablar por el altavoz y esta vez sus palabras no son muy optimistas. 

-Señores y señoras, ruego su colaboración, estamos en una situación crítica y necesitamos de vuestra calma. Entiendo que quieren respuestas y se las daremos, todas las personas asmáticas pónganse delante por favor. Que todo el mundo se ponga los chalecos salvavidas, y la mascarilla. Adultos encárguensen  de los niños. Una de las ruedas de aterrizaje a caído dañando uno de los motores.- Dice con la calma a flor de piel.

Vuele a sacudirnos un fuerte golpe y empieza a sonar una especie de alarma que grita peligro, y las luces a parpadear. Aparecen dos pilotos y uno grita

-Hay que bajar ya, la caja de combustible se a dañado y está cayendo todo al mar, los mandos no respondes, estamos solos, nos da tiempo a actuar antes de que el modo automático caiga tambien- La gente no reacciona por lo que se da a entender que no han entendido lo que está pasando cuando grita el otro piloto

-¡¡DARLE AL TOBOGÁN HINCHABLE, ESTO VA A EXPLOTAR!!- Todos entienden y mientras unos rezan, otros gritas, y otros pocos se lamentan,  Jhon y yo junto a otros hombres trajeados corremos a ayudar a las azafatas. El tobogán hinchable ya está montado y ayudamos a las mujeres con niños a bajar primero, luego las embarazadas, y finalmente los hombres. El avión pierde el modo automático y del avión empieza a salir mucho humo, Jhon me está esperando para saltar, pero corro a asegurarme de que no queda nadie. Ha pasado un buen rato desde que nos vimos en estado de alarma por lo que no tardarán en venir a socorrernos. Justo cuando saltamos Jhon y yo, él primero, después yo, explota el avión a unos metros de nosotros atrapándonos en la explosión.

Siglo XXIWhere stories live. Discover now