26.-¡Basta!

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Estaba en una habitación vacía color negro, hasta el suelo era de madera negra, parecía quemada. Había una sola puerta pero por alguna razón temía que se abriera pero también me daba miedo quedarme.

Me senté en una esquina y abracé mis piernas, me sentía como un niño pequeño, como cuando mi padre me abandono por su tristeza y se encerró por varios días, dejando que me valiera por mi mismo.

Estos recuerdos me hicieron estremecerme, quería irme de aquí de inmediatamente. No escuche nada durante un largo tiempo, me relajo y al mismo tiempo me puso tenso.

Cerré los ojos para suspirar y tranquilizarme un poco, al abrir los ojos me levante de un salto al ver que por la puerta se escurría un líquido negro, era espeso y se desplazaba despacio hacia adentro.

Me arrincone más y esperé para ver si pararía en algún momento pero no lo hizo, seguía como si fuese infinito, justo en ese momento se abrió la puerta de golpe y todo el liquido espeso entro como una ola gigante. Cerré con fuerza los ojos y al abrirlos vi a mi padre enfrente de mi, agarrando un cuchillo con fuerza, lo elevo hasta arriba se su cabeza y lo dejo caer hacia mi, volví a cerrar los ojos para esperar el dolor agudo del cuchillo.

-Piensa en algo que te agrade- me dijo una voz que no puede reconocer.

Le hice caso y pensé en algo bueno, abrí los ojos. Otra vez en un cuarto solo, pero este era distinto, era color azul claro y tenía repisas con juguetes, una tele y una cama.

La reconocí de inmediato, era mi cuarto cuando vivía con mi tío. Suspire aliviado de cierta forma y me levante del suelo, camine hacia la puerta y la abrí. Observé esos largos pasillos que me reconfortaban tanto.

Recorrí los pasillos, sabiéndolos de memoria, pronto llegué a la "biblioteca" y me metí, justo como esperaba, ahí estaba mi tío, leyendo un libro de tapa dura y gruesa.

-Christian- me saludo amigable.

Fui hacia él, me sorprendí al ver que era un niño de nuevo pero al mismo tiempo lo vi muy normal.

-¿Qué haces pequeño?- me pregunto mientras me revolvía el cabello.

Abrí la boca para responder pero no pude emitir ninguna palabra.

-Esto no me agrada- murmuro la voz que antes me había hablado.

Me volteé y mire al techo, me pregunté de dónde vendría esa voz.

-Chri...- volteé para ver a mi tío.

Me separe de él rápidamente, su ropa estaba manchada de el líquido negro de hace rato. Cayo hacía adelante y se quedo ahí, me puse a un lado de él y lo agité un poco, traté de gritar pero no podía, de todos modos lo seguí intentando.

-Cálmate, Chris.

Escuche un dispare detrás de mi, volteé por inercia y me encontré con Dashner, ese maldito psicólogo. Estaba apuntandole con una pistola a mi tío.

Me interpuse entre los dos y mire a Dashner con enojo y cierto desconcierto. No permitiría que le hiciera algo.

El viejo psicólogo comenzó a reír a carcajadas y bajo su arma.

-Oh, no hace falta que hagas eso.

Me aterro que dijera eso. Volteé a donde estaba mi tío, ahora el ayudante de Dashner estaba sosteniéndolo del cuello. Traté de pedirle que lo dejara pero no podía articular palabra alguna. Volteé a ver a el psicólogo con una mirada rogándole que le dijera que lo soltará pero él solo me miraba como si hubiera encontrado un espécimen raro y quisiera disecarme.

¡No puedo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora