30.- Todo termina.

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Christian retrocedió asustado, tropezando y cayendo de espaldas al agua, sus ojos estaban desorbitados y soltó un fuerte gemido de angustia.

-N-no...- pensaba que todo había terminado pero lo que estaba viendo en este momento le decía que no era así.

Miro para otro lado, tomo un largo suspiro y se levanto con torpeza apoyándose en una pared. No podía quedarse como si nada, tenía que afrontar la situación y descubrir que había pasado. Palpo la pared y encontró un interruptor para la luz, dejo su dedo sobre el sin apretarlo, trataba de prepararse mentalmente para ver lo que le esperaba entre las sobras.

Click

Retuvo las ganas de vomitar. El cuerpo estaba con toda la espalda de Samuel estaba rasgada, como si un cuchillo hubiera abierto la piel, parecía que le hubieran encajado un cuchillo en la cabeza después de terminar con la espalda, sus manos estaban tiesas en un puño flojo, parecía que había estado agarrando algo, tal vez para defenderse.

El pelinegro se aparto de el cuerpo y se dirigió al cuarto de Alvaro, tal vez el estaría ahí, tal vez vivo, tal vez muerto. Se preparo para la segunda opción.

De camino al cuarto, noto que los pasillos tenían cosas rotas, tal vez habían estado forcejeando más de dos personas.

Con paso tembloso llego al cuarto de Alvaro y abrió la puerta, lentamente dejo ver un rayo de luz que provenía de adentro. Casi suelta un grito de alegría pero se limitó a abrir rápidamente la puerta.

-¡Alvaro, en la cocina-...!- se detuvo en seco, delante de el estaban dos hombres con cara de estúpidos patéticos y un hombre alto, con una cicatriz en la mejilla, bajo la mirada un poco, ahí estaba Alvaro boca abajo.

Sus piernas no se movieron no corro ni retrocedió si quiera un centimetro.

El hombre hizo un movimiento con la cabeza y Christian sintió como alguien le ponía un trapo húmedo en la boca y nariz, reacciono por fin y se hizo para tras, chocando contra un pared tratando de que su contrincante lo soltará pero solo logro que le apretará más el trapo contra su cara.

Trato de hablar pero sintió como todo su cuerpo se estaba durmiendo poco a poco, la tentación de rendirse ganaba terreno pero logro estrellarlo una vez más contra la pared, el hombre soltó un resoplido, y le apretó el pecho cortándole la respiración poco a poco.

Se quedo quieto y con lo ojos cerrados pero sin perder la conciencia. Después de escuchar palabras sin sentido y muchos movimientos y ruidos que no le ayudaron en nada a saber a donde iba o lo que hacían lo hombres. Christian estaba calmado, posiblemente era por lo que lo que había aspirado pero también estaba pensando; Alvaro siempre había sido muy misterioso con su trabajo, conocía a quienes lo había secuestrado por primera vez, estaba pensando que tal vez esto era por culpa de Alvaro y ese "trabajo" era algo que seguro era ilegal.

Sintió como lo tiraban a algún lugar, para su suerte, o mala suerte, estaba comenzando a sentir el cuerpo y el dolor fue mayor. Una puerta metálica se cerró y se obligo a abrir los ojos. El cuarto era como una zona de tortura, gris, húmeda, con gritas en todos lados y un foco que se balanceaba de un lado a otro con una tenue luz.

Observó todo con detenimiento y cierto pavor, era peor que el laboratorio de Dashner y eso ya era mucho. Se adentro con paso lento a lo más obscuro de el cuarto, no encontró absolutamente nada. Por lo menos no hay había ratas, pensó tratando de ponerse un poco más calmado pero lo cierto era que le sudaban las manos y estaba muy tieso, no se podía imaginar como saldría de esto o como terminaría.

-Tal vez pueda...- comenzó a susurrar con miedo a que alguien lo escuchara- buscar una roca, golpear a el primero que venga y...

Casi se echa a reír de su propia idea, era tan estúpida que se notaba que estaba desesperado por salir, era obvio que cuando alguien viniera no vendría solo.

¡No puedo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora