capítulo 13

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ALBERT

¡Dios no lo puedo creer!, es que no concibo la idea de como ella no pudo confiar en mí, como no pudo haber sido capaz de creer más en las palabras de una loca que en todo el amor que yo le he demostrado es que de verdad no concibo como.

—Albert ¿Tú crees que en algún momento me puedas perdonar? —me pregunta y la verdad no es deba perdonarle nada solo que estoy dolido por no habérmelo dicho por lo demás la entiendo, ya es de madrugada y no hemos podido dormir, después del baño nos acostamos cada quien por su lado yo me acosté dándole la espalda y aún estoy en la misma posición.

—Patricia, por favor duérmete estamos muy cansados —digo sin darme la vuelta estoy muy dolido es que ¿Porque no me lo dijo? carajo ¿Porque tenía que callarse?

—Albert por favor debemos hablar —me pide.

—¿Y que me decías cuando yo te pedía eso mismo? ¿Que me decías cuando yo te pedía una explicación? ¿Cuando te pedía que por favor hablaras conmigo? No quisiste Patricia, ¿Cuantas veces te lo pedí? Así que ahora soy yo quien no quiere hablar contigo, al menos no por ahora estoy muy lastimado. Patricia me duele que no me lo hayas dicho —le digo de golpe estoy muy lastimado, muy dolido con ella porque no confió en mí.

—¿Tú que crees que a mi no me duele? ¿Crees que yo no he sufrido cada maldito día desde que empecé a recibir esas malditas imagines? ¿Crees que cada vez que veía esas imágenes no se me destrozaba el alma? Albert ¡Por Dios! Ponte un segundo en mi lugar y dime ¿Tú qué harías si todos los días recibieras fotos de mí con otro hombre? ¡Fotos con mi cara! porque si es tu cara, que lo demás sea montaje ok lo entiendo, pero yo no lo sabía en ese momento. Yo sólo veía tu rostro y se me rompía el corazón en pedazos. Albert ¡Por Dios! es tu rostro el que aparece en cada imagen, sé que quizás debí prestar más atención a los detalles y me arrepiento de no haberlo hecho, pero ¡Por Dios! estaba ciega de rabia, de dolor, de impotencia, pensaba que me había traicionado, que te había estado burlando de mí y si te lastime pero yo también sufrí. Cada golpe que te daba lo hacía para hacer que sintiera un poco de mi dolor, sé que no debí pegarte lo sé y me arrepiento de haberlo hecho, pero estaba cegada de dolor. Sentía que me moría, sé que te lastime al no enfrentarte desde un principio, con mi falta de confianza en ti, pero entiéndeme un poquito por favor. Los dos somos víctimas de las circunstancias, de la maldad de una loca que solo quiere hacernos daños. Así que por favor no actúes como si solo tu estuviera sufriendo porque yo también lo estoy, a mí también me duele todo esto. Mira ahí esta mi teléfono mira todos los mensajes y las imágenes haber si así me entiendes un poquito. Miralas y dime si solo tu estaba sufriendo, dime si no tenía motivos para dudar —dice en un mar de llanto sé que le duele claro que le duele solo Dios sabe todo lo que ella tuvo que vivir y sufrir en silencio todo este tiempo. Separa de la cama me da su teléfono para salir de la habitación, yo no digo nada, ni siquiera soy capaz de mirarla a la cara porque me pongo en su lugar y yo no sé qué sería capaz de hacer. Tomo el teléfono y empiezo primero por las fotos y la verdad la entiendo, la más de quinientas fotos que le enviaron la gran mayoría son reales, falsas solo son las de donde hacemos el amor y nos besamos esa son falsas, pero la demás no lo son y lo sé porque reconozco cada unos de los lugares en donde me la tomaron fui a cada uno de ellos en esas fechas. Cada viaje, cada reunión, cada cenas de negocios la recuerdo y ahora la entiendo muchísimos más ¡Dios soy yo! y claro que entiendo a Patricia, si en cada viaje al que iba le mandaba fotos mías desde donde quiera que estuviera y las fotos que le enviaron yo estaba en los mismo lugares, con la misma ropa, sonriendo ¡Dios esa loca psicópata lleva más de un año vigilandome! ¿Como no me di cuenta?... Dejo de ver las fotos y leo los mensajes y cada uno de ellos es peor que el anterior, van desde, regalada, eres la otra, estúpida, zorra, ramera, perra, puta ¡Dios! cuanto ha sufrido ella todo este tiempo. Me pongo en su lugar y yo hubiera actuado igual o peor que ella y es que con todas las imágenes que he visto y los mensajes que he leído yo también hubiera pensado que ella no se merecía que le diera ninguna explicación. Me paro de la cama y voy detrás de ella ya hemos sufrido demasiado por culpa de esa desequilibrada. Salgo de la habitación y esta todo a oscura, pero escucho sus sollozos vienen de la sala, enciendo la luz y la encuentro en posición fetal en el sillón en un mar de lágrimas.

—Belleza, por favor ya no llores más —digo llegando hasta ella para abrazarla.

—No puedo me duele, me duele mucho y sé que te hice daño y lo siento de verdad, pero nada me duele más que tu desprecio. Por eso no te dije nada, por eso no te enseñe las fotos ni los mensajes por miedo, por cobardía. Albert yo tenía miedo de dejar de verte, de que me rechazaras para irte con ella y sé que debí confiar más en ti, que debíamos haberlo hablado pero no lo hice y lamento no haberlo hecho, pero ya está hecho y lo que de verdad me duele es que aun sabiendo que yo también he sido víctima de las mentiras de esa loca tú me rechaces. Sé que será difícil que arreglemos las cosas sobre todo tomando en cuenta todo lo que te hice pero de verdad yo quiero que lo intentemos, Albert yo te amo —me dice en medio del llanto.

—Lo sé belleza yo también te amo y sé que también eres una víctima de las circunstancias por eso estoy aquí belleza. Yo te amo demasiado y aunque me duele un poco tu desconfianza y tu forma de actuar, te entiendo sé que nada de esto debió de haber sido fácil para ti —digo abrazándola contra mi pecho.

—¿Eso quiere decir que me perdonas? —me pregunta escondiendo su cara en mi cuello.

—No tengo nada que perdonarte belleza solo eres víctima igual que yo de esa loca y te prometo que pagara todo el daño que nos ha hecho. Solo por favor prometeme que nos contaremos todo, que no más mentira ni engaños —pido sacando su cabeza de mi cuello para mirarla a los ojos.

—Te lo prometo amor ¡Nunca más vuelvo a dudar de ti! te lo prometo —dice volviendo a abrazarme.

—Belleza estamos casados —digo con una sonrisa pícara en mis labios ella sale de mi cuello y me sonríe robándome el aliento.

—¡Si! somos marido y mujer, y te prometo que haré lo que esté en mis manos para, acepte el hombre más feliz del mundo —me dice mirándome con ese brillo en sus ojos que tanto extrañe,

—¡Ya soy el hombre más feliz del mundo! con el solo hecho de tenerte entres mis brazos otra vez ya soy el hombre más feliz del mundo —digo disfrutando de la paz y la alegría de tenerla entre mis brazos.

—Yo también soy muy feliz contigo ¡Dios soy una tonta! por haber dudado de ti por tanto tiempo por no haberte dicho nada —dice mirando los primeros rayos del sol que entra por la ventana.

—Ya no pienses más en eso belleza. Es un nuevo día, arreglamos nuestras diferencias, estamos casados, sé que no fue la boda que soñamos, pero te prometo que en cuanto resolvamos todo este problema con la loca esa nos casaremos como Dios manda —le digo para que se relaje y se olvide de eso ya suficiente sufrimiento ha pasado durante todo este tiempo teniendo que cargar con todo esto ella sola —Vamos a la cama belleza debemos descansar lo necesitamos —digo parándome para ayudarla a ella hacer lo mismo.

—Pero ya amaneció y tu debes ir a la empresa a investigar bien lo del incendio —me recuerda.

—Lo sé belleza, llamaré a papá para decirle que voy más tarde por ahora quiero descansar un par de horas y hacerle el amor a mi esposa —digo cargándola en mis brazos para llevarla a nuestro cuarto.

—Como digas esposo mío —me dice y una felicidad inmensa inunda mi cuerpo.

—¡Esposo mío!, me gusta como se oye —digo dejándola sobre la cama para luego subirme encima de ella sin llegar a aplastarla. La beso despacio disfrutando cada beso, cada caricia, disfruto de su cuerpo como si fuera la primera vez y le hago el amor como nunca antes, con todo el amor que siento por ella, sus gemidos y jadeos son música para mis oídos.

—Te amo Albert —me dice en el momento en que el orgasmo la golpeó con fuerza.

—Yo también te amo belleza —digo derramando mi semilla dentro de ella. Giró dejándola a ella sobre mi cuerpo, acaricio su esparta y voy sintiendo como su cuerpo se va relajando poco a poco, se está quedando dormida.

—Te amo Albert, gracias por devolverme a la vida —dice en un susurro antes de quedarse completamente dormida. La abrazó fuerte contra mi pecho rogándole a Dios que podamos ser felices, con ese último pensamiento me dejo llevar por los brazos de morfeo sintiendo una felicidad inmensa de que, por fin mi belleza está de nuevo conmigo.

¡NARRADOR OMNIPOTENTE!

Mientras Albert y Patricia dormían plácidamente un terrible plan se estaba llevando a cabo en su contra. Uno donde Patricia será la más perjudicada. Un plan que quizás esta vez si podrá separarlos para siempre.

La Boda Del MillónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora