Capítulo 18

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PATRICIA



Casi no dormimos o mejor dicho literalmente no dormimos nada, pasamos toda la noche hablando planeando nuestro futuro con nuestro bebé y por supuesto haciendo el amor, amándonos como solo nosotros sabemos hacerlo, descubriendo y disfrutando cada punto débil de nuestros cuerpos, desde que nos conocimos siempre hemos sabido comunicarnos sin palabras con una mirada, con un toque, algunas veces hasta somos capaces de saber cómo se siente el otro con solo mirarnos a los ojos, nos amamos demasiado y aunque en su momento fui muy tonta, ciega y hasta un poco inmadura lo fui porque lo amo y el solo hecho de imaginarlo con alguien más o pensar que me engañaba me dolía mucho, algunas veces el dolor y la rabia son tan fuerte que te ciegan y te cierra a escuchar y ver la verdad que tiene delante ti y si sé que fui una estúpida en ese momento y me arrepiento de todo lo que hice y dije, pero no lo cambiaría por nada porque pues porque cada dolor, cada tropiezo, cada obstáculo, me han hecho ser quien soy hoy una mujer fuerte y valiente, y con esto no quiero decir que no tengo miedo de todo lo que pueda pasar, de todo lo que se avecina, porque si lo tengo y es un miedo terrible el que siento, miedo por mí, por el hombre que amo, pero sobre todo por mi bebé porque él es el único ser inocente que hay en todo este enredo, pero no me daré por vencida, no me dejaré caer y si me caigo me levanto y empiezo de nuevo, porque si algo he aprendido a lo largo de mi corta vida es que de toda experiencia buena o mala se aprende algo, de las buenas he aprendido a apreciar cada segundo de felicidad, cada minuto en compañía de mis seres queridos, cada triunfo, cada meta cumplida y sobre todo el amor, y de las malas he aprendido que nada dura para siempre, que el dolor con el paso del tiempo disminuye y que siempre cuando más oscuro está es cuando ya casi va a amanecer, así que no cambiaría nada de lo que pasó.

—¿En que tanto piensas belleza? —me pregunta sacándome de mis pensamientos, estamos en el consultorio de la doctora Konny Abreu mi ginecóloga para que me revise y me confirme que todo esté bien con nuestro bebé, por suerte para mí cuando la llame esta mañana me puedo dar una cita para hoy mismo.

—En nada importante amor, solo pensaba en nuestra vida, en lo que nos espera Dios Albert seremos padres y la angustia por todo lo que se nos viene encima me tiene mal nuestro bebé no tiene la culpa de nada —digo al molde del llanto y es que algo muy dentro de mí me dice que este infierno ahora es que está empezando a arder.

—No te preocupes belleza que yo los cuidare y protegeré a ambos con mi vida si es necesario —me dice abrazándome y sé que sí, que daría su vida por nosotros de hecho creo que la daría por cualquier ser humano que pudiera estar en peligro porque Albert es así, siempre piensa en los demás.

—Disculpen la demora —entra la doctora interrumpiendo lo que le iba a decir.

—No se preocupe doctora —le dice Albert tomando mi mano.

—Bien Pati cuéntame que te trae ¿por aquí? —me pregunta con una hermosa sonrisa y es que ella aparte de ser mi doctora también es mi amiga y sabe que lo que más he deseado es ser madre aunque este no sea el mejor momento, le cuento sobre las pruebas, me hace un par de preguntas de rutina.

—Bien como tienes poco tiempo por lo que veo en la ecografía normal no podremos ver nada así que haremos una tansvaginal así estaremos más seguras y sabremos el tiempo que tienes en específico —me explica y yo arrugo la cara eso no será peligro ¿para mi bebé? —Tranquila Pati no es nada invasivo no le pasara nada a tu bebé —me dice sonriendo como si leyera mis pensamientos —El baño encontrarás una bata para que te cambie —asisto parándome para irme a cambiar, una vez lista salgo del baño y me acuesto en la camilla donde ya la doctora está preparada, Albert se para y viene hasta mi toma mi mano mientras la doctora empiesa a hacerme la ecografía.

La Boda Del MillónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora