capítulo 22

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PATRICIA


Sumida en una total y completa oscuridad, así estoy en este momento sumida en una oscuridad espantosa tengo miedo, mucho miedo, algunas personas dicen que cuando mueres siente una paz infinita, siente que ya nada te puede hacer daño, pero yo no siento nada de eso al contrario siento un miedo atroz, siento miedo dejar mi mamá, a mis amigos y sobre todo miedo de dejarlo a él al hombre que amó, pero siento como que ya nada me mantiene aclara a este mundo, como si todo lo que me mantuviera con vida ya no existiera, y por más que trato no puedo salir de está inmensa oscuridad, también algunas personas dicen que cuando mueres vez un túnel y que al final de el hay una luz que te llama, que te invita a seguirla, pero yo no veo nada, solamente veo oscuridad total y por más que trato de enfocarme y trató de mirar más allá no encuentro ni veo nada, ya ni siquiera tengo fuerzas, me siento tan débil, tan cansada, siento todo mi cuerpo demasiado pesado, siento como voy perdiendo el conocimiento hasta que sencillamente ya no veo nada.


—Despierta cariño —escuchó una voz que me llama, pero no sé quién es, trato de abrir los ojos pero es imposible estoy demasiada débil y cansada como para abrirlo —Vamos cariño debes ser fuerte, lucha mi llamita de luz, no te rindas —solo una persona me llamaba así, desde niña siempre me decía que yo era su llamita de luz por mi cabello rojo como el fuego, abro los ojos de golpe porque no puedo creer que de verdad lo esté escuchando después de tanto tiempo, trato de encontrarlo con la mirada pero no puedo todo está tan blanco, tan claro y brillante que es cegador.

—¿Papa? ¿Eres tú? ¿Dónde está? —pregunto aún tratando de encontrarlo con la mirada.

—Aquí estoy llamita de luz —dice parado frente a mí con esa sonrisa que siempre me ha transmitido calma, paz, tranquilidad y seguridad.

—¿Qué haces aquí? ¿Estamos muertos? —preguntó con algo de temor a su respuesta.

—Tú me mantienes anclando aquí llamita, tú no me dejas ir.

—Papa no te entiendo ¿dónde estamos? —pregunto confundida.

—Aquí venimos las personas que estamos anclados a algo o a alguien en la tierra y también las personas que aún no es su tiempo como tu, tu estas aquí porque aun no es tu tiempo, y yo lo estoy porque tú me tienes anclado —me explica —¿Porque no me has desconectado aun? —me pregunta.

—Como que porque papito de mi corazón, porque te amo, porque no podría vivir sinti en mi vida, porque eres mi papá, porque yo sé que despertara, porque mi mama te necesita, porque yo te necesito —digo abrazándolo como tanto he necesitado hacerlo desde el accidente.

—Mi amor debes dejarme ir esto no es vida para nadie, ni para ustedes ni para mí que cada día he tenido que ver el sufrimiento en sus rostros cada vez que me ven postrado en esa cama, he sentido su dolor atravesarme la piel, ni siquiera es justo para tu madre que llora día y noche siempre que no está, mi niña hermosa, mi pequeña llamita de luz ya no quiero ni puedo seguir viendo como las mujeres que amo sufren día a día por mi culpa.

—Ya no tendrás que preocuparte por mí papá, porque ahora yo estaré aquí contigo y no me iré de tu lado —digo volviendo a abrazarlo.

—No mi bella llamita tu debes volver.

—Y ¿para qué voy a volver papá? Para qué volver si ya no queda nada por lo cual luchar, solo tengo sufrimiento y dolor, no puedo volver para enterarte, no puedo volver para ver a mi mama morir de dolor por tu ausencia, ni siquiera tengo a mi bebé —digo llorando sabiendo que después de los disparos que recibí es muy difícil que sobreviviera, mi bebe tan pequeñito tuvo que pagar por la obsesión y locuras de una psicópata —No puedo ni quiero volver —sentenció sintiendo como si mi cuerpo flotara me siento tan ligera.

La Boda Del MillónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora