CAPITULO FINAL "Luz de Oro"

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Reía sin parar, se burlaba de nosotros.

-Lo he logrado. Sabía que tu cuerpo era imperfecto, pero el mío era el indicado ¿Puedes ver? No fue difícil compartirlo con el demonio Celestián. –Valentine estiró sus brazos y levanto la vista al cielo, su rostro reflejaba un placer retorcido. –Ahora no son más que insectos, tengo el poder en la palma de mi mano.

Vimos como un gran rayo atravesó el cuerpo de Valentine, sin hacerle cosquillas siquiera. Lo miré horrorizada. ¿Cómo diablos lo iban a derrotar? Parecían que sus poderes estaban más allá de cualquier Nephilim. Valentine era ahora un demonio poderoso, en este caso, quizá solamente el Ángel Raziel lo pueda derrotar. Pero mis pensamientos son tontos, necesitamos la copa que está en el Gard, la espada que está en poder de Valentine y el lago, en este caso el espejo, pero el espejo está completamente roto. No podemos invocar a Raziel. ¿Dónde están los subterráneos? Vampiros, hombres lobo, hadas, brujos. ¿Por qué no han venido a ayudarnos? ¿Acaso así acabará el mundo?

-¿Qué está pasando? 

Escuché la voz de Simon. Volteé a ver y en efecto era él. Se estaba incorporando, al igual que Isabelle, que se sentaba lentamente mientras Alec le aplicaba un Iratze en la espalda. Alec se veía aturdido y cansado, pero luchaba por mantenerse lúcido. Magnus estaba de pie, más cerca de mí, viendo hacia el cielo, como buscando a alguien, a que alguien llegara. La lluvia nos tenía totalmente empapados y el clima frío no estaba a nuestro favor. Pronto, mi cuerpo temblaba incontrolablemente de frío.

-¿Quieren ver como su ciudad es destruida? –Exclamó Valentine sonriente. 

-No destruirás a los Cazadores de Sombras tan fácilmente, pronto vendrá ayuda, los subterráneos nos ayudarán. –Dije poco convencida.

-¿Quieres probar mi poder chica? Solo observa.

Valentine dio unos cuantos pasos para agarrar la Espada Mortal. La blandió y apuntó hacia el cielo con ella. Rayos se concentraron en un punto fijo del cielo y luego, éste se comenzó a tornar oscuro. En cuestión de segundos se creó un agujero, como u portal, del que atravesaban miles y miles de demonios de todas formas y tamaños, volaban a una sola dirección, la Ciudad de Cristal, Alicante.

-¿Simon, puedes moverte ya?-Preguntó Magnus.

-Sí, claro, mi cuerpo se ha recuperado rápido.

-Corre lo más rápido que puedas y busca a Sebastián, él quizá pueda encontrar una manera de sacar a los Cazadores de Sombras del Gard, así podrán luchar para defenderse hasta que llegue la ayuda.

Simon no respondió nada, salió corriendo como un rayo hacia la ciudad, hasta que desapareció de nuestra vista.

-Alec, Isabelle, vayan a Alicante, ayudarán más allá.

-¿Qué estás diciendo Magnus? ¿Y tú que harás aquí? –Dijo Alec, mientras Isabelle se ponía de pie lentamente. -¡Algo te puede pasar! ¿Quieres que sufra más? ¿¡Crees que no he sufrido suficiente con la muerte de Jace!? No soportaría… tu muerte. –Exclamó Alec apretando fuertemente sus puños.

-¡Basta Alec! –Alec se le quedo viendo sorprendido a Magnus. –Tienes que hacerme caso, no sabemos cuánto tiempo más permanecerás en ese cuerpo, tú he Isabelle. No sabemos si funcionará lo que nos dijo el Ángel Clarissa, no sabemos si la muerte de Jace fue lo suficientemente buena para ella y Raziel.

Yo no sabía de qué diablos estaba hablando Magnus, algo que no me contó Jace, ¿Pero por qué? 

-Ustedes Nephilim, ¿Creen que los dejaré ir? 

Un mal presentimiento me llenó por completo, sentí que algo malo estaba a punto de suceder. Alec he Isabelle se preparaban para marcharse, cuando vi como Valentine, con espada en mano, aparecía detrás de ellos, sonreía diabólicamente, alzaba la espada y atravesaba los cuerpos de ambos.

Literalmente los atravesó, dejando un hilo de resplandor blanco como sombra. Los cuerpos de Isabelle y Alec no sangraron, ni se vio herida alguna; sin embargo, cayeron como trapos al suelo, como si hubieran vaciado su cuerpo de vida alguna. Me acordé que la Espada Mortal también era llamada Espada-Alma, Pero supuestamente no causaba daño alguno a los Cazadores de Sombras, pero quizá, en manos de un demonio, podía tener otro efecto.

-¿¡Por qué!? ¡No puede ser! –Gritó Magnus enfurecido y mirando al cielo, ¿Por qué no lo dejas venir? 

¿A quién le gritaba Magnus? 

-Sus… sus cuerpos fueron vaciados. Valentine acaba de sacar el alma de ambos de su cuerpo, ahora no son más que una masa vacía. –Me explicó Magnus.

Ahora solo quedamos Magnus y Simon. Jace, Isabelle, Alec; las personas que yo creí jamás morirían. Desearía que todo fuera solo un libro, solo una historia.

-¿Por qué hiciste eso? ¿¡Cuál es tu punto con matar a la humanidad!? –Grité enfurecida hacia Valentine. -¿Cómo fue que tu alma se corrompió? Si Jocelyn te amo alguna vez, entonces tenías un lado bueno, un alma pura, me gustaría saber cómo se oscureció tu alma. –Comencé a llorar, pero mantenía mi voz firme. Dejé suavemente el cuerpo de Jace en el suelo, le toqué la frente con mi mano y luego me levanté, poniéndome cara a cara con Valentine. Al parecer Magnus necesitaba tiempo, estaba esperando algo, yo tenía que encontrar una manera de retener a Valentine aunque sea unos minutos más. –Te aseguro que los Ángeles no te perdonarán. –Dije mientras caminaba hacia él. –No creo que sea el momento del fin de la raza humana, yo no quiero que sea el fin. Yo soy la reencarnación de Clarissa Morgenstern, la reencarnación de tu hija, -En ese momento me encontraba a medio metro frente a él. –Soy tu propia sangre y ni siquiera eso te importa, entonces mátame, vamos, ¿qué esperas? Solo déjame decir mis últimas palabras, “Jamás me sentiré orgullosa de un padre como tú, tú nunca fuiste un padre para Jace, Sebastián, ni para mí; tú no eres el padre de nadie”.

Sentí un tremendo calor en mi mejilla, cuando Valentine me pegó con el dorso de su mano. La mitad de mi cara estaba adormecida. 

-Eres una maldita mundana ahora ¿No es así? No me importa que no me quieras ahorita, reharé tu alma y la obligaré a amarme. Así de fácil. Así que para mí, tú no eres nada más que un estorbo.

-¡Detente! –Gritó Magnus.

Pero fue demasiado tarde. Valentine chasqueó los dedos y volvieron a aparecer brazos del suelo, pero esta vez capturaron a Magnus y lo agarraron fuertemente de ambos brazos. Él no se podía mover. Ahora, sin sus manos no podía hacer magia.

Magnus comenzó a maldecir y luego me ordenó que me fuera, porque todo estaba saliendo mal, no llegaría la ayuda y me dijo que huyera a la ciudad. ¿Pero de que me serviría correr? De todos modos Valentine me alcanzaría y me mataría. Magnus se había dado por vencido. Pero yo no le hice caso. Me enfrenté a Valentine tratando de golpearlo, pero sin lograrlo. Él me volvió a golpear, esta vez en las costillas. Tosí y escupí sangre. Pero me volví a erguir. 

Luego, él me lanzó y caí alrededor de cinco metros a lo lejos. Mi cuerpo ya no aguantaba más. Entonces vi los cuerpos de Alec, Isabelle y Jace en el suelo. Los Cazadores de Sombras dan hasta su último aliento por defender a los mundanos, por defender el mundo de los demonios, por defender a sus amigos, a sus familias, a las personas que aman. 

Con dificultad me logré poner de rodillas y levanté mi vista hacia el cielo. ¿Qué es lo que Magnus espera? Valentine caminó hasta quedar frente a mí, tomó la Espada-Alma, la lluvia caía intensa y pesada sobre mí, mi cuerpo estaba tan congelado del frío que hacía que ya casi no sentía nada. Vi como la Espada brillaba y al mismo tiempo reflejaba las grandes torres de Alicante, las cuales eran rodeadas por demonios que se alzaban en los cielos. 

Recuerdos llenaron mi cabeza, yo conociendo inesperadamente a Jamie Campbell Bower en el avión, leyendo juntos los libros de The Mortal Instruments, riendo, llenándonos la boca de chocolate. Huyendo de los paparazzi, juntos frente a las cámaras, Jamie tan elegante en su traje y yo con el vestido rojo que me prestó Lily. Luego descubriendo que Jamie en realidad era Jace, conociendo a Magnus, Alec, Simon. Jace llegando junto a mí en la colina antes de convertirme en Nephilim. Compartiendo una tarde divertida junto a mi familia, mi abuela Ana y mis nuevos amigos Cazadores de Sombras, un brujo y un vampiro diurno. Yo, escuchando a Jace cantar una bella canción, besando a Jace… y verlo morir.

Y la Espada rompió el viento.

Un gran destello de luz lleno todo. ¿Así se sentía cuando tu alma era sacada de tu cuerpo con la Espada-Alma?

Poco a poco la luz se fue disipando. Sentí dolor en mi cuerpo. Mi cuerpo… ¿Todavía seguía viva? ¿Quién evitó que Valentine me matara?

Era como un amanecer, por un momento pensé tener al sol frente a mí, un gran calor me rodeaba y acariciaba mi piel; sin embargo me di cuenta que era ilógico que el sol estuviera tan cerca de mí. 

Enfoqué con mis ojos lo que tenía frente a mí. Un brazo estaba deteniendo la Espada de la punta, sin ninguna dificultad ni rasguño. Estaba de espaldas a mí, podía ver las grandes y deslumbrantes alas con destellos dorados que se extendían en su espalda, marcada en un área específica por una cicatriz en forma parecida a la de una estrella. El cabello, danzando sublimemente con el viento. La lluvia había cesado. 

Lloré, lloré como una niña pequeña. No podía parar. Estaba tan aliviada. Era Jace.

Él giró un poco la cabeza para verme. Su rostro no era el de Jamie Campbell. Era completamente diferente. Sus ojos eran dorados, sus pómulos gruesos pero bien marcados, su expresión era serena y hermosa. Era un ángel.

Volvió su mirada a Valentine. 

Valentine no podía creer lo que tenía frente a sus ojos. Y Jace, con voz serena y tranquila le dijo: “Te dije que yo te tendría misericordia”.

El rostro de Valentine se llenó de miedo y confusión. No podía mover la Espada, el agarre de Jace era increíblemente fuerte. 

-¡IMPOSIBLE! ¡Esto es imposible! ¡Suéltame Jonathan!

-Te dije que mi nombre no es Jonathan, es Jace.

Del cuerpo de Jace comenzó a salir fuego, pero él no se quemaba. Era Fuego Celestial. ¿Cómo aprendió a manejarlo? Entonces, mientras agarraba la Espada, hizo que a través de ella corriera el Fuego Celestial y comenzara a quemar a Valentine y el demonio que dentro de él habitaba.

Valentine, ya cubierto por las abrazantes llamas, gritaba como loco. Jace le arrebató la espada de las manos y cortó el alma de Valentine de su cuerpo. 

El cuerpo mutado de Valentine volvió a la normalidad, pero ahora ya no sa movía. Jace tomó el Espejo que yacía en el suelo. Lo acercó al cuerpo de Valentine, en el momento que algo brillante salía de él. Era el alma de Valentine. Se metió dentro del espejo. 

Jace se acercó a Magnus, que ahora estaba liberado de cualquier atadura. Le tendió el Espejo y él lo agarró.

-Yo me encargaré. –Exclamó Magnus.

Yo seguía en el suelo, herida. Jace se acercó a mí. Pude ver todo el gran esplendor de Jace frente a mí. El verdadero cuerpo de Jace Herondale. No hay palabras que puedan describir la belleza que vi ese día.

Jace se agachó y suavemente me levantó del suelo y me cargó con ambos brazos. Yo me sostuve de su cuello. Por alguna razón supe lo que pasaría en ese momento. Jace tenía que lidiar con los demonios que atacaban Alicante y volaría hasta allá. 

Al momento de sujetar fuerte a Jace, él dio un salto increíblemente fuerte hacia arriba. Sentí que el corazón se me iba a los pies. Finalmente llego lo más arriba que pudo y extendió sus enormes alas. Volaba con gran sutileza y delicadeza, seguramente porque me tenía en brazos y mi cuerpo estaba muy lastimado. Cuando llegamos a la ciudad, habían muchos cazadores de sombras luchando. Jace cayó suavemente en uno de los techos de las casa mas altas y me ayudó a mantenerme de pie. Volteé a ver a mi alrededor y vi como la gente luchaba por proteger su ciudad. Entonces me di cuenta de las tres personas que luchaban como un equipo. En primer lugar vi a Simon, que lanzaba a un demonio en dirección a una muchacha joven y alta. De cabello largo y oscuro. ¿Isabelle? ¿Cómo es posible? No era el mismo cuerpo que utilizó en la batalla pasada. Era aún más esbelta y alta, además de musculosa y ágil. Parecía que bailaba en los aires. Y Alec, en uno de los tejados, disparando flechas a todas direcciones un una velocidad impresionante. Él era más alto, aún mas que Jace, su cabello negro y ojos azules resaltaban entre la multitud. Comprendí que esos eran sus cuerpos originales. ¿Cómo los consiguieron? ¿Cuándo?
Miré a Jace, que observaba los cielos y los miles de demonios que ahí se encontraban. Luego, él me volteó a ver. No dijo ni una sola palabra, pero solo con su mirada pude comprender todo. Él se acercó a mí, me toco suavemente la mejilla, entonces yo sostuve su mano, no quería que me soltara. Pero poco a poco, él fue alejando la mano; no antes de haber rozado mis labios con su pulgar y luego agarran un mechón de mi cabello. Vi cuando lo hacía y pude notar que mi cabello tenía cierto color rojizo. Jace sonrió nostálgicamente. Iba a decirle algo, cuando él se alejo y se lanzó del techo. 

Emprendió un vuelo tan alto que se perdió entre las nubes. Me quedé a la espera de él, con la mano en el pecho y con el corazón palpitando rápidamente. Del cielo comenzaron a caer destellos platinados, y estos, al caer sobre los demonios, hacían que estos se retorcieran del dolor, era como un ácido para ellos y luego se esfumaban. Para nosotros los humanos no nos hacía daño, en cambio, nos dio fuerzas; sentí como al caer sobre mí aquel polvo mi energía regresaba y el cuerpo ya no me dolía.

Sin embargo, me quedé ahí esperando. Pero Jace Herondale nunca regresó.

Cazadores de Sombras, más allá de los libros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora