Una boda se aproxima

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- James, amor, por favor ya dime en dónde estamos, sabes que no soy muy amante de las sorpresas – dijo Kara mientras tenía los ojos vendados

- Tranquila, ya casi llegamos, te prometo que esta sorpresa valdrá la pena – le sujetó la mano mientras estacionaba el carro

James se dirigió de inmediato a abrirle la puerta a Kara para ayudarla a salir del auto y dirigirla al interior de su restaurante favorito. Lo había reservado todo solo para ellos dos y había pedido que preparasen lo mejor que tenían en su menú. Esa noche tenía que ser una de las más especiales de las vidas de ambos.

- ¿Ya puedo abrir los ojos? – dijo con voz impaciente

- Solo un segundo más – dio la señal para que encendieran las velas sobre la mesa y comenzaran a desfilar los meseros con los platos mientras él le retiraba la venda de los ojos.

- ¡Oh por Dios! James esto es demasiado hermoso, muchas gracias mi amor, eres el mejor enamorado del mundo – se lanzó a sus brazos mientras le daba un profundo beso

- No tienes nada que agradecerme Kara. Soy yo el que te debería de agradecer, por ti soy mi mejor versión y haces que mis días sean brillantes – la llevó hacia la mesa, le retiró la silla y la ayudó a sentarse mientras los meseros servían la cena.

- Gracias por otro año más a tu lado – le sonrió Kara con su rostro iluminado por la luz de las velas – Tú también me haces una mejor persona y me encanta todo lo que hemos logrado juntos. Te amo mucho James – le extendió la mano a través de la mesa

La noche transcurrió entre risas y anécdotas. De más está decir que la comida estuvo más que deliciosa, James se había lucido en su elección y realmente no podía ser para menos. Esa noche tenía que ser impresionante e inolvidable puesto que marcaría el inicio de una nueva etapa. Si todo salía bien, ya no serían solo una pareja de enamorados, sino pasarían a ser una feliz pareja de novios dentro de unos minutos.

- ¿Estás disfrutando la velada? – preguntó James

- Disfrutando y lo que le sigue, todo ha estado demasiado hermoso, principalmente tu compañía. No puedo creer que ya cumplamos dos años juntos y cada día nuestro amor sea más y más fuerte.

- Te prometo Kara que nuestro amor seguirá creciendo día tras día – se acercó un mesero con el plato final, un Crème brûlée.

Comieron el postre entre mimos e intercambiando palabras de cariño, el ambiente era el ideal, la música era perfecta, era el momento que tanto había estado esperando durante la noche, solo debía respirar hondo, levantarse de su silla, hincarse sobre una rodilla y pronunciar esas palabras que su corazón moría por decir en voz alta.

- ¿James qué sucede? Te has puesto pálido de un momento para otro – acarició el rostro de su futuro prometido

- Sucede que – se levantó y sacó la cajita del anillo – toda la noche he estado esperando este momento – se arrodilló – No hay palabras que me permitan expresar todo el amor que siento por ti, eres lo mejor que me ha podido suceder y agradezco todos los días por mi gran fortuna. Desde el primer día que nos conocimos supe que serías muy importante en mi vida y aunque no sabía aún cuál sería el papel que interpretarías, haría todo lo posible para mantenerte cerca de mí porque eres una chica inteligente, alegre, amable, de principios fuertes y mil virtudes más. Sería muy tonto de mi parte si ahora no hago todo lo posible para tenerte feliz a mi lado para toda la vida, es por eso que Kara, me gustaría saber si deseas casarte conmigo y permitirme ser el hombre que alegre tus días en las buenas y en las malas – abrió la caja y esperó ansioso una respuesta.

- ¡Dios mío esto en serio está pasando! – se tapó la boca con sus manos – ¡Claro que sí James, claro que sí! – brincó de felicidad mientras él se ponía en pie y retiraba la sortija de la caja – Seremos demasiado felices mi amor, eso tenlo por seguro – le entregó su mano izquierda, en la cual un solitario Tiffany & Co de oro blanco con un diamante de 2 quilates en forma de corazón, fue colocado y el compromiso se selló con un beso que prometía un amor eterno.

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