MEEREEN

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Una vez reunidos todos sus aliados, Daenerys reunió su primer Consejo Privado en la mesa redonda de la sala de consejos, en lo alto de la Gran Pirámide. El consejo estaba formado por Daario, Kinvara, Yvett, Yara, Gendry, Arianne y Gusano Gris. Quedaban por saber que cargo ostentaría cada uno, algo a lo que Daenerys dio pronto una respuesta.

A Daario, que se sentaba a su lado derecho, lo nombró Mano de la Reina, entregándole allí mismo la insignia. La misma insignia que le entregó a Tyrion Lannister y que luego este tiró al suelo con desprecio tras la caída de Desembarco del Rey. Al saber que había cometido poco antes una matanza de inocentes, Daenerys entendía mejor porque Tyrion hizo aquello pero, aún así, no podía evitar ponerse furiosa al recordar aquel momento. 

A Kinvara la nombró su principal consejera, el mismo cargo que antes ocupó su adorada Missandei. Puede que no conociera a Kinvara tanto como a su fallecida amiga, pero había demostrado ser de fiar y poseía unos conocimientos que superaban a cualquiera de los que estuvieran en esa sala. Por no hablar de que la había traído de entre los muertos.

A Gendry lo nombró Consejero de la Moneda. Dado que era alguien que había vivido la mayor parte de su vida de forma austera, sabría mejor que nadie como administrar bien el dinero.

A Yara la nombró Consejera de Barcos y le entregó el mando de toda su flota. Cuando se convirtiera en reina de los Siete Reinos, los Hijos del Hierro estarían al frente de la defensa de Poniente por mar, algo que ponía muy feliz a Yara, quién veía como, después de muchos años, los Hijos del Hierro dejarían de ser habitantes de segunda en Poniente.

A Arianne la nombró Consejera de los Rumores. La gran red de espías que tenía a su servicio la hacía idónea para ese cargo.

Para Yvett, alguien que había creado de la nada un gran ejército de esclavos liberados, creó el cargo de Consejera de Guerra.

Y en cuanto a Gusano Gris, tendría dos cargos, el de Lord Comandante de la Guardia Real y el de Consejero de Edictos.

Una vez repartidos los cargos, lo siguiente era la estrategia a seguir.

– Debemos marchar cuanto antes a Poniente –dijo Yara –. Los Seis Reinos y el Norte aún se recuperan de los estragos causados por las últimas guerras. Además, su flota aún está incompleta y, sin el apoyo de la Flota del Hierro, es vulnerable.

– No creo que defiendan todos los territorios –dijo Gendry –. Lo más seguro es que concentren las defensas en Desembarco del Rey.

– Según mis informantes –dijo Arianne –, Tyrion Lannister ha ordenado reforzar todo castillo, fortaleza y ciudad de Poniente con escorpiones. Los dragones son su principal preocupación.

– Saben que vamos y están preparados –dijo Gendry –. Debemos ser prudentes.

– Habría que atacar el Norte –dijo Yara –. Al ser independiente es más vulnerable que los demás y sus fuerzas aún no están recuperadas de la Gran Guerra. Si tomamos el Norte, dejaríamos al enemigo sin su más cercano aliado.

– No es tan fácil dominar a los norteños –dijo Gendry –. Mira lo bien que le fue a tu hermano –dijo con sarcasmo.

Yara lo miró con mala cara.

– ¿Qué pasa? No quieres atacar el hogar de tu amorcito... –dijo con sarcasmo ella también. 

Gendry también la miró con mala cara pero, antes de que pudiera decir nada, Daario puso orden.

– Amigos, no empecemos a discutir o el enemigo nos pillará con los pantalones bajados. Si alguien debe indicarnos la estrategia a seguir esa es la reina.

DAENERYS TARGARYEN: EL REGRESO DE LA REINA DRAGÓNWhere stories live. Discover now