MAR DEL OCASO

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Arya luchaba con las pocas fuerzas que le quedaban para mantenerse despierta. Sabía que si se dormía, ya nunca más volvería a despertar. Pero, cada vez le era más difícil. Acurrucada sobre la madera que flotaba en el agua de aquel inmenso mar, con su piel quemada por el sol y su cuerpo deshidratado, la joven Stark no quería mover ni un músculo, ya que debía ahorrar hasta la más mínima fuerza que le quedase.

Pero, cada vez estaba más débil, no sabía donde se encontraba en medio de aquel inmenso océano y, después de días a la deriva, aún no se había encontrado con ningún barco que pudiera rescatarla. Además, dudaba de que en Invernalia o en Desembarco del Rey conocieran su situación y hubieran enviado barcos a buscarla.

No sabía lo mucho que se equivocaba.

Poco a poco, su fe en poder salir viva de aquello se fue desvaneciendo. Lo que más le preocupaba era no poder regresar para avisar a sus hermanos del gran peligro que se les venía encima. Un peligro que ella misma, estúpidamente, había liberado y con el que podría haber condenado, no solo a los Siete Reinos, también a todo el mundo.

Pensó que, tal vez, era mejor morir a vivir para contemplar el infierno en el que se iba a convertir el mundo, por lo que, poco a poco, fue cerrando los párpados mientras en su mente se despedía de sus hermanos, quienes seguramente la acompañarían pronto. Pero, antes de que sus ojos se cerraran del todo pudo ver una gran sombra colocándose sobre ella, cubriendo por completo el Sol que tanto quemaba su piel. 

Su visión estaba tan borrosa que no pudo ver bien lo que era, pero si se dio cuenta de que la sombra descendía sobre ella antes de que la oscuridad lo inundara todo.

DAENERYS TARGARYEN: EL REGRESO DE LA REINA DRAGÓNWhere stories live. Discover now