DESEMBARCO DEL REY

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En los días que siguieron a la batalla, las tropas de Daenerys no entraron en la ciudad, la cual continuaba cerrada a cal y canto. La Reina Dragón dio órdenes de mantener las distancias con la capital y de abrir bien los ojos por si los Profundos regresaban. Hizo construir un gran campamento en donde las personas eran atendidas y sus fuerzas se preparaban para el combate. Por otro lado, la Flota del Hierro se había retirado a una distancia prudente en la bahía del Aguasnegras. Nadie marcharía sobro Desembarco del Rey a menos que la reina lo ordenara.

Mientras, dentro de la ciudad todo era caos y desolación. El rey estaba completamente ausente y el Consejo Privado no hacía más que debatir sin llegar a ninguna solución. Jon se encargaba de la defensa de la ciudad con los Capas Doradas y las milicias, pero le era imposible. Los suministros de la ciudad se habían agotado y esto había generado el malestar de una población que se sentía abandonada y se moría de hambre, comenzando a comerse a los perros, gatos y hasta las ratas que podían coger. A Davos aquello empezó a recordarle el asedio a Bastión de Tormentas, lo malo era que, en aquella ocasión. no tenía un barco lleno de cebollas para llevar a la ciudad.

Toda esa situación generó un malestar en la población y varias revueltas estallaron en distintas partes de la ciudad.

Jon irrumpió bruscamente en el salón del Consejo mientras este estaba reunido.

– Esto no puede seguir así. No podemos estar encerrados tras estos muros viendo como la gente se muere de hambre y se alce en armas contra nosotros. Fuera no paran de llegar carros de provisiones al campamento de Daenerys ¿Os imagináis lo que pasará cuando eso llegue a oídos de la gente de la ciudad?

– Precisamente, eso es lo que estamos debatiendo –dijo Tyrion –. He hablado con el rey y él solo dice que defendamos la ciudad.

Jon arqueó mucho las cejas.

– ¿Defender la ciudad...? Si Daenerys no nos ha invadido ya es porque no quiere. Ella ya tiene los Siete Reinos en el bolsillo. La gente de todo Poniente la ve como una salvadora.

– Necesita la ciudad para completar la conquista –dijo Sansa.

Jon sonrió de forma irónica.

– ¿Y que crees que hará? No va a volver a provocar otra matanza que la desacredite ante el pueblo. Va a dejar que nos pudramos aquí dentro. Total, a la gente de ahí fuera les importa una mierda lo que nos pase.

– ¿Y que sugieres que hagamos? –dijo Davos.

– Abrir las puertas –todos se quedaron boquiabiertos ante la propuesta de Jon –. Que Daenerys entre y tome lo que quiera sin violencia alguna. Hagamos lo que hagamos, ella ha ganado ya.

– ¿Has olvidado que destruyó esta ciudad después de que las fuerzas de Cersei se rindieran? –dijo Sansa – ¿Cómo sabes que no lo volverá a hacer?

Jon se encogió de hombros.

– No lo sé. No sé que hará cuando tome la ciudad. A lo mejor nos ejecuta a todos, a mí el primero. Lo único que se es que no puedo dejar a la gente de esta ciudad morir lentamente. Así que voy a abrir las puertas.

Todos menos Tyrion se pusieron en píe bruscamente.

– ¿Te has vuelto loco? –dijo Brienne – El rey fue claro en lo de mantener las puertas cerradas.

– El rey no está aquí y dudo mucho que le importe lo que pase en la ciudad. Yo soy el que controla a los Capas Doradas y la defensa de la ciudad.

– Y yo soy quién controla a la Guardia Real –dijo Brienne desafiante –. Y no permitiré que se contradigan las órdenes del rey.

– Déjalo ya Brienne –dijo Tyrion con tono indiferente –. En el fondo, sabes que Jon tiene razón. Esas puertas no impedirán que Daenerys tome la ciudad cuando se le antoje, solo impide que la gente de esta ciudad pueda escapar de una muerte segura. Bran ya no es rey de nada. Daenerys es ahora la reina, por mucho que nos pese –miró a Jon fijamente –. Adelante, abre las puertas. Tienes el permiso de la Mano del Rey.

DAENERYS TARGARYEN: EL REGRESO DE LA REINA DRAGÓNWhere stories live. Discover now