Había pasado ya una semana desde que había descubierto la verdadera naturaleza de Loki y su estirpe, si bien por las noches sus pensamientos se llenaban de dudas, a la mañana siguiente reafirmaba su decisión con respecto a los monstruos que habían asesinado a su hermana.
Desde que había dejado de ver a Loki por las mañanas tenía mucho tiempo libre que empleaba en ayudar a algunos granjeros, siendo estos los que más trabajaban en Asgard para poder proveer de alimentos tanto a la familia real como a sus sirvientes, a toda la guardia y a los ciudadanos.
Su padre había vuelto hacía ya unos días y aprecia orgulloso de que su hijo estuviera tan metido en ayudar a su gente, ese orgullo tenía tan feliz a Thor que olvido por completo el tema que quería hablar con él y no podía hablarlo con su madre pues ésta, según su intuición, no tenía toda la información.
Antes de haber olvidado por completo el tema, una enorme duda carcomía su cabeza, ¿Cómo le preguntaba a su padre sobre su hermana sin confesarle que había estado yendo a la orilla a ver a un monstruo todas las mañanas? No la había, simplemente no podía no confesar eso si hablaba sobre Hela. Además, también tendría que decirle que Loki, príncipe de Jotunheim, había estado en su castillo merodeando y eso si que no quería decirlo. Porque por más de que odiara al pelinegro de hermosos ojos y sonrisa divina, no quería que su padre lo buscara para matarlo.
Así que, teniendo eso en cuenta, el que lo haya olvidado era lo mejor.
– ¿Así está bien? – le pregunto el rubio al granjero que le había pedido acomodar los fardos en el almacén.
– Si – respondió con una sonrisa el señor, ya anciano – Agradezco mucho su ayuda, príncipe –.
–Siempre es un placer ayudar, espero que pronto se recupere de su espalda –Thor se sacudió las ropas y le sonrió al señor – Si necesita ayuda no dude en pedirme ayuda –
–Gracias – el anciano le extendió una bolsa pequeña – es para usted, por todo su esfuerzo –.
Thor abrió la bolsita una vez que la tuvo en sus manos y al ver dulces no pudo evitar sentir ternura hacia el mayor.
–Gracias – exclamo feliz para luego irse comiendo los dulces de la bolsita. Ya casi era medio día y debía bañarse antes de almorzar.
De camino al castillo, sin darse cuenta, se desvió hacia los jardines de su madre, aquellos que daban al precipicio, en los que podías ver la inmensidad del océano. Allí contemplo, luego de mucho tiempo, el punto en el horizonte en donde el agua y el cielo se unían.
Suspiro. Jamás volvería a estar cerca del agua otra vez, ya no tendría la oportunidad de ver ese reino tan misterioso, o de volver a hablar con ese hermoso príncipe. Aun tenia sentimientos hacia el pelinegro pero estaba haciendo un esfuerzo por sentir algo hacia su amiga Sif, su padre le había dicho que era una buena candidata, era fuerte, valiente y honesta, además estaba enamorada de Thor. Si no aprovechaba eso no tendría una reina y eso era inaceptable.
– ¿Loki me habrá olvidado? – al darse cuenta de sus pensamientos rápidamente sacudió su cabeza y se fue. Tenía hambre y aun debía bañarse.
El almuerzo transcurrió bastante tranquilo, su padre estaba muy callado para ser él y su madre siempre comía en silencio. Y él comía como una persona normal y no como Thor, todos estaban raros y ninguno sabía bien la verdadera razón de eso, tal vez solo era uno de esos días raros que te hacían estar raro.
Luego de ese extraño almuerzo Thor empezó con sus tutorías, primero la de historia, luego la de lenguas, después magia y por último entrenamiento en combate. Todas esas actividades lo mantenían ocupado y con la mente en blanco durante toda la tarde y parte de su noche, pues el entrenamiento siempre se extendía cuando estaba con sus amigos.
Antes de cenar se bañó a petición de su madre, pues insistió en que debía estar limpio antes de cenar por educación, para Thor eso era estúpido, solo era la cena y ya. Pero aun así se bañó y fue a cenar.
La cena también fue extraña, nadie hablaba y todos comían lento y viendo solo lo que tenían en el plato. El rubio se comió lo de su plato y luego se levantó disculpándose y pidiendo permiso para irse, no aguantaba ese ambiente incómodo.
El príncipe fue hacia su habitación, una vez allí se puso su pijama y se recostó viendo el techo en silencio. Se sentía extraño, como si faltara algo. Su mirada se fue hacia el lado vacío de la cama, estaba empezando a dudar nuevamente, extrañaba a Loki, su risa, su voz, sus ojos, su compañía.
–Yo no quiero que esto sea así... Yo quería ser su amigo – murmuro sin apartar la mirada de ese lado de la cama. Desde que Loki se había ido no había vuelto a usar ese lado de la cama, sentía que si lo hacía olvidaría su presencia en la cama. Tampoco había lavado la ropa que le había prestado, en la cual más de una vez había eyaculado por pensar en el cuerpo desnudo que había visto sobre su cama el primer día de Loki en su reino. Pero siempre, después de eso, lloraba en silencio maldiciéndose por guardar sentimientos hacia su enemigo.
Sus pensamientos giraban en torno al pelinegro y quería evitarlo pero cuando trataba de desviar su deseo y amor hacia Sif, el príncipe enemigo se veía mucho más tentador.
–Si padre o madre se enteraran me matarían – piensa apretando la almohada contra su cara – Desearía tener herma...nos – en ese momento recordó a Hela y deseó haber podido crecer junto a ella.
De tenerla a su lado podría contarle sus problemas, podría contarle sobre su amor prohibido, podría contarle todo. Si no fuera por Loki y su asquerosa estirpe él tendría a su hermana a su lado.
De no ser por Loki todo estaría bien.
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Feliz cuarentena.
¿Qué tal les pareció el capítulo?
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Kingdoms
FanfictionEl reino sobre la tierra, Asgard, y el reino bajo el agua, Jotunheim, son eternos enemigos. Se ignoraron durante siglos hasta que sus príncipes se cruzaron. La monotonía los agobiaba, su sed de curiosidad no podia ser contenida en ningun reino...