Sábado, 21 de marzo del 2020.
Él.
—¡No! —grito y mi voz retumba en los auriculares.
Inconscientemente cierro mis ojos al darme cuenta que acabo de gritarle a mi madre.
—Cariño...Entiendo tu malestar, pero hazlo por nosotros. Ustedes son nuestra vida, queremos verlos bien —dice mi madre simulando tranquilidad y paciencia.
Respiro hondo para no estallar de ira y transformarme en medio de la ruta.
—Aja. —El ruido de un trueno me sorprende y me desestabilizo un momento con la moto. Que extraño. No vi ninguna luz en el cielo. Miro hacia los lados en busca de un indicador de tormenta—. ¿Qué mierda? — digo sorprendido al notar que estoy sobre el puente de aquel día.
¿Cómo llegué aquí? Hablar con mi madre no pudo desconcentrarme de tal modo que no supiera a dónde me dirijo. Pero lo hizo.
—¿Qué fue eso? —pregunta nerviosa —. ¿Dónde estás?
—En un bar —digo para tranquilizarla —. Cayó un rayo cerca.
Es mejor que decirle la verdad; Que conduzco sin sentido por la ruta en la moto que me prohíbe usar y aun así, escondí en el colegio para escaparme.
—¿En un bar? —Ahora es ella quien respira profundo para calmarse —. Voy a llamar al colegio, les diré que volviste a casa con tu padre y mañana a primera hora quiero que vuelves.
—Esta bien —digo sin ganas—. Quizá llame a Alex para hacer algo.
Ahora que lo digo, no es mala idea. Tal vez le escriba para juntarnos luego del evento al que asistió con su padre.
—Me parece correcto ¿Tienes dinero?
—Si. Mañana hablamos.
—Adios, te amo —no contesto y cuelga.
"Te amo" dos palabras cortas, pero imposibles de pronunciar o sentir para mi luego de aquella noche. Acelero cuando la lluvia cae con fuerza y se escurre dentro de mi chaqueta de cuero. No estoy lejos de la casa de playa, quizá logre llegar antes de que se desate la tormenta.
La moto muestra resistencia al subir la colina que conecta la entrada de la casa con la calle. Extrañaba la soledad del lugar, la casa más cercana queda a kilómetros y cada una cuenta con un sector de la playa.
Bajo de la moto para abrir manualmente el garaje. Me deshice de todo lo que me recordaba a esa fatídica última noche, y entre eso estaban las llaves de esta casa. Presiono ambas manos contra la puerta gris y la subo rompiendo la tranca y haciendo sonar la alarma que aturde mis oídos. Con las piernas temblando logro entrar hasta el control pegado en la pared y la desactivo. Irónicamente, sigue siendo la fecha de mi cumpleaños. Mi madre no tarda en enviarme una mensaje de texto.
—Mamá
Acaba de sonar la alarma de la casa de playa ¿Fuiste tú?
22:40h
Yo—
Mamá: Sí.
22:40h
ESTÁS LEYENDO
Entre tu tierra y mi cielo
FantasyElla fue criada en un mundo de fantasía, donde el amor respeto permanecen ante todo. Un día cae repentinamente en los brazos de él, en un mundo donde reina el caos. ¿Qué hizo que ella cambiara su hogar? Ellos lo saben, no obstante por motivos fort...