Capítulo 10, parte 2.

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Él.

Me pongo de pie como pudo y salgo. Cada paso se siente como afiladas cuchillas enterándose por todo mi cuerpo, otras partes se adormecen. Me encuentro a Bella y Alex a la mitad del pasillo, bien vestidos. Al verme, corren a mi.

—Por la luna llena, ¿Qué ocurrió contigo? —me pregunta Bella asustada.

—¿Quién te hizo esto? ¿Cómo es posible? —me pregunta Alex.

Bella llora por verme así, lo que desata una fuerte tormenta afuera.

—Estoy bien.

—No lo estas. —Bella se cubre con ambas manos los ojos—. ¿Puedes caminar hasta mi habitación?

Asiento.

Me apoyo en el hombro de Alex para caminar. Si antes pensaba que su mansión era inmensa, caminar en este estado alarga cada pasillo. Bella abre la puerta de su habitación y corre al baño.

—Pareces una pata de jamón rebanada —me dice Alex.

—Así me siento.

—¿Alguien sabe coser?. —Bella vuelve con una vajilla blanca de primeros auxilios.

—No hace falta. Voy a curarme.

—Una vez vi a la mucama —suelta Alex.

Bella asiente.

—No van a tocarme con una aguja.

—Al menos deja que desinfecte tus heridas —me pide Bella.

Asiento solo para que se tranquilice.

La valija tiene cuatro pisos de cosas necesarias para alguien en su situación. Se pone guantes y luego rocía en un algodón un líquido transparente y de olor desconocido.

—Siéntete libre de llorar si lo crees necesario —me dice Bella.

—Solo hazlo.

Rocía en mis muslos ácido, o al menos, eso siento. Libero un rugido, en vez de gritar, y los colmillos crecen.

—Recuerda, puedes llorar. —Linc aparece para burlarse de mi.

Lion y Tyler se asoman.

Bella se levanta molesta y les habla en otro idioma, alemán, creo, o es su tono irreconocible molesto. Disfruto cada minuto que Bella los rezonga, caen rayos en la tormenta. Lion y Tyler se van. cuando voltea con Alex nos paramos derechos.

—Lo siento. Mis hermanos fueron a buscar comida, lo creen necesario para ti. —Vuelve a ser la dulce princesita—. ¿Crees poder recostarte en mi cama?

—No quiero manchar las sábanas.

—Son sabanas, Dylan. Ven. —Me lleva de la mano y con cuidado me ayuda a recostarme. Las heridas son frontales, por lo que estar en esta posición no afecta nada e incluso es más cómodo para mi—. Es mejor empezar por las pequeñas, asi te acostumbras.

Asiento.

—Voy a llamar al entrenador para avisarle que te encuentras indispuesto —me dice Alex.

—Voy a estar bien.

—El juego es en dos horas —añade.

¿Cuánto tiempo estuve fuera? Acepto una hora, dos, no medio día.

Alex sale de la habitación dejándonos solos con Bella.

—Estoy bien —le digo.

Pasa el algodón por mi mejilla.

Entre tu tierra y mi cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora