Capítulo 19.

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Él.

Empujo a Franco, él rueda varias veces antes de detenerse contra la pared. No quise hacerlo, no realmente, pero las ansias me consumen al escuchar por encima de los tapones de oídos, que estoy obligado a llevar, tantos corazones latir a destiempo, uno tras otro, rápido, oxigenandose. Me vuelve loco y se me hace agua la boca y... ¡Ah! Necesito probarlos. Me inclino y apoyo las manos en las rodillas, las aprieto con fuerza con las llemas de mis dedos para no tentarme si no logro detener las garras.

—Crawford, estás fuera —me grita el entrenador.

—¿Estás bien? —me pregunta Alex.

Se para frente a mí, por suerte, gracias a su nueva condición no se agita.

—¿Estas loco, bro? Casi me matas —me reclama enojado Franco y empuja, ni siquiera me mueve.

—Fuera, Crawford —repite el entrenador.

—Fue mi culpa, me crucé —dice Franco adolorido.

—No puede volver a ocurrir lo de... el juego pasado —dice el profesor cauteloso—. Tuvimos suerte y los padres del equipo rival no presentaron cargos, al igual que la federación, pero una más, en especial con la nueva incorporación, y se acabó. Crawford estás fuera por hoy, duchate y vete.

—Entre...

—Déjalo —interrumpo a Alex—. Es mejor que me vaya. —Me incorporo y me voy, cambio lento para molestar al entrenador.

Me quedo parado con los ojos cerrados, dejo que el agua golpee mi rostro a la vez que repito el mantra. Esta vez las pequeñas lunas me llevan al beso que nos dimos con Bella la tarde que los hombres y mujeres lobo nos emboscaron. Mis padres aún no recuperaron la audición por completo y Bella ni siquiera lo sabe. Por suerte mis padres cuidan sus apariencias y secretos muy bien, de lo contrario sus hermanos volverían a resetearla y odiaría que eso pase de nuevo más de lo que odio mentirle.

****

Me reporté enfermo para no cenar en la cafetería, ya que está llena de comida parlante comiendo, porque en este momento así siento a todos. Aunque el comedor de la mansión no es mucho mejor, en todos partes hay muchos corazones palpitando que me vuelven loco. Me sobresalto cuando Lion abre la puerta, camina en silencio hasta el bar ubicado en una esquina y se sirve un trago. Poco después entra Tyler acompañado de Ashley.

—Dylan, estás aquí —dice Ashley y me abraza. No es el mejor momento para recibir contacto físico, pero lo resisto. De todos modos nunca me suelo sentir cómodo cuando lo hacen.

—¿Cómo estás? —le pregunto entre dientes.

—Mejor. —Se sienta a mi lado—. Aunque todavía no me dejan hablar con mis padres —reclama.

—Hablando de comida —suelta Lion.

Las mucamas entran y le sirven a los tres. Comemos en silencio hasta que dos corazones se suman.

—Hola, buenas noches y buen provecho —dice Bella al entrar.

Me ignora, saluda a Ashley y luego abraza a sus hermanos. Alex, al menos, golpea mis hombros. Aunque me comporté raro todo el día, quizá solo me esté dando espacio.

—¿No deberían estar en el colegio? —pregunta Ashley.

—Sí —responde Bella.

—¿Por qué no llevas a Ashley a jugar a las muñecas o lo que sea que hagan las niñas de su edad? —dice Lion.

—Retrógrada —le dice Ashley.

—Eso es nuevo —responde él sonriente—, y falso. Luciana —la llama—. Consiguele un libro de historia a la niña y asegurate que tenga dibujitos.

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⏰ Última actualización: Dec 20, 2020 ⏰

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