Capítulo 2, parte 2

170 88 145
                                    

Ellos.

Trev descansa leyendo un libro en el sofá del living tras las escaleras con vista al jardín, mientras que Linc se prepara un whiskey doble, cansado, se tira sobre los pies de su hermano, quien los corre distraído.

—¿Qué lees? —pregunta Linc. Lo habitual sería empujarlo o al menos decir algo por el comportamiento inadecuado de Linc. A falta de respuesta, se fija—. ¿La divina comedia de Dante?

—No te metas en mis asuntos.

Se arrastra y acuesta a su lado

—Hermanito, siempre voy a meterme en tus asuntos. —Le quita el libro—. ¿Desde cuanto te interesan estas cosas? ¿No estarás así por ese chico?

—La extraño, y ese chico...

—No gires rápido, es imposible —afirma Linc.

Escucho con atención intentando captar alguna palabra clave y conocer el tema en discusión. Tengo la desventaja de ser muy joven y no haber participado en sus aventuras en este mundo.

—Lo sé, solo quiero obtener una oportunidad para hablarle y averiguar porqué murió.

—Es un terreno que podemos investigar en otro momento. Sabes que me encanta meterme en problemas, sobre todo si desafiamos al barbudo en el proceso mas, está ella —dice Linc.

—Sí, no voy a hacer nada que la ponga en peligro, y tu tampoco. Te conozco, a donde quieras que vas creas caos —dice Trev

—Exageras.

El rugir de un león acompañado de gritos y ruido a vidrios rompiéndose los alerta. Saltan del sofá y se dirigen corriendo al recibidor, lugar donde se origino el escándalo. Linc y el bebe león corren y se encuentran en un abrazo, mientras tanto el personal se encuentra contra la pared temblando.

—Es dócil —dice Trev en español intentando calmarlos y se acerca a una de las mucamas que está sangrando. El jarrón del centro está hecho añicos en el suelo—. No vas a conservarlo— dice en francés, idioma que suele usar al hablar en familia.

—No vas a conservarlo —Linc le hace la burla—. No comprenden nuestro amor.— Le rasca el cuello.

—Ve a curarte. Todos pueden retirarse —dice en español.

El personal camina de espaldas con los ojos en el león.

—A esto me refería —señala Trev.

—Es un cachorrito. Lo adjunte al contrato cuando no veías. —Ríe—. No es mi culpa que no lean lo que firman, ven muchos ceros y la tinta corre. Hay que pagar.

—Acompáñeme a la oficina —le dice al vendedor en español.

Pese a la gracia que me genera las actitudes de Linc, debo admitir que me preocupan. Sé que conscientemente no haría nada que la perjudique, de todos modos temo que se confíe de su inteligencia.

—Traigo una... ¡Ahh! —grita el mensajero

—No sientas miedo.— Le ordena mirándolo a los ojos y se levanta.

El mensajero de la mansión le hace caso.

—Traigo una carta. —Se la entrega.

—Retírese.

Abre el sobre blanco sin remitente, y se encuentra con una tarjeta completamente negra. Por su sonrisa maliciosa, sabe de qué trata. Mira hacía los lados y en modo de broma, pone su dedo en el labio pidiendo silencio al bebé león, a medida que se acerca a las gotas de sangre de la alfombra. Despacio se agacha y desprende varias gotas que posteriormente vierte en la tarjeta, la cual al mojarse, revela una fecha y coordinadas. "5/4/2020" llego a leer antes de que Linc esconda la tarjeta al volver terry con el vendedor.

Entre tu tierra y mi cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora