Capitulo 5, parte 2.

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Ellos.

Los chicos simulan despertar. Están enfrentados, con sus pies atados a las patas de una silla de madera y sus brazos por atrás del respaldo de la misma. Un televisor viejo y pequeño, que se encuentra en el suelo, muestra una cuenta regresiva. Tienen un minuto para escapar de la cabaña. Se escucha una gran explosión proveniente del exterior de la casa, de todos modos ninguno se inmuta, no es hasta que las llamas entran a la habitación, faltando 30 s para que la cuenta termine, que ellos comparten sonrisas. A la vez, saltan hacia atrás y rompen la silla, se ayudan a desatarse las manos y, con ellas liberadas, desatan sus pies. Linc rompe de un golpe los vidrios de la ventana. Trev lo detiene antes de salir y señala su boca. Se quitan la camisa para cubrir su rostro, ya que deberían intoxicarse con el humo, finalmente, saltan. Corren fingiendo estar medio mareados hasta caer frente a los padres de Dylan y Alex. Respiran agitados, tosen y fingen tener dificultades para respirar.


—Primer prueba cumplida. Hasta la próxima — dice el padre de Dylan con la mascara de cuervo Los otros participantes salen de entre los árboles, vestidos también con la túnica y una máscara de animal diferente cubriendo sus rostros—. Golden shadow —repiten todos a la vez en modo de susurro.

Los chicos sonríen hacia la tierra. No puedo obviar los posibles problemas que esto puede traer, espero que Él se apure y el tiempo de Ella en este mundo sea escaso, antes que ellos, aburridos en la espera, lo compliquen.

Ella.

Me despierto sobresaltada al escuchar un grito a lo lejos. Me destapo y salgo rápido de mi habitación rumbo a la de Camila. Otro ruido se oye cuando agarro el picaporte. Se trata de una mujer, puedo distinguirlo, no obstante no viene de este edificio, o al menos de este pasillo. La monitora duerme plácida sentada frente a la puerta del ascensor. ¿Acaso no lo escucha? Fue muy rápida la vez que Dylan me asustó y ahora no se inmuta. Intuyo que no sería buena idea despertarla, ha de haber un motivo por el cual ella no lo escucha, cosas extrañas suceden, sobre todo respecto a Dylan y, no quiero mover el foco allí. Confío en mí sentimiento y bajo con sigilo la escalera que, aunque pierdo tiempo, me aseguro que nadie me escuche. Tanteó la puerta de servicio, dado que es la más cercana, y se abre. La confianza de esta institución supera la mía.

Fuera solo se oye el ruido del viento entre los árboles, levantando una fuerte corriente que sube la falda de mi camisón. Espero otro grito para orientarme y mientras tanto reviso el lugar. Ente el colegio y las rejas no noto nada extraño, tampoco en el jardín, todo esta perfectamente iluminado por los focos de noche y luce igual que siempre. Si alguien gritó debió hacerlo en el bosque, tal vez algún zorro la atacó o... no quiero pensar que haya algún sujeto parecido al que agredió a Camila en la feria, mas si es así, no hay tiempo que perder, no tengo el celular conmigo para llamar a las autoridades, por lo que debo ir sola y luego evaluar la situación. Me trepo a las rejas, al ir descalza me es fácil agarrarme. Una fuerte corriente rodea mi cintura, sus dedos firmes me sujetan y bajan sin fuerza.

—¿A dónde crees que vas? —me pregunta Dylan molesto.

Tanto sus pantalones como sus zapatos tienen pequeños agujeros, y en su mejilla hay pequeñas gotas doradas.

—Me alegra verte. —Lo abrazo—. ¿Estas bien?

Me aparta sin responder y toma su postura habitual; distante e indiferente.

—Sube a tu cuarto —me ordena irritado.

—No voy a subir a mi habitación, papi, permiso. —Me vuelvo a trepar y me vuelve a bajar sin esfuerzo alguno.

—Bella, no tengo humor, sube y duérmete. Ni siquiera quiero saber porqué se te ocurre meterte a un bosque en la madrugada.

—Escuche un grito, alguien necesita ayuda.

Entre tu tierra y mi cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora