Ellos.
Lion baja furioso al sótano del el kiosco que está ubicado en medio de un laberinto de arbustos con una única entrada y salida, solo pies sabios pueden acceder. Enciende una sola antorcha y el cuerpo de la bruja colgado en el medio de la habitación de cabeza y con las manos cruzadas en la espalda se mueve en penumbras de un lado al otro como el péndulo de un reloj.
—Tic tac. —Camina hacia ella despacio—. Tic tac, llegó el tiempo de hablar, brujita. —Lleva sus labios hacia el costado dibujando una sonrisa espeluznante en su rostro. Cincha despacio la cinta que cubre la boca de la bruja, ella frunce su frente de dolor—. Te recomiendo no gritar, me pone de mal humor y ninguno quiere que eso pase, ¿no? —Desliza el dorso de su dedo por la mejilla de la bruja—. Es simple, voy a preguntarle una sola vez. ¿Para qué la querían los nefalem?
—No le temo. —La bruja escupe al aire.
La sonrisa de Linc se amplía a la vez que el zafiro de sus ojos se oscurece, de un movimiento casi indistinguible se encuentra detrás con su daga personal en el cuello de la bruja. Suelto del asombro la piedra lunar de mi collar y me desconecto impactado al ver la única arma divina que puede cortar nuestra piel. No quiero imaginar lo que haría en esa pobre mujer. Sujeto la piedra lunar otra vez y me conecto a la piedra solar de Linc.
—Degollarme, no voy a hablar.
—Con su permiso.
¡No!
—Hermano —dice Trev al bajar. Que alivio—. No perdamos la cabeza...aún, ha de estar casada, ¿Verdad?
—Han pasado muchos días —suelta Linc.
—Exacto —afirma Trev.
Al contrario de mí primera impresión, la presencia de Trev no se basa en apaciguar el mal comportamiento de su hermano.
—Debe extrañar a sus hijos...¿Como eran sus nombres? —Linc golpea con el filo la boca de la bruja, mientras finge pensar.
—Ustedes no se meten con jovenes, son sus códigos —les recuerda la bruja.
Me alegra oír que algo de divinidad les queda en su alma.
—Las cosas cambian —responde Trev.
—Me pregunto qué pasará con el alma de brujos jóvenes en el infierno. —Linc simula pensar para causar miedo.
—No sé nada —afirma la bruja.
—¿Crees que soy estúpido? ¿Cree que soy estúpido? —Linc Mira a Trev.
—Me parece que sí —responde su hermano.
—Tal vez un dedo menos la haga pensar mejor —propone Linc.
—Libera presión —añade Trev.
Linc Asiente. Sujeta su mano y corta de un roce el dedo meñique de la bruja. Ella grita fuerte de dolor.
—9. Se acorta el tiempo —Linc enciende una pequeña llama en su dedo y quema la herida de la bruja—. Lo voy a conservar. —Levanta el meñique del suelo y se lo enseña.
—Creo que mi hermano le hizo una pregunta —le recuerda Trev a la bruja.
Linc asiente.
—Tal vez la presencia de sus hijos ayude, ve a buscarlos.
Trev asiente.
—Muy bien —dice rápido—. Querían una pócima para... —Linc se teletransporta detrás de ella y corta otro de sus dedos. La bruja grita.
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Entre tu tierra y mi cielo
FantasyElla fue criada en un mundo de fantasía, donde el amor respeto permanecen ante todo. Un día cae repentinamente en los brazos de él, en un mundo donde reina el caos. ¿Qué hizo que ella cambiara su hogar? Ellos lo saben, no obstante por motivos fort...