Capítulo 16.

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Ella.

El tiempo que estuve aquí aprendí muchas cosas y una de ellas contradicen pensamientos míos expresados al inicio de mi corta travesía; cuando le dije a Lion que si me enamoraba no iba a volver a Francia, no será el lugar al cual me dirijo, de todos modos, es por la misma razón que me voy.

Luego de la noche especial e increíble con Dylan, en el baño un vestido blanco muy sencillo me esperaba colgado, entendí en ese momento que había llegado mi hora, me lo puse y regresamos tras una entendible larga resistencia por parte de Dylan. Ahora camino por un pasillo detrás de mis hermanos, Dylan y Alex van atrás mio. Ellos aún visten de traje.

En mis pies siento raíces que los envuelven en cada paso, luchan entre ellas algunas quieren fijarse al suelo y salvarme, estas las imagino llena de flores, y otras me empujan hasta mí fatídico destino, estas tienen espinas filosas. Desde aquí los truenos se escuchan bajo, aun así su presencia me agita.

Alex aparece frente a mis hermanos interrumpiendo el paso.

—No puedo permitir que lo hagas —dice con lágrimas en sus ojos —Dylan.

Dylan me sujeta y teletransporta a la casa de playa.

—¿Qué hacen? —le pregunto.

-Podemos encontrar un modo en el que ambos se queden.

—¿Si existiese una oportunidad no crees que mis hermanos ya lo hubieran dicho? —inhalo con fuerza por la nariz y me siento a los pies de la cama.

—No —suelta—. No lo creo. —Acompaña sus palabras negando con la cabeza.

—Tus palabras no tienen cordura. —Giro la cabeza hacia el ventanal para no verlo. La tormenta se agrava y se crea un remolino en la mitad del océano.

—No... Lo siento. —Se arrodilla frente a mí y pone sus manos en mis piernas.

—Por favor, no te disculpes. Solo lo haces cuando no tienes la culpa —le pido. Solo suspira —. ¿Cúal es el plan? —le pregunto para enfocarme en lo bueno de esta gran locura. El silencio de Dylan me hace entender que no hay uno.

—Vamos a pensar uno —confiesa.

Me sorprendo cuando mis hermanos aparecen junto a Alex, lo tienen atado como un pollo relleno, nunca comí uno, pero ellos sí, y se ve igual.

—Sueltenlo -les pido, me levanto y Dylan igual.

—Muy bien, ya jugaron a los héroes. Nos vamos —dice Lion.

—¿Cómo nos encontraron? —le pregunta Dylan nervioso.

—Seguimos el rastro. —Tyler mueve la cabeza hacia afuera, hacia las nubes grises—. Entiendo que quieran salvarla...

—El único modo es matar al farsante —completa la frase Lion a su modo.

—¿El único? ¿En verdad es el único? —les pregunto.

—Vas a estar bien —dice Tyler.

—¿Cómo pueden saberlo? —pregunto—. Camino a ciegas todo el tiempo porque nadie me dice que ocurre en realidad y tampoco me dejan golpearme contra la pared, me guían por el sendero que les conviene para mantenerme dócil y estoy cansada. —Los cuatro se mantienen en silencio—. Regresemos.

—No, Bella —dice Dylan en un hilo de voz.

Solo lo miro, Iría a besarlo si no supiera que posiblemente al tocarlo me lleve a otro lugar y el círculo vicioso continúa.

Entre tu tierra y mi cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora