No creo que haga falta contar mucho del pasado. Solo quiero deciros que todos los que estamos vivos hemos perdido a nuestros seres queridos, pero hemos encontrado a otros en el camino. Ahora más que nunca, nuestro camino está por hacer, y lo marcamos nosotros mimos.
Soy Elisabeth, tengo 19 años y pertenezco a una tribu de montaña. Somo recolectores, pero sabemos defendernos con las armas, quizás no en grupo, pero sí cuerpo a cuerpo; cuando vengan Hunters, si vienen, estaremos preparados. Afortunadamente, todos vivíamos en el pueblo antes de la pandemia que se llevó a todos los mayores de veinte años, y sabemos trabajar bien el ganado y la agricultura. Estamos organizados y tenemos todo lo necesario para resistir.
El pueblo por dentro ha cambiado bastante. Todos seguimos viviendo en nuestras casas particulares, pero pusimos una valla alta alrededor para defendernos. No solo de los Hunters, si no también de todos los animales salvajes. Cada vez hay más, como decían en una vieja película "La naturaleza sigue su curso", y eso lo estamos viendo, y, a veces, pagando con nuestras vidas.
Al comienzo, justo después del gran exterminio, Alam, un vecino de 14 años al que conocía del colegio salió llorando de su casa donde estaban muertos sus padres. Yo lo miré por la ventana desde mi habitación. Aún no me atrevía a salir. Vi cómo Alam caminaba por la calle desierta y a oscuras, llorando. Sus gemidos llamaron la atención de un animal que merodeaba en busca de alimento; un oso. Vino corriendo por su espalda y antes de que él mismo se pudiera dar cuenta, de un zarpazo lo destrozó. Ni siquiera pude gritar. El miedo me paralizaba, me metí dentro de las sábanas de mi cama y cerré los ojos esperando que todo fuera una mala pesadilla.
Pero no lo era.
Poco a poco fuimos atreviéndonos a salir de casa, empujados por el hambre y comenzamos a montar la tribu, sin contacto con nadie más, ni del monte, ni del valle, ni de la ciudad. Y seguimos siendo el grupo que éramos al principio.
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Solos en la eternidad: el mundo tras la pandemia.
AdventureTodas las personas de más de veinte años han muerto. Nadie sabe cómo ni por qué. Elisabeth vive en un pueblo abandonado de la sierra con su grupo de supervivientes. Intentan resistir en un mundo destrozado tras la pandemia.