El aire viene sin filtrar. Golpea las hojas de los árboles y nuestros rostros como si naciera y muriera en el mismo sitio. Volvemos por el mismo camino. Hay algo extraño en el suelo. El primero en darse cuenta es Adri, como buen chamán sabe también rastrear y descifrar todos los códigos de la naturaleza. Se agacha y mira el suelo. Lo toquetea con los dedos estirados, y dice:
-Hay pisadas que no conocemos.
Intento decir algo, pero me manda callar. Pide silencio con un dedo en alto.
-Silencio..., no... estamos... solos.
Miramos a nuestro alrededor. Estamos en un camino estrecho. Somos una presa fácil. Nadie parpadea. Estamos atentos a cualquier cosa que pueda venir de la copa de los árboles, de sus ramas, de detrás las rocas. Miramos a los lejos, todo lo que nos deja la frondosidad del bosque. Miramos cerca. Estamos atentos a cada palmo. Creo distinguir el sonido de una pequeña cascada a lo lejos, dirección al río.
Ahora mismo, no se mueve nada. El aire parece haberse detenido. El mundo, nuestro mundo deja de girar y de latir. No hay nada más que nuestra piel, nuestros ojos, nuestro olfato y nuestro oído. Somos conscientes de que existimos. Aquí, justo aquí, en mitad de la nada. En nuestro puto mundo.
-¡ALLÍ! -Grita Adri mientras señala con el dedo -¡UN HUNTER!
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Solos en la eternidad: el mundo tras la pandemia.
AdventureTodas las personas de más de veinte años han muerto. Nadie sabe cómo ni por qué. Elisabeth vive en un pueblo abandonado de la sierra con su grupo de supervivientes. Intentan resistir en un mundo destrozado tras la pandemia.