21 En la enfermería

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Esperaba encontrar un rostro de rosa y azucena. Llamadme loca, pero soy así, un soneto suelto. Me encontré al Hunter sobre la cama, dormido. Aun dormido, tenía un gesto de dolor en la cara. Lo veía por primera vez seco, huesudo, sucio; está con el pelo sudoroso sobre la cara. No se mueve. Por su hermoso cuello blanco, el viento desordena parte de la cabellera. 

Definitivamente, ahora lo sé y lo comprendo, marchitará la rosa el viento helado, y todo lo mudará la edad ligera. 

Está sobre la cama, un camastro puesto como en guerra; colchón sobre un somier de ladrillos y paja; su cuerpo se acomoda y parece estar tumbado en la playa, recto pero relajado. El brazo derecho le cuelga fuera, el izquierdo reposa en las respiraciones del pecho, las suyas van lentas, despacio, está tranquilo. Solo se oye una respiración rápida y entrecortada, agudizo el oído, me acerco, soy yo.  Soy yo la que está respirando fuerte. ¿Estoy nerviosa? 

El Hunter sigue durmiendo, con gotas de sudor sobre la frente u el pecho. Hay una esponja dentro de un cubo de agua. Me siento a su lado. No voy a secarle, no quiero despertarlo. La venda está limpia, le cubre el estómago y parte del pecho. Acerco el dedo para apartarla un poco y mirar.

-¡Ah! 

-Lo siento, los siento. ¿Te he despertado?

-Un poco nada más. Por favor, no me vuelvas a despertar.

-No lo haré.

Mi mira serio... Estalla en una carcajada y no puedo contenerme. Ambos nos reíos como nunca.

-Veo que estás bien -le digo.

-Puedo recuperarme. 

-Estoy segura de ello -le sonrío de nuevo.

-¿Te tratan bien cuando no estoy yo?

-Por lo menos no me tratan mal, ni siquiera Andrés. Estar a punto de morirse ha tenido alguna cosa buena. Me da pena por el águila que se han cargado.

-Te estaba comiendo hasta el hígado.

-No exageres tanto, es una herida superficial... -se intenta incorporar, pero el dolor no le deja-, agr, quizás no tan superficial...

-Tienes que descansar.

-Bien, no me va a hacer daño, mientras pueda tener comida y algo de comodidad -señala las cadenas. 

-No sé si podré hacer algo. Tenemos que preservar La Tribu.

-Lo sé. Ya te has comprometido demasiado. No sigas, es mejor. 

Miro sus dedos, temblorosos y fuertes. Son un contraste, todo en él es un contraste. Tengo la decisión tomada.


Solos en la eternidad: el mundo tras la pandemia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora