V E I N T E - C I N C O |2018|

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Caminaba temblorosa y nerviosa hacía tu casa Alexander, no sabía que se suponía que iba a pasar, realmente la noticia que estabas aquí no fue tan grata como pensé, toqué la puerta y tú madre abrió. 

-¡Stella!.-tomó tu madre las cosas que tenía en la mano.-Estás mojada, la lluvia te alcanzó, anda sube al baño y seca tu cabello.

Después de un rato, baje de nuevo a la pequeña reunión, caminaba lentamente por tu casa por temor a encontrarte pero te escondías muy bien Alexander.

No sabía que esperabas de mí, después de todo habías estado con chicas tan hermosas y clamorosas que sentía una inseguridad espantosa.

-Stella, ya empezó la cena.-dijo tu madre, quien paso en frente de mi, me sentía confundida viendo a todos hablar me sentía desubicada como si estuviera drogada.

Entonces te vi, sentado de una silla a lado de tu padre, me acerqué lentamente a la mesa, uno de los lugares vacíos era justamente en frente de ti, me senté y nos miramos sin decir alguna palabra. Trate de entender que por fin te tenía en frente de mi, después de tanto tiempo, tu cabello estaba ligeramente peinado y largo aunque ya no estaba tan castaño, tus ojos se veían cansados y agotados; el acné había desaparecido igual que tu afecto a mi.

Tu mirada era seria y sin algún gesto para mí, parecía como si me odiaras o fuera tu peor enemiga, quería irme de ese lugar, me hacías sentir mal y lo peor es que no lo entendía.

-Alex, ¿Como te ha ido en tu gira?.-preguntó un amigo de tu padre y lo miraste, sonreíste tan tierno que entendí que ciertos gestos jamás desaparecen. 

-Bien, ha sido más pesado que la última. 

Y era gracioso como aquellas personas que te preguntaban y alababan tu éxito eran las que hace un par de años veían mal la idea de perseguir tus sueños. 

-¿Por que has venido solo?.-preguntó la esposa del amigo de tu padre, bajé la mirada inmediatamente, me sentía sumamente incomoda, pensaba en porque estaba en esta reunión pero tu madre me había insistido que viniera. 

-Es difícil de explicar pero he decidido parar.-reíste 

Todos los demás seguían hablando, pensaba en excusas para poder irme, realmente estaba ahí sin decir nada, solo escuchando y admirándote. 

-Stella.-tu voz tan suave que sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, te miré pero no hacías ningún gesto.-¿Como te fue en la Universidad?.-preguntaste serio, había pasado tantos años que había tantas cosas que no sabíamos el uno del otro. 

-Pudo ser mejor.-encogí mis hombros, haciendo media sonrisa. 

-Todo pudo ser mejor. 

Dijiste sin dejar de mirarme, quizás me odiabas por la manera en que nos alejamos o bien, te aleje pero todo tenía una razón, no quería ser egoísta contigo pero si lo hice conmigo misma, hice un suspiro hondo, tus padres notaron la incomodidad en nuestra pequeña y casi inexistente conversación. 

-Alexander, Stella trabaja en Londres le va muy bien;trabaja en una empresa, tiene una vida ocupada como la tuya.-dijo tu madre y de inmediato me miraste. 

-Creo que te logre ver una vez cuando vivía por ahí, el hombre con quien estabas era similar a aquel chico de la travesía en el bar de hace años.-hiciste una ligera sonrisa, recordé aquella escena pensé que no me habías visto, pero la realidad era otra y solo me hacía sentir más nerviosa, después de tanto tiempo aún me reconocías. 

-Salí un par de años con él pero al final termino la relación.-me miraste asombrado, miraste hacía el techo supongo que estabas divagando tus palabras, te habías vuelto meticuloso y lo sentía. 

-Quizás no fuimos hechos para el amor Stella.-sonreíste, pero esta vez se sentía diferente, transmitías calidez. 

Todos empezaban a levantarse de la mesa para ir a brindar a la sala y felicitar a tus padres por tantos años juntos, y era de admirarse, siempre anhele una vida así a tu lado así sonará lo más ridículo o cliché.

-Tampoco me ha ido bien con las chicas.-dijiste de la nada y te levantaste de la mesa dejándome ahí sentada, tratando de entender si al menos podríamos llegar a ser amigos de nuevos o si al menos podrías darme razones para olvidarte más facíl.

Después de toda la celebración de tus padres ya se empezaban a ir los invitados y sabía que me tenía que ir, no sabía ni encontraba razones para prologar algo que no iba a pasar, te veías sumamente feliz por ellos siempre fue así. 

-Gracias por la invitación, pero me tengo que ir.-abracé a tu madre 

-Te ves diferente, ha vuelto el brillo que desapareció en ti hace años.-sonrió.-Espero no hayas sentido que esto fue un desastre, en realidad el te quería ver. 

Entendía que quizás este había sido el único encuentro que tendríamos por el resto de nuestras vidas era absurdo hacerme ideas vagas sobre nosotros, no podía hacerme ilusiones cuando la realidad era otra y de verdad era muy dura. 

Salí de tu casa, decidida a irme a la de mis padres y quizás en unos días regresar a Londres, para que siguiera todo con normalidad. Empezaba a caminar, se sentía un frío tan helado que solo podía frotarme mis manos. 

-¡Stella!.-escuché tu voz Alexander, entre toda la calle a mitad de la noche, más ronca de lo usual, me sorprendió tanto que solo pude voltear y verte a los ojos. 

-Necesitamos hablar eso debimos de hacer hace años.

-¿Crees que sea necesario?.-te pregunté, pero no lo tomes a mal, realmente no quería tener un altercado contigo, mi corazón ya no podía resistir otra desilusión contigo, no me sentía preparada.

-Stella.-repetiste mi nombre, hiciste un suspiro hondo, tus manos se posaron sobre tu cintura, bajaste la mirada.-No me dejes ir, no de nuevo. 


-Gracias por leer-

El reencuentro.

|CORNERSTONE| [Alexander]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora