Regalo

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Los días pasaron y finalmente llegó el día de mi cumpleaños. Con respecto al asunto del auto... aún no pude darle la tarjeta de Blaise a Draco, ya que siempre que quiero entregársela, siempre nos interrumpen. Una llamada de su oficina, una llamada de Astoria o algo por el estilo. Por lo que supongo que tendré que ocuparme yo. Además, no creo que sea peligroso... ¿O sí?

El día de ayer, pase todo el día en casa de Astoria. Planeando todos los detalles de hoy en la noche. Ella se ocupó de la gente, la comida, la bebida y todo lo demás, por lo que no tuve que ocuparme de absolutamente nada. Aunque quería ayudar un poco, ella junto a Harry  se ocuparon de todo. Estos días logré llevarme muy bien con Harry , es una persona muy amigable y sobre todo me trata muy bien. Aunque... hay momentos en los que tengo la leve sensación de que le gusto. Pero aunque quisiera fijarme en una persona como Harry , no puedo pensar en otro que no sea Draco.

Me levante cuando la alarma sonó por tercera vez en la mañana. Hoy no fui al colegio, ya que no tenemos clases hasta la otra semana por un problema en la preparatoria.

Luego de darme una ducha y vestirme lo más cómoda posible, baje a desayunar. Cuando llegué a la cocina, me decepcione cuando vi que no había nadie, probablemente Draco ya se fue a la empresa.

Suspiré y trate de comer el desayuno que preparé, el cual era un tazón de cereales. Aunque no quería desayunar sola, logré terminarlo.

El timbre de casa sonó sobresaltándome.

Qué raro... Astoria no vendrá hasta dentro de una hora, entonces, ¿quién será?

Bajé de mi taburete y trotando llegué hacia la puerta. Me estire un poco para ver a través del pequeño agujero quien era, pero solo logré ver una enorme caja, seguramente un poco más alta que yo. Abrí la puerta aún más extrañada y rápidamente unos dos hombres aparecieron.

-¿Señorita Hermione Granger?- Preguntó uno de los hombres mientras se acomodaba su gorra de color azul con un logo de alguna empresa.

-Si... ¿Qué necesitan?

-¿Nos permite?- Preguntó el otro mientras sostenía a la enorme caja.

Fruncí el ceño.

-Claro.

Di unos cuantos pasos hacia atrás para permitirlos entrar. Entre los dos hombres, tomaron cada uno un lado de la caja y a la misma vez la levantaron y pasaron a través de la puerta. Me di cuenta que tenía un enorme moño arriba de la caja, por lo que entendí al instante que era un regalo.

-¿Puede firmar aquí?- Preguntó uno de los hombres mientras me extendía un papel.

Firme rápidamente, y le di una propina a los hombres por haber traído aquella caja. Cerré la puerta en el momento en el que ellos salieron para dirigirse a su camioneta color blanca que estaba estacionada en la calle.

Lo primero que hice fue mirar de un lado a otro aquella caja enorme en donde seguramente entraba una persona, o tal vez dos. Luego con un poco de esfuerzo alcance unos de los listones de aquel enorme moño y tiré de el.

Por acto de reflejo me hice hacia atrás cuando los cuatro lados de la caja cayeron al piso. Mi boca se abrió en una sonrisa cuando vi a un enorme oso de peluche color marrón claro. Tenía las manos juntas en un corazón color rojo, que decía ''Te quiero''. Y mi vista se dirigió hacia una pequeña tarjeta colocada en aquel corazón. Aún emocionada y sorprendida, tomé aquella tarjeta e inmediatamente sonreí.

"Espero que la pases muy bien en tu cumpleaños número 18. Recuerdo que cuando eras pequeña, siempre quisiste unos de estos peluches (Enormes) pero nunca podíamos encontrar el indicado. Por eso cuando vimos este, ambos pensamos en ti. Sentimos no poder estar ahí en un día tan especial, pero espero que este ''pequeño'' amiguito pueda al menos hacerte feliz... te queremos.
Tus padres...''

viviendo bajo el mismo techoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora