¿Yo... le gusto?

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Mi corazón no se tranquilizaba aunque pasaban los minutos. ¿Qué es lo que acaba de pasar? Yo... en un principio estaba a punto de quedar profundamente dormida, cuando de repente ocurrió todo.

El colchón de mi cama se hundió a mis costados y lo siguiente que sentí fue... un beso.

Una sensación familiar, algo sumamente cálido... y lindo. Sus labios estuvieron junto a los míos durante unos segundos y luego sentí como claramente se apartó de mí.

Era Draco.

Estoy completamente segura. Es la misma sensación que sentí la primera vez que él me beso... pero, ¿Por qué lo hizo? Sera que...

-No, no puede ser. ¿Yo... le gusto?- Murmuré.

El sentimiento de saber que tal vez yo también le gusto es algo... que no puedo describir. Pero no quiero ilusionarme, tal vez él solo lo hizo por diversión... o por pervertido.

Aunque, si lo hizo con cualquiera de esas dos razones... aún así me hizo feliz.

Con el corazón a mil por hora, giré hacia mi mesita de noche para apagar la pequeña lámpara que estaba prendida. Mi vista se centró en una pequeña bolsita blanca con un moño color verde manzana.

Claramente era un regalo... pero ¿De quién?

Un poco extrañada estire mi brazo y tomé aquella bolsita con mi mano y saqué la pequeña cinta que unía ambas puntas. Con la otra mano tomé la bolsita para darla vuelta y depositar lo que había dentro en mi otra mano.

Sobre mi mano cayo un pequeño colgante para celulares. Lo tomé con mi mano y lo observé detenidamente. Mis mejillas se ruborizaron un poco al saber que era el regalo de Draco. No pude evitar mostrar una enorme sonrisa.

Era una pequeña cara llena de pequitas. Hecha de porcelana fría, cabía sólo en el centro de mi mano y apenas. Incluso tenía dos pequeños detalles rosados por debajo de los ojos que daba la impresión de haberse ruborizado. Como yo. Incluso en mi confusión, mi corazón se calentó de manera agradable. Era precioso.

-Idiota...- Murmuré con una sonrisa en mi rostro.

Me acosté en mi cama con aquel colgante en mi mano... sin duda, fue el mejor regalo.

* * *
Anoche no pude dormir. El recuerdo de Draco dándome un beso hacia que mi corazón se pusiera como loco y no me dejara dormir. Me pase toda la noche preguntándome porque me besó... necesitaba saber la razón. Aunque también tengo miedo de saber la respuesta. ¿Y si lo hizo solo por diversión? Creo que... eso me dolería.

La alarma había sonado a las nueve de la mañana. Me levante de mi cama y fui a tomar una ducha. Aunque el agua lograba tranquilizarme un poco, no lograba hacerlo del todo. ¿Cómo hare cuando bajé a desayunar y lo vea? Seguramente Draco debe creer que yo estaba dormida... pero en realidad no lo estaba del todo. Él me besó... y no sé cómo haré cuando lo vea.

Salí de ducharme envuelta en mi toalla y me dirigí a buscar la ropa que me pondría. Decidí ponerme un pantalón corto de algodón color verde claro con una blusa de tirantes blanca. Deje mi cabello suelto para que se secara y me puse un poco de crema en mi rostro. Cuando finalmente terminé de prepararme me dirigí hacia la puerta de mi habitación.

Respiré profundo frente a la puerta, tratando de tranquilizarme un poco. Giré la perilla de la puerta y un poco nerviosa comencé a caminar hacia las escaleras.

Mientras iba bajando, mi corazón comenzaba a latir con fuerza al saber que me encontraré con Draco en cualquiera lado de la casa.

Caminé por la casa hacia la cocina, y me di cuenta que Draco no estaba en ningún lado. Suspiré un poco aliviada mientras ponía una mano sobre mi pecho.

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