CAPITULO 22 (Adelanto 😏)

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Ethan

La han tocado.

Han tocado a mi chica, a mi tanque de oxígeno, a la persona que más quiero del mundo, a mi niña, a mi vida, a mi pequeña rubia.

Le han puesto la maldita mano encima y yo no he estado ahí para impedirlo.

-¡Ethan!-escucho su dulce voz agitada de presenciar la escena. Sé que está asustada y que deberia de intentar controlarme pero no puedo. Joder, no puedo.

No cuando se trata de ella.

-¡Ethan para, por favor!-grita histérica rompiendo a llorar. Los sollozos que salen de su garganta me destrozan por dentro pero mis puños hablan por si solos. Estoy demasiado enfadado.

El ridículo de Liam patalea debajo de mi cuerpo intentando defenderse pero no puede. Ha cometido el error de su vida.

No voy a mentir.
Liam es un buen contrincante, uno de los mejores francotiradores que he conocido y seguramente empataria conmigo en una pelea cuerpo a cuerpo pero no es este caso. Estoy más fuera de control que nunca.

-¡Ethan!-es la última súplica que sale de su labios porque de un segundo a otro cometo la cagada de mi vida.

Al acercarse a mi para intentar detenerme me coge por la camiseta y se abraza a mi espalda. Mi codo izquierdo golpea su mandibula y casi la tiro al suelo del impacto.

Algo en mi se queda en shock al sentir mi brazo en contacto con su rostro y me giro lo más rápido que puedo rezando mentalmente para no encontrar lo que me encuentro.

Sus ojos llenos de lágrimas expresan terror al ver que me acerco a ella y se arrincona en la pared pegando su espalda a ella para mantener la distancia.

El corazón casi se me sale del puto pecho cuando levanto la mano llena de sangre para acariciar su mejilla y se aleja abriendo los ojos como platos. Se pensaba que iba a pegarle.

-Tess... Vamos, ven aquí. - suplico con la voz ahogada de agotamiento tendiendo la mano para que me la coja pero no lo hace.

En lugar de eso sube por las escaleras corriendo y la persigo corriendo más que nunca para conseguir alzancarla.

¿Que cree que voy a hacerle? ¿Tan mal me veo?

-Tessa, ¡Joder!-jadeo reteniendo esa sensación extraña que invade mis ojos. ¿Tengo ganas de llorar, enserio?

Sus pequeñas piernas logran llegar hasta su habitación pero interpongo el pie en medio de la puerta para que no la cierre y por suerte consigue darse cuenta a tiempo de no dejarme sin dedos.

Su pelo rubio está despeinado de forma natural, sus labios ligeramente inchados tiemblan, tiene ambas mejilla amortadas y un de ellas empeorará mañana por mi maldita culpa.

-Nena, ¿Que... Que cojones te han hecho?-tartamudeo sin ser consciente de que me he acercado tanto a ella que tiene que retroceder varios pasos. Todo su maldito rostro es un mapa de moraduras.

-No te acerques Ethan, por favor-llora tapándose la cara con las manos para que no la vea como si le diera vergüenza.
Su cuerpo tiembla tanto que casi no llego a tiempo cuando casi se desploma al suelo y lo impido cogiéndola por la cintura.

-No llores más, Tess. Ya está, ya estoy bien. Nunca te haría daño a propósito-susurro con miedo de que me aparte de ella pero sus abrazos rodean mi cuerpo y llora con más fuerza al oir mi voz manchando mi camiseta de lágrimas.
Desde que la conozco siempre ha sido una persona muy delicada y sensible pero jamás la había visto en este estado. Está fatal, mucho más mal de lo que me esperaba.

-Liam me ha pegado y mi padre también. Están todo el dia pegándome-confiesa con la respiración entrecortada mientras acaricio su pelo sin saber como reaccionar. ¿Su padre? - Sácame de aquí, por favor...

-Tess no... No puedo-contesto preocupado cogiendo su rostro entre mis manos. Sus ojos pierden color poco a poco como si fuera a desmayarse en cualquier momento y noto como va perdiendo el conocimiento entre mis brazos-Tess,mírame. Tess, por dios-suplico buscando por algún sitio un teléfono para llamar a una ambulancia.

-Vamos no cierres los ojos, mierda ¡Tessa! - grito con los pulmones apretados en un puño. El aire me falta viendo como la chica que amo cierra los párpados y coloco los dedos en sus ojos como si fuera a conseguir que los vuelva a abrir.

Sin pensármelo dos veces coloco las manos por debajo de sus piernas y salto las escaleras de tres en tres como el maldito Usain Bolt.

-¡¡No, no, no, no!! - repito una y otra vez sin parar como un disco rallado pisando el brazo de Liam antes de salir por la puerta.

La cocinera Penny grita mi nombre desde la puerta principal al ver a la persona que tengo en brazos pero me da igual. No tengo tiempo para gilipolleces.

No tengo ni idea de que le han hecho en esa puta casa para que haya pasado esto pero juro por mi vida que no voy a volver a traerla a ese sitio.

Hijos de puta.













Mi guardaespaldas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora