Diciembre 2011, en el Matamiedos en Incheon al noroeste de Corea del Sur, una estación de servicios médicos construida por el ejército unos diez años atrás, ahora a cargo de la Universidad Nacional y para ser exactos del Doctor Bang Shi Hyuk, prestigiado médico con diversas especialidades, en su título se podía leer Médico General, Internista y partero. Esa última le daba mucha risa, cuando fue a tramitar su título, había otras dos opciones, partero le llamó la atención. El Matamiedos había sido el lugar donde veinte años atrás había hecho su internado y con la muerte repentina de su esposa e hijo, tramitó hacerse cargo de él. Cada año recibía a un grupo de ocho jóvenes que el encargado de los internados el Doctor Lee Soo Man le mandaba, los cuales siempre eran hombres casados y Bang le decía: "cuándo mandarás solteros para acá, así el Matamiedos tendría diversión".
A mediados de Diciembre recibía la lista de los ocho médicos que vivirían todo un año en el Matamiedos, desde el primero de Enero hasta el treinta y uno de diciembre del siguiente año, con mucha emoción abrió la carta donde venían los nombres y expedientes de cada uno de ellos, el Doctor Lee Soo Man era hombre de pocas palabras al hablar y muchas menos al escribir, en la hoja solo decía: Querido amigo aquí van tus ocho incautos, como siempre ocho hombres casados, de nuevo este año el Matamiedos no tendrá diversión. El Doctor Bang comenzó a leer los expedientes de cada uno de ellos, le llamó la atención dos en especial Min y Park, los leyó detenidamente, ambos tenían dentro de sus características el afán de sobresalir y ser líderes, eso sería un problema, no tenía la menor idea de lo acertado que había sido esa apreciación.
El treinta y uno de Diciembre recibió el año con sus ocho médicos del año 2011, al siguiente día partía con ellos a las ocho de la mañana a la capital de Seúl, se despedía de ellos y recogía a los nuevos. La despedida era dura, les tomaba mucho cariño y ellos a él, durante doce largos meses no solo les enseñaba la práctica de la medicina como un asunto de corazón y entrañas, para él eso de que un médico debía tener sangre fría era falso. La pasión en un médico hacía que tuviera una verdadera vocación y su carrera no fuera un trabajo, sino un gusto.
Una vez despachado al grupo de médicos que sobrevivió el 2011 en el Matamiedos, sacó su cartón de todos los años, en él se leía: Busco ocho incautos que vienen al MATAMIEDOS. Se recargó en la columna de la estación, justo la que estaba en la puerta de salida, el camión de las seis de la tarde de la capital iba llegando, él era feliz viviendo en el Matamiedos, daba gracias porque los médicos se tuvieran que quedar con él esas fechas de diciembre, las cuales eran duras desde la muerte de su esposa e hijos. Era un señor de cincuenta años, bastante conservado para su edad, en su cabello se dejaban ver algunas canas, usaba unos lentes grandes, que todos decían que le permitían ver a Dios, no se le pasaba ni el menor detalle. La gente comenzó a salir, él movía su cartelón, porque siempre le decía a Lee Soo Man, el único defecto que tienen los expedientes que me mandas es que no llevan foto y es un triunfo reconocer a mis pobres incautos.
Prestaba atención a cada uno de los que salían, pero todos eran muy grandes o muy chicos para ser sus incautos, ¿cómo serían?, por sus expedientes se los podía imaginar, a Im lo imaginó como un hombre delgado, de cabello negro tal vez, alto de nobles sentimientos y no se equivocó, justo así era Im. Él fue el primero en acercarse y presentarse como el primer incauto, el sentido del humor, esa característica se la había puesto Lee Soo Man, Im era un hombre con un año de casado, que siempre veía a la vida de una forma digamos chistosa, buscaba el lado positivo de las cosas y a pesar de que sufrió mucho, disfrutaba de lo que la vida le brindaba ahora.
El primer incauto, le faltaban siete más, un muchacho medio despistado, con cara de niño se asomó buscando algo, en cuanto lo vio Bang supo que ese debía ser Lu. Era de los más chicos de esa camada, algunas veces les gustaba llamarlos así, porque los veía como cachorritos que les tenía que enseñar muchas cosas para sobrevivir en el mundo de la medicina, una profesión delicada así la concebía él, no tratas con máquinas sino con gentes. Lu se acercó y entregó su hoja, un muchacho muy nervioso e inseguro de sí mismo, pero con un corazón muy grande, el único problema que tendría con él casi lo aseguró Bang era quitarle esas dos cosas.
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El Colega - Yoonmin.
FanfictionBang desde que vio la forma en que se miraron tanto Min como Park, supo que en el Matamiedos las cosas iban a ser diferentes, la quietud y calma casi podía jurar que se destruiría con esos dos peleando por lo que fuera, ya veía venir las cosas, ¿hab...