Capítulo 69 | Final

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El reloj marcaba las diez en punto, con lápiz en mano, Yoongi se preparaba para presentar el último examen de su especialidad, de ahí estaría seis meses haciendo prácticas y luego buscaría quizás otro lugar donde trabajar, salvo le ofrecieran trabajo donde estaba actualmente, Jimin en su casa daba vueltas intranquilo, su esposo estaba pasando por la recta final de su sueño, el cual habían construido juntos,

Haneul: Hijo ya hiciste un hoyo.

Jimin: Estoy nervioso.

Haneul: Ponte tranquilo o esos nervios se los pasarás a mi hijo.

Jimin: No me ve.

Haneul: Ustedes están muy conectados.

Jimin: Si verdad.

Haneul: Aja, mejor ven, debemos terminar estas ropitas, estos muchachos no tardan en venir al mundo.

Jimin: Quizás le demos a Yoongi la sorpresa de llegar hoy al hospital.

Haneul: Lo tienes programado el parto dentro de una semana.

Jimin: Pero puede variar.

Haneul: ¿Andas con molestias?

Jimin: Unas pocas desde temprano, pero no quise decirle nada a Yoongi porque si no se iría muy nervioso, hija no agarres eso.

Haneul: A ver señorita, no asuste a su papá, mi hijo se volverá loco cuando se quede con los cuatro.

Jimin: No creo que pase eso.

Haneul: ¿Cómo?

Jimin: Aún no lo hablo con él, pero sería una locura irme a estudiar, él solo no va a poder con los cuatro.

Haneul: Tú estarás con los cuatro un buen tiempo, ¿o no?

Jimin: Sí, pero no es lo mismo.

Haneul: Mi hijo es capaz de cuidar a cuatro niños.

Jimin: ¿Cree?, ni uno deseaba tener.

Haneul: Pero ve, les mandaron cuatro.

Jimin: Aquel enero cuando entró a casa el Armado yo juraba terminaríamos matándonos.

Haneul: ¿Por qué iniciaron tan mal?

Jimin: Porque los dos íbamos con muchas cosas encima y además intuyo como a mí al chocar en la estación, aparte del enojo causado por ir a dar al piso, nos gustamos.

Haneul: ¡Te gustó mi hijo desde ahí!

Jimin: Es guapo, pero lo lindo se desvaneció en el segundo en el cual comenzó a gritarme.

Haneul: Muchacho el mío, siempre con tan mal genio.

Jimin: De cierta forma tenía razón, fue a dar al piso.

Haneul: Bueno muchachito, mucha plática, voy a darle su mamila a estas lindas pequeñitas.

Jimin: Que haría sin usted.

Haneul: Para, no llores, aquí estoy contigo, no soy tu madre, pero...

Jimin: Vale más todo su apoyo, no tiene obligación.

Haneul: Hijo, desde el momento en el cual te casaste con mi hijo, incluso antes aún cuando me mandaba esas cartas hablando de un hombre el cual lo traía de cabeza y eso me dio mucho gusto, juré que lo terminaría enamorando, conquistándolo y haciéndolo llegar al altar.

Yoongi leía cada pregunta y las respuestas, estaba tan nervioso que todas le parecían imposibles, cerró un momento los ojos y recordó la imagen de la mañana, Jimin estaba con sus dos pequeñas al pie de la escalera con un cartelón el cual las niñas "sostenían" en el cual se leía "suerte papá, tú puedes". En la mesa le esperaba un desayuno con huevos y tocino, jugo y otras cositas, lo tomó con sus dos pequeñas a su lado quienes hacían más papilla su papilla. Al salir de su casa los tres le dieron la bendición, le desearon buena suerte y le pidieron un diez, regresó su vista al examen y de pronto toda la revoltura de dudas tenida comenzó a desaparecer, las respuestas parecían obvias, recordaba las noches pasadas al lado de Jimin estudiando, como Jimin le hacia relaciones con cosas de las niñas, fechas especiales o algo con lo cual él se pudiera acordar de un dato específico. El tiempo fue corriendo, a su lado sus colegas enfrentaban las pruebas de sus respectivas especialidades, cada uno estaba también siendo inspirado por su familia, Jaebum se encontraba gozando de la felicidad de haber encargado en segundo bebé, Taehyung y Jungkook de dar las primeras letras para su casa, Hoseok dando bases más sólidas a su matrimonio y haciendo la tarea para encargar su primogénito, Namjoon encantando con la idea de irse a vivir a provincia con su familia a la cual se sumaba un integrante más. Bang observaba a cada uno de ellos haciendo sus exámenes, más allá de vigilarlos recordaba como los había conocido, aquellos rostros vistos, las ideas venidas a su mente a leer sus expedientes, solo faltaba alguien en ese salón, el incauto donde ni de forma remota logró describir físicamente, parecía tan lejano aquel día donde los recibió a principios de enero con la convicción de crear en ellos una conciencia de la importancia de la pasión y la entrega a su profesión, de no convertirse en unas máquinas, humanizar lo que hacían. Aunque él llevaba el control del desarrollo de cada uno de ellos, no daba ningún beneficio a sus ex incautos, más si le llenaba de gozo observar en los reportes como su desempeño los ubicaba en cuadros de honor, premios, etc. La vida había cambiado desde aquella mañana del primero de Enero,
él ni siquiera se encontraba en Matamiedos, había regresado a la ciudad, se encontraba con una mujer maravillosa con la cual cada mañana resultaba mágica, haciéndola de padre y abuelo postizo, Park, cuanto había cambiado el rumbo de la historia en Matamiedos, de no ser por él, nunca hubiera estado entre la espada y la pared, entre saber si lo que hacía era correcto e incorrecto, en la vida hubiera conocido a la madre de Min, ese muchacho definitivamente sin proponérselo le había revolucionado la vida, aunque no solo a él.

El Colega - Yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora