1 🍁Otoño🍁

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Luzu había despertado de su sueño, su cabello se encontraba despeinado y, por supuesto, aún se encontraba adormilado por lo que talló sus ojos y se estiró un poco.

Después de despertarse un poco miró por su ventana, al parecer las hojas de la mayoría de los árboles habían caído por completo, Luzu no pudo evitar sonreír de oreja a oreja.

¡Álaa!

Otoño era la estación favorita del año de Luzu, supongo que quizás era porque le gustaba revolcarse en los montones de hojas anaranjadas y amarillas, no sabía porque, simplemente le parecía lo más maravilloso del mundo.

Se apresuró en levantarse de la cama, vestirse con su típico polerón negro y sus jeans grises, estaba bastante ansioso de tirarse en un montón de hojas, no le importaba que tan raro le miraran los demás, era algo grande ya pero la verdad seguía comportándose como un niño pequeño.

Salió de su hogar, se sentía bastante energético y risueño en ese momento, los colores del otoño reflejaban felicidad y tranquilidad, al menos para él.

Cuando iba camino a la calle se encontró a un chico de cabellera oscura, llevaba igualmente un polerón, pero en su caso era rojo, los ojos de Luzu se iluminaron al verle, estaba sentado en una banca, al parecer estaba leyendo algún mensaje en su teléfono, pues no se había dado cuenta de que el chico castaño le veía.

—¡Auronsito!

Gritó Luzu a lo lejos para llamar la atención del contrario, Auron levantó su cabeza al escuchar tal grito, Sonrió al notar que ahí se encontraba su buen amigo, Luzu.

El castaño corrió hacia la banca donde se encontraba aquel chico contrario.

—¡Auronsito! ¿Qué te trae por aquí?

Se sentó al lado suyo.

—Buenas, Luzu. Bueno, solo me apetecía apreciar la mañana.

Seguía manteniendo aquella leve sonrisita en su rostro, pero solamente porque Luzu de igual manera le sonreía, su sonrisa era contagiosa.

—¿Apreciar la mañana? Que dices, pero si estás viendo tus mensajes del WhatsApp.

Soltó una pequeña risa, y, en efecto, Auron tenía abierto el chat de alguien en WhatsApp, apagó la pantalla y guardó su celular riendo nervioso.

—Ah, solo fue por un segundo... ¿Tú que haces aquí?

—Venía a tirarme en las hojas, ¿no te gustaría acompañarme? Creo que la gente me miraría como un loco, pero si somos 2 igual me mirarían como un loco, pero también a tí. Entonces... ¿Qué dices?

El azabache sonrió de lado, no tenía nada que hacer, así que fácilmente se convenció a hacer un poco el ridículo con Luzu.

Contigo lo que sea, mi niño.

Luzu rió con nervios, Auron siempre le decía cosas así, y siempre le hacían sentir que su rostro ardía porque, claro, su rostro se ponía rojo cual tomate.

Se levantó del asiento y empezó a caminar lentamente para que el contrario le pudiera seguir el paso e ir juntos a un montón de hojas.

No tardaron mucho al encontrar uno, seguro alguien había trabajado duro para juntar todas esas hojas, pero como un buen chico responsable, Luzu se prometió juntarlas después.

—Y...¿Qué se supone que hagamos aquí?

—¿Cómo no lo sabes? ¡Vamos a tirarnos encima de esto, ya te lo había dicho!

Auron no estaba tan seguro de eso ya que lo analizaba, si se tiraba ahí seguro que las hojas se meterían en su ropa y tendría picazón de por vida.

—Hombre, prefiero hacer ángeles de nieve en invierno.

Luzu hizo un leve puchero y se cruzó de brazos.

No seas aguafiestas. Venga ya, esto es...¡Genialísimo!

Empujó a el más pequeño con una sonrisa de malicia en su rostro, haciéndole caer en el montón de hojas, para después lanzarse él.

El pelinegro estaba hundido entre las pequeñas ramas y las hojas de color anaranjado, incluso podía jurar que se había tragado una, quitó las hojas de su rostro, mostrando un ceño fruncido, dando a entender que estaba enfadado.

—¡Joder, Lu---

Pero, a diferencia de Auron, Luzu mantenía un rostro tranquilo, mostrando su típica sonrisita radiante, estaba muy feliz, bastante, y lo estaba aún más por pasar tiempo con un compañero el cual quería mucho.

El pelinegro no había terminado su diálogo, pues se había distraído con el rostro de el chico contrario, aquellos ojos cafés los cuales le parecían preciosos, los cabellos castaños despeinados que le hacían parecer lo más adorable del mundo y su sonrisa, su sonrisa era lo que Auron más amaba del contrario, pues era la cosa más contagiosa del mundo y también el rasgo más característico de Luzu, ¿qué sería de él sin su sonrisa?.

Hubo un momento en el que el castaño se enteró de que Auron le veía y también Auron notó de que se había dado cuenta de que le veía, incluso habían cruzado miradas.

—Auronsito... ¿Pasa algo?

El pelinegro sintió sus mejillas arder, desvió rápidamente la mirada.

—Nada, no es nada, Luzu.

Luzu arqueó una de sus cejas, algo le hacía sentir que Auron le estaba mintiendo, pero no podía obligarle a decir la verdad.

—Esto es precioso.

Volvió a comentar el pelinegro, el castaño le dio la razón y asintió con su cabeza.

—En efecto, es precioso.

Ambos volvieron a mirarse a los ojos mientras sonreían, ellos mismos se convencían que era solo una mirada amistosa, pero cualquier persona que no fuera ellos creería que esos dos estaban enamorados.

Y lo estaban.

Pero no lo sabían.




✨LuzuPlay Month✨ 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora