3 🐔Frederick/Manolo🐖

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Era un día agradable, no hacía frío ni calor, pero estaba soleado.

"Un día perfecto para pasar tiempo con mi niño." pensaba Auron. Y sí, era cierto. No tardó tanto tiempo en mandarle un texto para poder reunirse.

Sí, Luzu y Auron eran una pareja, habían comenzado a salir hace un par de semanas, y Auron seguía poniéndose nervioso al hablar e incluso chatear con él, aunque pareciese que era bastante seco, al menos al chatear

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Sí, Luzu y Auron eran una pareja, habían comenzado a salir hace un par de semanas, y Auron seguía poniéndose nervioso al hablar e incluso chatear con él, aunque pareciese que era bastante seco, al menos al chatear.

Pasaron los minutos, Auron se ocupaba de verse bien para su salida y también había arreglado un poco a su hijo Frederick, incluso le había puesto una pequeña corbatita.

Mientras seguía alistándose escuchó como alguien tocaba la puerta principal.

¡En un momento voy!

Terminó y fue corriendo hacia la puerta principal, para que, al abrirla, ver a aquel chico castaño acompañado de su cerdo.

Tenía su típico polerón negro, y también su típica sonrisa, el chico pelinegro le miraba de pies a cabeza, no decía nada, solo tenía una cara de idiota mientras abrazaba a su pollo.

Honey, ¿estás bien?

Soltó una risita, tomó del hombro al chico embobado y lo sacudió un poco.

¡Ah! Oh, lo lamento, Luzu.

Igualmente sonrió.

—¿En que pensabas, eh?

—P-Pues realmente no pensaba.

Salió fuera de casa y cerró la puerta, para así poder caminar junto a Luzu para llegar a un lugar cómodo. No hablaron en todo el camino, pero simplemente por el hecho de que, al estar ya al lado del otro, ya les hacía sentir bastante tranquilos.

Llegaron a una zona preciosísima, perfecta para que sus dos mascotas convivan y jueguen juntas, Auron dejó a Frederick en el suelo y Luzu le quitó la correa a Manolo.

Mientras las dos mascotas jugaban Auron y Luzu se sentaron tranquilamente en el pasto.

—Luzu, ¿qué piensas hacer este fin de semana?

—No tengo plan alguno, ¿Por qué?

Uh... A-ah, porque yo....

Auron empezó a jugar con sus dedos, no era muy bueno en demostrar su cariño y afecto, quería invitar a Luzu a cenar, pero temía que éste creyera que estaba siendo demasiado empalagoso.

Luzu le miraba aún sonriendo, esperando pacientemente a que Auron dijera lo que tenía que decir.

—Quería invitarte a cenar. Pero, oye, si no puedes o no quieres, no hay problema.

El contrario miró raro a Auron, puso su mano encima de la suya y se acercó un poco a él.

¡No digas eso, Honey! Claro que puedo y claro que quiero, siempre tendré tiempo para tí.

Auron sintió sus como sus mejillas ardían, desvío la mirada hacia aquellos animales jugando.

Luzu hizo un puchero, pero entendía a Auron, no era la persona más romántica que conocía, e incluso le ponía nervioso tratar de serlo.

Ambos miraron a los animales enlodarse y comer juntos, en silencio, un silencio nada incómodo.

Poco a poco Luzu fue cayendo en el hombro de Auron, recargando su cabeza en él. Entrelazaron miradas cuando Auron se dio cuenta de la acción de Luzu, las mejillas de ambos ardían, se sentían como la primera vez que declararon sus sentimientos por el otro, sus corazones latían con fuerza y sus respiraciones se combinaban.

—¿Entonces sí cenaremos juntos, Luzu?

Comentó Auron para interrumpir el momento.

—Claro, me parece fantástico, cariño. 

Se acercó lentamente a su rostro, juntaron sus labios durante unos pequeños segundos, ellos dos se amaban, demasiado, no parecía pero lo hacían.

Se separaron y ambos se dedicaron una sonrisita, Auron despeinó el sedoso cabello de Luzu.

—Te quiero tanto, mi niño.

Besó su frente con ternura, eso había sorprendido a Luzu.

—¡Hemos avanzado, ahora besas mi frente! Auronsito...

El pelinegro se puso nervioso y se alejó de él.

—¡No sé porqué lo he hecho!.. Pero, vamos a ver, si a tí te agrada puedo seguir haciéndolo.

Trató de no mirarle directamente a los ojos, para no ponerse más nervioso de lo que ya se encontraba.

—¡Me agrada, bastante, honey! 

Se le lanzó encima para poder abrazarle como nunca lo había hecho, ver a Auron nervioso le hacía querer abrazarlo durante 1 siglo entero.

—Hostia, Luzu. Frente a Frederick y Manolo no.

—¿Qué tiene de malo? Pues que vean que sus padres se quieren, ¿Verdad?

El castaño volteó hacia aquellos dos animales, dándose cuenta que estaban revolcándose en lodo.

Luzu se levantó apresurado.

—¡Oh shit! ¡Manolo, joder, no!

Corrió a detenerlos de aquello de hacían, no estaba preocupado por la higiene de el cerdo, siempre podía bañarlo, lo que le importaba era lo que tenía puesto.

—Manolo... Ya te has ensuciado todo... Tú también, Frederick...—

Era una preciosa armadura que Auron le había obsequiado para su mascota.

Auron se acercó, Luzu, al notar que este se había percatado de lo que pasaba se puso de rodillas frente a él.

—Lo lamento, Auron...Manolo arruinó tu regalo... No pensé que eso pasaría.

Auron se agachó un poco y le dio un beso de piquito a su enamorado.

—Venga, que no importa. Todavía tengo muchas cosas por regalarte.

Luzu abrazó las piernas de Auron, mientras que este reía.

—Vayamos a lavar a estos guarros, mi niño.

✨LuzuPlay Month✨ 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora