Capitulo 1

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— Allen Churchill —

E.U.A. Garden Street.

10 de agosto del 2020



Es curioso pensar como de un momento a otro las cosas pueden cambiar repentinamente...

Recuerdo muy bien aquellos días, sufrían las plantitas porque eran días nublados sin lluvia que favorezca el retoñar de nuevas florecitas, la única lluvia que existía era en los ojos de aquellos inocentes con rostros bañados de barro y lágrimas de agonía, los adultos que trabajan en el gobierno todo el tiempo se dedican a realizar travesuras a otras personas distintas a su cultura, juzgan la piel como si fuera un pecado ser de color negro y juzgan con un amargo odio a los que no son de su propia religión, unos asesinan sin perdón, mientras que otros se manchan los dedos de tinta al pactar estúpidos papeles que niegan la nacionalidad a los ajenos de mi nación, no comprendo los adultos de hoy en día, no entiendo como un padre puede ser capaz de arrebatarle la vida a su hijo con la escopeta que tenía en el sótano, sin embargo, me duele saber que el hombre tiempo después se disparó directo a la mandíbula para acompañar a su bebé que apenas acababa de nacer.

Hace días que los vecinos dejaron de discutir por quién cuidaba de su niña, desde que varios hombres uniformados acribillaron a sangre fría a la mayoría de su familia, ahora lloran la pérdida de su única hija, también le echo de menos, a mi hermano le gustaba aquella niña de tan solo siete añitos, pero cómo le explico que su cuerpecito está hecho añicos por el plomo y la sangre.

Todo estaba pasando a la velocidad de un auto deportivo como anunciaban en revistas, ya que nunca supe el día exacto en que mis padres me habían abandonado, recuerdo cada minúscula sensación de lo difícil que era, pero aun así seguí esforzándome para ser un hermano modelo para que Jack nunca deje de ser feliz, tenía que cuidar de él, sin embargo, eso no quita que me siente triste por quedar solitos como corderos en un campo minado, y lleno de gente mala que solo quiere matar porque sí...

—¡Hermano! No creerás lo que pasó, conocí una chica muy linda cerca de casa. Nos ha dado unas cositas. —abrió un enorme bolsón con comida enlatada, botellas de agua y un par de golosinas tal vez a punto de estar caducadas—, también nos acompañará a comer hoy, ¡¿No es genial?!

Una chica llega a la entrada de nuestro hogar, ella está tomada de la manita de Jack, pestañea unos instantes al escudriñar cada parte de mi casita, sus ojos castaños se iluminan cuando me ven, una alegría sonroja sus mejillas y desde ese pequeño gesto mi pecho recuerda la calidez maternal de la cual añoro meses atrás.

Mamá no puedo creer que nos dejaste solos...

—Wow, los dos son gemelos, no me habías contado que tenías un hermano y era tan parecido a ti. —dijo muy sorprendida.

—¡Mira! Hay demasiada comida, casi para un mes entero. —mi hermano continuó con mucha emoción y sus hoyuelos resplandecen muchísimo más.

—Eso es increíble —engroso la voz para tratar de ser más serio—, pero recuerda que debes de tener cuidado con la gente. Por suerte, encontraste a alguien que no es mala como los adultos. —le dije mientras me cautivaba aquella chica misteriosa.

—Ya lo sé, señor gruñón, no debes preocuparte por mí. ¡Soy tan fuerte como un héroe! —dice después de dibujar una gran mueca en su semblante.

—Descuida, no tengo malas intenciones. Deseo ser más cercana a ustedes. Me parecen niños buenos y muy simpáticos. —responde con franqueza y cierto cariño.

The Last Sun In The World (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora