Convicción

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La Música resonaba en todos lados, la herida habia sanado por fuera, pero por dentro sun le dolía. A veces sentía tirones.

El pequeño A-Yuan ya estaba por cumplir su primer año, y su querido A-Ning lo estaba cuidando. La joven hermana de la familia Wen no habian podido negarse, finalmente tambien le habia tomado mucho cariño a su pequeño sobrino de palabra.

Todo eso estaba pensando Wei Ying mientras llevaba entre la multitud las bebidas. No tenia ropa tan extravagante o provocativa como las chicas o los chicos allí. Simplemente una camisa que estaba descubierta por el pecho, negra con destellos rojos, sus pantalones de piel negros pegados y un liston rojo en su coleta, que llamaba mucho la atención. Eso y que para la mayor clientela era el más atractivo -y joven- entre ese lugar.

Suspiró, extrañaba mucho su vida anterior. Su vida antes de eso. Y su jefe, no, el joven Yao ya le estaba preguntando si podria hacer su show principal, que tenía que prepararse.

Resignado, terminó su turno por ese día con la advertencia de que tenia que llegar al dia siguiente antes de abrir para que pudiera hacer el primer ensayo de su presentación. Odiaba eso, pero la paga era... Muy buena.

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Los preparativos estaban en la mesa. Él no queria, ni siquiera lo estaba pensando o considerando. Incluso Elena se veía incomoda.

Los respectivos tutores de ambos bebían té y charlaban, incluso reian por anécdotas que el pasado les traia a las mentes.

Cuando el menor de los Jades tuvo suficiente e iba a rerirarse, la joven le detuvo con su mano por el brazo, negando con la cabeza. Se acercó al oído del pelinegro para poder hablar y que nadie mas que este le pudiese escuchar.

— Tengo un plan... Sé que te graduadas en cuatro años y yo también. Mira, yo tengo una novia y de verdad, de verdad no quiero casarme contigo. No lo tomes a mal... — Volteo a ver a los más viejos y seguían sin prestarles atención— Escucha, tenemos que aplazar la boda, lo mas posible. En cuanto nos graduemos tendremos libertad. Podemos fingir, y tratar de llevarnos bien para que cumplan aplazar la boda. Tú tienes que volver con el chico que me contaste.

— Wei Ying... — Susurró casi tan bajo, que parecía más para él que para recalcarle el nombre a ella.

— Sí, con él. Tranquilo, estoy segura de que funcionará. Además, cuando nos graduemos, yo iré a Alemania a verla y tu puedes regresar a China. Si todo sale como planeo, yo me casaré con ella a espaldas de mi padre y cuando se entere, por obvias razones te dejarán en libertad. ¿Vale?

— Hmm. — Con un poco de duda, pero la desesperación inundandole el cuerpo, aceptó el trato, sin embargo no le gustaba tener que esperar aún cuatro años mas.

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— Volví.

Suspiró cansado. Quizás no estaba muchas horas allí. Habia quedado trabajar solo medio día y por suerte, ese día hasta la tarde no hubo tantos clientes. Era raro ver un club nocturno abierto desde temprano hasta tarde, pero no podia quejarse.

— Bienvenido A-Xian

— Cada vez que me llamas asi, extraño a mi Shijie... Creo que su hijo esta por nacer. Que rápido creció mi hermanita.

— ¿Has sabido algo de tu familia? — se acercó el pelinegro para entregarle al bebé al recién llegado.

— Realmente no, hola cariño — le besó la carita regordeta y el pequeño sonrió. — Solo las noticas que llegan a aparecer en la tv. Es lo bueno de que Jiang Cheng este por heredar la empresa de mi tio. Me siento muy feliz por él.

ReencuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora